Pedro Sánchez se ha erigido como el primer presidente en viajar a China tras la guerra arancelaria abierta entre el gigante asiático y EE UU. La visita estaba programada desde hace meses -se cumplen 20 años de la Asociación Estratégica Integral entre España y China-, pero el azar lo ha posicionado como el interlocutor entre la UE y el país de los dragones. Una oportunidad de liderazgo para algunos, una situación descabellada para otros que nos enfrenta a Trump. Artículo14 entrevista a Diego López Garrido, actual director de la Fundación Alternativas, portavoz del grupo socialista en el Congreso (2006-2008) y secretario de Estado en la Unión Europea (2008-2011), bajo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, principal aliado de Xi Jinping.
¿Cómo puede afectar este viaje a las relaciones entre España y EE UU?
Estados Unidos es el país que ha tenido la iniciativa de abrir una guerra comercial absurda y que no conviene a nadie, hasta el punto que ha tenido que recular. China ha tenido una actitud madura y creo que el viaje es oportuno y tiene objetivos inteligentes. Ayuda a mejorar la balanza comercial con China, que es muy desfavorable para España.
¿Qué nos interesa principalmente de China?
Es importante progresar en algo que para España es fundamental: la transición tecnológica. Trump ha optado por romper el acuerdo de París, y en este contexto me parece interesante las palabras que han mantenido Pedro Sánchez y Xi Jinping en el sentido de colaborar en este ámbito. Es un viaje muy positivo para España y para Europa.
El ex presidente Zapatero, principal artífice del acercamiento con China, aboga por el multilateralismo con España y EE UU.
La pelota está en el tejado de EE UU, el que ha roto la baraja ha sido Trump, no Europa ni China. Entonces quien tiene que retractarse es EE UU, que se ha aislado del mundo con esta subida estratosférica de los aranceles. La apuesta por el multilateralismo está clara y unida a otras relaciones interesantes que han progresado, con el grupo de los BRICS, por ejemplo. Y esto es importante desde el punto de vista del libre comercio y el reequilibrio comercial que España tiene que lograr.
¿Qué se lleva Sánchez en la maleta de vuelta más importante?
Cuatro acuerdos comerciales, entre ellos el del porcino. Que son 1.200 millones de euros. Por tanto, lo que es evidente es que se ha consolidado una visión estratégica de España con China, y es un momento muy oportuno porque le ha pillado a China muy predispuesta a ampliar las relaciones comerciales y políticas con España, como se han demostrado en los discursos pronunciados entre Sánchez y Xi, sin renunciar a las relaciones con EE UU.
Si algo demuestra el nuevo orden internacional es que todo puede cambiar en días.
La política de Trump no da seguridad, y en estas circunstancias darla con un gigante tecnológico como es China pues es algo muy positivo. Yo espero que la oposición aplauda este viaje porque no rompe con nada. En los tiempos de Rajoy también hubo una relación muy importante con China. Es una continuación de la posición de la política exterior española con el país asiático, y en estos momentos aún más necesario por la política que ha adoptado Trump. Una actitud volátil que hace que los mercados estén como locos.
Da un poco de respecto imaginarnos más cercanos a China que a EE UU, en tanto que tenemos aquí bases militares estadounidenses.
No tiene por qué cambiar, pero quien está cambiando es EE UU, no los demás. Si se producen cambios es porque los hará Trump, como está haciendo en el ámbito comercial con una actitud arrogante, como hiciera Buns en la Cumbre de Múnich, insultando prácticamente a la UE. Él es quien se está moviendo en la mala dirección.
Independientemente del aspecto económico, el sistema político chino no encaja en nuestra democracia, si se inclina hacia allí finalmente la balanza.
El tema de las diferencias en cuanto a nuestros valores democráticos ya está bastante superado, desde el punto de vista de la UE. Europa no va a renunciar a sus valores, y China tiene los suyos, pero manteniendo cada uno sus posiciones desde el punto de vista de los sistemas políticos se pueden tener relaciones comerciales y tecnológicas que beneficien a ambas partes. Es inteligente aprovechar este progreso tecnológico, científico, académico que tiene China, que no se puede negar que existe.
¿Realmente apuesta ahora más China por el libre comercio?
Es una paradoja espectacular, porque lo que ha sido característica del capitalismo occidental se lo está cargando Trump. Es más favorable al libre comercio y al multilateralismo China que EE UU, lo cual es increíble.

¿El viaje de Sánchez a China ha reforzado su imagen como socio europeo?
Es un viaje muy oportuno que favorece a la UE. Hay que tener en cuenta que es el primer viaje después de las medidas adoptadas por Trump. Y creo que ha tenido esa visión de ir y fortalecer su posición dentro de la UE.
¿Cuál cree que debería ser la postura de la oposición?
Yo espero que vea bien esta política exterior española, y no he visto que haya una oposición hostil respecto a este viaje. Vox sí se ha salido del camino, está metido en una contradicción porque apoya a Trump y por otro lado dice que hay que defender a los agricultores españoles, que son los más perjudicados por las políticas de Trump. Pero yo no he visto que los demás partidos critiquen la política exterior de España.
Sí critican que no haya un plan de Seguridad Nacional que haya pasado por el Congreso, ni unos presupuestos.
La posición del Gobierno en este caso es coincidente con lo que la UE está planteando. El Gobierno dice que va a acercarse al 2% del PIB en gastos de Defensa antes de 2029, y veremos como se plasma. Lo que es fundamental es ver qué pasa en la Cumbre de la OTAN en junio, que se celebrará en La Haya. Es algo que también espera el Ejecutivo y a partir de ahí se podrá precisar más la política de Defensa y Seguridad ante los nuevos acontecimientos.