Artículo14 pone sobre la mesa el debate sobre si el machismo ha influido en la investigación por corrupción a Begoña Gómez, mujer del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Para ello, dos expertos analizan el caso.
"Es una capa más de la crispación política"
Creo que el machismo explica y es una de las dimensiones de análisis que tenemos que aplicar cuando hablemos de lo que está sucediendo con Pedro Sánchez. No su decisión sobre su posible dimisión o sobre el tiempo que necesita, sino entender que el machismo es una capa más de toda esta crispación política en la que vivimos y de la que son responsables aquellas personas, aquellos hombres, que están en partidos políticos (aunque también fuera de ellos), que están en contra del avance de los derechos humanos en general y de las mujeres en particular, y que no tienen ningún interés en que haya partidos y gobiernos progresistas o gobiernos de coalición con partidos que se pongan de acuerdo para seguir avanzando en derechos y para seguir manteniendo el estado de bienestar.
Todo esto tiene como consecuencia discursos de odio, insultos y muestras de desprecio absoluto por las instituciones –lo hemos visto en el propio Parlamento, desligitimando a un presidente que ha sido votado en unas elecciones democráticas–. Por supuesto, dentro de todo ese imaginario retrógrado estamos hablando de personas muy machistas, que van a por la mujer de Pedro Sánchez (porque Begoña Gómez es la mujer del presidente al que ellos odian, porque encarna todos los puntos citados anteriormente) pero también ha ido a por otras mujeres que han entrado en la vida política, como Irene Montero.
Es algo que se ve también en las redes sociales, donde van contra aquellas que tienen discursos feministas o que desafían lo que ellos llaman el “status quo”, que no es otra cosa que una realidad que vivíamos en España hace 60 años. En mi opinión, el machismo es una división más de todo este modelo mental que sigue existiendo y que hasta ahora estaba bajo control, pero ahora ha llegado a las instituciones. Estos hombres están desbocados; claro que se puede analizar este caso desde el machismo porque al final, las mujeres somos siempre las más perjudicadas por este tipo de perfiles y por este tipo de discursos. Lo más fácil siempre es insultar, denigrar, ridiculizar a una mujer o a un hombre a través de su pareja.
"Es una sobrerreacción fruto de un hipermoralismo"
Por supuesto que este caso no tiene nada que ver con el machismo. Lo sorprendente es que se haya admitido a trámite una denuncia que se basa exclusivamente en recortes de prensa. La investigación penal no puede ser una fishing expedition: debe basarse en pruebas que indiciariamente indiquen prima facie la posible existencia de un hecho constitutivo de delito. La decisión del juez instructor es tanto más inaudita en la medida en que la denuncia proviene de una asociación tan notoriamente politizada y sensacionalista como es Manos Limpias. Un mínimo de prudencia debería aplicarse a la hora de incoar un expediente judicial que tiene tan graves consecuencias reputacionales para los investigados y, máxime, como ocurre en este caso, cuando la afectada es nada menos que la cónyuge del presidente del Gobierno.
Dicho esto, desde una perspectiva jurídica, tampoco entiendo la sobrerreacción del presidente, ya que la apertura de una investigación penal, per se, no implica la atribución de ningún tipo de responsabilidad, sobre todo teniendo en cuenta el estado incipiente de la instrucción y la larga demora que suele llevar su tramitación. Probablemente el presidente del Gobierno esté preso de la perversa lógica que lleva imperando en España desde hace más de una década, que, entre otras sinrazones, equipara la apertura de una instrucción penal a la condena firme, sin matices, olvidando frívolamente la existencia de la presunción de inocencia, de un garantista proceso penal y demás instituciones jurídicas multiseculares, en nombre de un hipermoralismo cada vez más irracional y antipolítico.
El problema que tiene haber estado explotando durante años, para tu propio beneficio político, la hipérbole y el llevar más allá de lo razonable la interpretación de las palabras y hechos de tus adversarios es que, inevitablemente, va a llegar el turno de que te lo apliquen a ti. No es creíble ahora denunciar el “intolerable traspaso” de unas líneas rojas que uno lleva años atravesando alegremente. Ojalá este nuevo “escándalo”, que está afectando incluso a la imagen internacional de nuestro Estado, sea por fin la ocasión de pararnos, reflexionar, y devolver la disputa política al ámbito de discusión y conversación racional e institucional del que nunca debió salir.
En suma, aunque el machismo es una actitud que impregna todas las capas de la vida social, en este caso, la dinámica de acción-reacción me parece más plausible atribuirla a una (como mínimo) torpeza cometida por el juez de instrucción y a un tacticismo del presidente del gobierno, dentro del ambiente de hipermoralización de lo político al que antes he hecho referencia.