Los socios de Sánchez no se creen a Aldama pero exigirán responsabilidades si aporta pruebas

PNV, Junts o ERC descartan apoyar una moción de censura de Feijóo. “Debe ser que ha cambiado de opinión y ahora sí quiere ser presidente”, ironizan en el BNG

El socio minoritario del Gobierno de coalición, Sumar, y los aliados parlamentarios de Pedro Sánchez, marcan perfil bajo tras la declaración ante el juez de Víctor de Aldama, supuesto conseguidor del caso Koldo, en todo lo que respecta a esta causa. Responden a las preguntas de los medios, pero no centran el foco en esta cuestión, ni ahondan en sus acusaciones.

El empresario compareció el jueves como investigado ante el juzgado central 2 de la Audiencia Nacional, y declaró haber entregado cientos de miles de euros en comisiones ilegales a altos cargos del PSOE y del Ejecutivo como José Luis Ábalos, ex ministro de Transportes y exnúmero tres socialista. El PSOE y los principales afectados ya han anunciado una querella, y aseguran que Aldama miente.

Sus aliados recuerdan que Aldama no ha aportado pruebas que sustenten estas acusaciones, y no entran al detalle de sus palabras. Sólo insisten en que, en caso de que logre probarlas, será el momento de estudiar más pasos. Lo afirmó el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de Sumar, que rebajó la “credibilidad de determinados personajes”. Y lo hizo también la portavoz del grupo parlamentario en el Congreso, Verónica Martínez Barbero. “Si cualquiera de  estas acusaciones se demostrase, para nosotras la corrupción es una línea roja, caiga quien caiga y pase lo que pase”, aseguró, prometiendo una respuesta “contundente”.

Tampoco le ha dado credibilidad el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, que enfatizó que Aldama es un empresario “corrupto” que ha acusado sin pruebas a varias personas. Sí pidió que “se sepa todo”, y advirtió de que si finalmente el PSOE “acaba teniendo responsabilidades”, serán ellos “los más duros”. Esquerra siempre ha hecho gala de su lucha contra la corrupción, en línea con Podemos, que la ha reivindicado desde sus orígenes.

Los morados, centrados estos días en las accidentadas negociaciones sobre el paquete fiscal del Ejecutivo, aprobado el jueves en el Congreso, no han valorado las últimas declaraciones de Aldama. Cuando se conocieron las primeras informaciones sobre el caso Koldo, o la imputación de Ábalos, estuvieron entre los más contundentes. No creen que todo el PSOE y todo el Gobierno pudieran permanecer ajenos, pero tampoco han reaccionado públicamente a las palabras del supuesto comisionista de la trama.

Tampoco el BNG, otro de los socios de izquierdas de Sánchez, ha entrado al detalle: “Es algo que afecta al PSOE y al Gobierno. Nosotros siempre dijimos que hay que ser implacables con la corrupción, venga de donde venga”, sostienen fuentes de la formación de Néstor Rego.

En el PNV, su portavoz en el Parlamento Vasco, Joseba Díez Antxustegi, ha considerado “muy triste” este “ruido con la corrupción para arriba y para abajo” que recuerda a “episodios del pasado”. En una entrevista en Onda Vasca, invitó a quienes ostentan cargos públicos “a hacer un llamamiento a la integridad en política”, y reivindicó la “buena política, con mayúsculas”.

El mismo Antxustegi, además, rechazó dedicar “ni un segundo” a valorar la moción de censura que sugirió encabezar Alberto Núñez Feijóo en su comparecencia del jueves, en el Congreso. Para este dirigente del PNV, las palabras del jefe de la oposición solo forman parte de “un debate retórico, semántico”, sin “contenido de fondo”. Y, para su homólogo en el Congreso, Aitor Esteban, Feijóo ha actuado con “celeridad” y “poca reflexión” al plantear este escenario.

Junts ve una “fantasía” presentar una moción de censura

Como el PNV, en Junts han enfriado cualquier opción a sumarse a una moción de censura encabezada por el PP. Son los dos socios del Ejecutivo a los que se dirigía Feijóo, y los independentistas catalanes son aún más rotundos que los dirigentes del PNV. “Una moción de censura con el PP y Vox era y es una fantasía”, afirmó el viernes el secretario general del partido, Jordi Turull. El número dos de la formación de Carles Puigdemont volvió a negar que puedan ser considerados socios de PSOE y Sumar –“No estamos casados con nadie”-, pero dejó claro que la moción de censura acaba en vía muerta.

Ninguno de los aliados parlamentarios de la coalición se tomó en serio este planteamiento. La portavoz de Sumar incidió en que todas las formaciones ya cuentan con un “código ético” que deberían aplicar si se demuestran irregularidades, y por tanto no consideró necesaria esta iniciativa. Fuentes de su partido tildaron de “propuesta trasnochada” la oferta del líder del PP.

Está pensada, incidieron, para “desviar la atención del absoluto fracaso” del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, con su gestión de la DANA, o del portazo del Partido Popular Europeo a los intentos de los conservadores españoles por impedir el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea.

En el BNG tiran de humor y se muestran “sorprendidos: “Dijo que no era presidente porque no quería. Debe ser que ha cambiado de opinión”, ironizan, augurándole “muy pocas posibilidades de conseguirlo”.

El Gobierno intenta mantener el rumbo

Por su parte, los primeros espadas del Gobierno, María Jesús Montero y Félix Bolaños, han reiterado en sus declaraciones públicas que el comisionista Aldama no tiene credibilidad. “No va a aportar ninguna prueba”; ha ejercido como el nuevo “pequeño Nicolás”, afirmó la vicepresidenta primera. “Sólo le ha faltado decir que es de la TÍA”, bromeó el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las cortes, aludiendo a la conocida agencia de espías del cómic Mortadelo y Filemón.

Desde Córdoba, Bolaños anunció la publicación del listado de beneficiarios de las Becas Seré (para 1.000 opositores a las carreras judicial, fiscal, al cuerpo de letrados de la administración de Justicia y al cuerpo de abogados del Estado). El resto de ministros también han seguido con sus agendas y han confrontado las afirmaciones del comisionista, al que el juez puso en libertad en la noche del jueves. La consigna es negar cualquier preocupación ante sus palabras.

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