La misión de la ONU en el sur de Líbano (FINUL) que dirige Naciones Unidas tiene su origen en 1978, desde que Israel se retirara del Líbano, para garantizar la paz sobre terreno. Sin embargo, esta misión adquirió una mayor fuerza tras la guerra entre Israel e Hizbulá: supervisión del cese de las hostilidades y el apoyo logístico y estratégico a las Fuerzas Armadas Libanesas.
Casi 20 años más tarde, en plena escalada del conflicto con una guerra regional abierta entre la milicia chií y el ejército de Israel, es inevitable el siguiente planteamiento: ¿Tiene sentido la presencia de nuestras tropas en el terreno?
Este miércoles, la ONU avisó de que FINUL había registrado “daños” en algunas de sus posiciones. Y, un día después, Israel atacó una base de la ONU. Según informó el ministerio de Defensa, España no ha sufrido ninguna baja. En un comunicado que emitió el jefe de la Brigada del Sector Este de UNIFIL, el general Guillermo García del Barrio, se informó de que, a raíz de los ataques, las medidas de seguridad en la operación se habían visto incrementadas “con la finalidad de priorizar siempre nuestra seguridad”.
Esto ha supuesto que, tal y como informara la ministra de Defensa, Margarita Robles, en las ocasiones en que Israel avisa de los bombardeos se suspenden las patrullas y los efectivos se refugian en los búnkeres, dentro del nivel 3 de alerta, el máximo dentro de una misión. “Además, en nuestras patrullas próximas a la línea de separación entre Israel y Líbano, siempre realizamos nuestros desplazamientos en vehículos blindados y nunca solos, manteniendo siempre contacto permanente con nuestra base”, añadió el Jefe de Brigada en su comunicado.
En esta situación, la posibilidad de que nuestros soldados regresen a casa ante el fracaso de la misión -dado que no se puede garantizar ni la paz ni el cese de hostilidades en una guerra- dependería de un proceso de negociación con la ONU.
En la actualidad, el general Aroldo Lázaro es el escogido por Naciones Unidas para liderar la misión. Este medio ha hablado con el general Alberto Asarta (actualmente diputado por VOX), el militar que más efectivos ha tenido a su cargo en misión internacional. Desde enero de 2010 hasta 2012 fue comandante y jefe de misión de las fuerzas de FINUL, bajo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En 2010, fue máximo responsable de las fuerzas de la ONU en el Líbano, al mando de 12000 efectivos. Además de El Líbano, ha estado en misiones de paz como El Salvador y Bosnia, y en la Fuerza Multinacional desplazada en Irak, periodo de su carrera que recuerda más duro. “Pasamos de la reconstrucción al combate, y es cuando realmente ves los horrores de la guerra”.
“La resolución 1701 ha saltado por los aires. No se está cumpliendo absolutamente nada. Nuestra presencia allí para estar dentro de los cuarteles sin poder salir a patrullar, sin cumplir con las misiones de llevar estabilidad y paz en el mundo, ¿qué sentido tienen?. La paz no se ha firmado nunca, pero por lo menos había un cese de hostilidades que estábamos manteniéndolo como principio de un alto el fuego permanente que condujera, digamos, a unos acuerdos de de paz que no han llegado nunca”.
No es la primera vez que se ha planteado la retirada de las tropas. “En 2010 ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dije que si los militares éramos capaces de reunirnos una vez al mes en la línea azul para resolver asuntos operativos y tácticos, ¿Por qué no la política se reunía también para ese alto el fuego? La misión se tendrá que replantear, y España también, porque tenemos 600 efectivos desplegados allí que están corriendo unos riesgos que no deberían correr”.
Asarta señala, asimismo, el presupuesto que se invierte en estas misiones, que el tiempo que él estuvo liderando la misión ascendía a 550.000.000 de dólares cada año. “Es un es un gasto enorme en recursos, tanto económicos como de material, como de personal. Y yo no digo que no sea necesaria la misión, pero siempre y cuando las partes hagan un alto el fuego. Para estar metido en las bases y en los búnkeres, pues mejor, estás en tu casa.
Críticas por parte del Ejército israelí
Este medio se desplazó en el mes de marzo al norte de Israel, en la frontera con Líbano, en el kibutz Matzuba, en el Consejo Regional de Match Asher. Allí, el comandante Kobi Morom, ex coronel del Ejército israelí y experto en Seguridad, explicó desde un búnker la estrategia defensiva de Israel. En aquel momento todos los movimientos se destinaban a evitar la guerra que finalmente ha estallado. Desde el búnker, con un mapa en la pared tapado para que los periodistas no vieran la estrategia a seguir, explicaron que una guerra a Irán le supondría un desgaste de fuerzas en Líbano, a la vez que Israel dudaba de que pueda detener una cascada de miles de misiles al día. Además del desgaste de tener dos frentes abiertos, uno en el norte y otro en el sur en Gaza. Morom calificó la operación FINUL de inoperativa, y afirmó que durante todos estos años no se había conseguido impedir el avance de la milicia chií. “¿Qué hace allí España además de comer paella?“, fue la pregunta retórica que se hizo.
El general Asarta contesta: “España cumple escrupulosamente la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y en esa resolución no aparece absolutamente nada que diga que haya que anular a Hezbolá, sino apoyar y ayudar a las Fuerzas Armadas libanesas para que tomen el control de la seguridad en el Líbano. Como como jefe de misión tuvimos solamente un incidente importante. Yo estaba en Naciones Unidas, reportando ante el Consejo de Seguridad e inmediatamente cambié los billetes de avión y me volví para para Líbano y conseguimos mitigar aquel incidente importante en el que hubo muertos”.
Según datos de Defensa, 12.075 efectivos españoles han participado en las misiones. En la actualidad, hay 3.384 desplegados, de los que 359 son mujeres. En concreto, en Líbano, hay 650. Desde que comenzaron los ataques entre Israel e Hizbulá no ha habido ninguna baja que se sume a las siete que se han producido a lo largo de la misión: 6 de ellos en 2007 por un atentado premeditado, y el séptimo un proyectil lanzado por error desde Israel, que terminó con la vida de José Manuel Soria Toledo.