Pedro Sánchez redobla esfuerzos para marcar distancias con José Luís Ábalos tras las últimas revelaciones sobre el caso Koldo. “No va a haber impunidad. Hay una determinación de que quien la haga la pague”, prometió el viernes. Más allá de la comparecencia del jefe del Ejecutivo en Roma, este viernes, que no estaba prevista, algunos de los primeros espadas del Gobierno se han apresurado a cerrar filas, acudiendo en su defensa.
El cerco sobre Ábalos se estrecha, y los ministros socialistas Félix Bolaños, Óscar López, Pilar Alegría y Óscar Puente, así como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, sí han querido pronunciarse públicamente. A diferencia del grueso de ministros de Sumar, o de los socios parlamentarios del Ejecutivo, que calculan sus movimientos y miden su respuesta.
Yolanda Díaz, Ernest Urtasun y Pablo Bustinduy no tenían previstas comparecencias ante los medios en su agenda para este viernes, y por tanto no han aludido a las últimas revelaciones en el marco de la investigación, que sitúa al exministro de Transportes y exnúmero tres socialista al borde de la imputación. Por parte de sus ministros, sólo Mónica García, titular de Sanidad, se permitió reconocer que “suena todo feísimo”, en una entrevista en el programa 59 segundos (TVE). Y fue antes de la comparecencia de Sánchez.
La respuesta oficial tras las palabras del presidente corrió a cargo del portavoz en el Congreso, Íñigo Errejón, que las consideró “muy claras”. En una entrevista publicada por la Agencia EFE, reclamó a la Justicia que “llegue hasta el final”, y que “que caiga quien tenga que caer”. Incluso avaló las decisiones de sus socios en el Ejecutivo, que tomaron “las decisiones políticas” necesarias cuando reclamaron el escaño a Ábalos (en febrero).
Más crítica fue la secretaria de Comunicación de Sumar, Elizabeth Duval. Recordó la “auditoría” puesta en marcha por el Gobierno, o la expulsión de Ábalos del grupo parlamentario. “Se están haciendo cosas que tienen que hacer”, apuntó en Al Rojo Vivo (La Sexta). Pero reconoció algo que otras voces ya apuntan en su espacio: que el PSOE “no es tan ágil como debería serlo” en esta materia, algo que explica como un “tick del bipartidismo”.
“Probablemente Ábalos no tendría que haber sido ministro”, ni “haber ido en listas” en las elecciones generales el 23-J, asumió. “Es preocupante que alguien tan siniestro estuviera en el núcleo del poder”, apostilló. Duval, que no forma parte del Ejecutivo ni es diputada, puede permitirse ser algo más crítica, pero ninguno de los partidos que integran Sumar, a menudo muy críticos con la presunta corrupción, han querido dar más pasos. Por lo pronto, han optado por el cierre de filas, y por calcular al milímetro sus comentarios.
Podemos ve “inverosímil” que actuara “en solitario”
Entre los aliados parlamentarios, de hecho, la reacción ha sido aún más medida, y ninguno de ellos ha criticado abiertamente a Ábalos, al PSOE o a la gestión de Sánchez en esta materia. Consultadas por Artículo 14, fuentes de ERC se limitaron a pedir “que se investigue todo lo que se tenga que investigar” para llegar “al fondo” de los hechos.
En Bildu se remitieron a las palabras del diputado Oskar Matute en la tribuna de oradores de la Cámara Baja, en marzo: “Hay que investigar a todos los gorrones impresentables que se tomaron al pie de la letra aquello del ‘saldremos mejores’. Se llamen Koldo, Luceño, Medina o Tomás”, afirmó entonces.
La diferencia, con respecto a entonces, es que ya está sobre la mesa el nuevo informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre la presunta trama, que habría introducido en el Ministerio de Transportes contratos de compraventa de mascarillas a cambio del pago de comisiones irregulares. O que el juez instructor del caso en la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, ha dado los pasos previos para la citación del aforado Ábalos como investigado.
Formaciones como Junts per Cataluña o el PNV tampoco han querido hacer comentarios en público ni en privado. Sólo Podemos, otrora compañero del PSOE en el Consejo de Ministros, y cuyos cuatro diputados son imprescindibles en un Congreso particularmente fragmentado, ha criticado con dureza las últimas novedades conocidas sobre la trama. Fuentes de la formación morada advierten de que seguirám atentamente la evolución del caso, de que se “estudiarán las medidas oportunas” y de que exigirán “que se depuren todas las responsabilidades”.
Arremeten contra el PSOE, pero también contra el PP, por “haber utilizado reiteradamente las instituciones para su enriquecimiento y el de su entorno, incluso aprovechando sin escrúpulos una pandemia”. Es, afirman, “un ejemplo más de la corrupción con la que el bipartidismo se ha lucrado durante décadas”.
Y apuntan que “resulta inverosímil la hipótesis de que Ábalos, entonces persona de la máxima confianza de Sánchez y secretario de Organización del PSOE, actuara en solitario, que su proceder fuera desconocido para el resto del partido o que fuera el único presunto beneficiario de la trama”.
El grueso de aliados parlamentarios del Ejecutivo, los que todavía calibran su reacción, tendrán que posicionarse si finalmente el Tribunal Supremo, el único con potestad de investigar a Ábalos, decide remitir suplicatorio a la Cámara Baja. Salvo que el ahora diputado del grupo mixto, que ha pedido declarar como testigo, renuncie a su escaño, esta cuestión tendrá que dirimirse en pleno. Y todos los grupos tendrán que pronunciarse.