Laura Pons, premio a la mujer en las Fuerzas Armadas: “Un aumento en inversión nos brindaría un mejor equipamiento”

Laura Pons, premio a la mujer en las Fuerzas Armadas, ha sido la primera y única buceadora de caza de minas. Pone en valor la labor de la Armada a la hora de ir por las escuelas animando a las niñas a alistarse

La alumna sargento Laura Pons. Armada

La sargento alumna Laura Pons recibió el pasado lunes el premio Soldado Idoia Rodríguez, mujer en las Fuerzas Armadas 2025. Una condecoración que reconoce la labor, tanto de militares como de civiles, que hayan realizado actuaciones relevantes o ejemplares para potenciar el papel de la mujer o para apoyar la igualdad de oportunidades en las Fuerzas Armadas.

Entre los logros de Pons, que ingresó hace 25 años en la Armada, están haber sido la primera y única buceadora de caza de minas de las Fuerzas Armadas, contar con cuatro medallas al mérito naval y haber estado destinada en distintas unidades de la OTAN.

En conversación con Artículo14, la militar confiesa haber sentido más respeto a las condiciones meteorológicas que al hecho de trabajar con artefactos explosivos. La clave, precisa, es saber exactamente la teoría sobre cómo funcionan. Asimismo, indica que, cuando tenga más tiempo, le gustaría ir por las escuelas del país animando a las niñas a que se alisten.

Pregunta: Usted ha estado en unidades de la OTAN. Inevitablemente, tengo que preguntarle por la actualidad informativa. ¿Qué opinión le merece el posible incremento en la inversión de defensa?

Respuesta: Creo que una posible subida en la inversión en defensa podría repercutir en que tengamos mejor equipamiento y una mayor profesionalización del personal.

P: ¿Y cómo repercutiría un posible aumento en el presupuesto de defensa en un futuro a nivel estratégico?

R: No me corresponde opinar sobre cuestiones relacionadas con los presupuestos y la asignación de recursos en este ámbito. Tampoco acerca de su repercusión a nivel estratégico.

P: Usted ha sido la primera y única buceadora de caza de minas de las Fuerzas Armadas. ¿Qué le ha supuesto este puesto? ¿Es mayor la responsabilidad con respecto a otras áreas?

R: Me supone lo mismo que le puede suponer a cualquiera de mis compañeros. Me siento con la misma responsabilidad que tienen todos con los que he trabajado mano a mano. Como parte de un equipo teníamos el mismo objetivo: cumplir nuestra misión, ya sea recuperando cosas en el fondo acuático o colocando explosivos junto a un artefacto que haya aparecido de la Guerra Civil o de la Segunda Guerra Mundial para detonarlo de forma controlada.

He sido consciente de ser la primera, pero no me lo tomo como algo que me haga resaltar sobre nadie. Simplemente lo atribuyo a que, en la condición de ser mujer, a lo mejor los puestos operativos no llaman tanto la atención como a los hombres. Quizás por anteponer la vida familiar a la profesional, cosa que está cambiando.

P: ¿Qué funciones realiza exactamente una buceadora de caza de minas?

R: Si no tenemos ninguna maniobra en curso nos centramos en la preparación de las siguientes maniobras y en el mantenimiento de los equipos. Cabe mencionar que un equipo de buceo técnico no solo supone llevar una botella en la espalda y respirar.

Ahora mismo tenemos la suerte de vivir en un momento en el que las misiones reales, lo que es búsqueda de minas, no tenemos. Cuando en verano aparecen artefactos que encuentra un bañista o algún pesquero en el fondo del mar, porque fue abandonado tras la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial, normalmente trabajamos mano a mano con la Guardia Civil. Balizamos la zona, bajamos e identificamos el artefacto, tomamos fotos, subimos y, en superficie, o bien ya tenemos conocimientos previos o buscamos en documentación que nos solemos llevar para saber con certeza el artefacto qué es y qué tipo de explosivo iniciador llevaba, que es algo que normalmente se ha deshecho y desaparecido. Entonces, solamente queda lo que es el explosivo principal. Y en función de las características, que ya están estudiadas, se coloca una cantidad más grande o más pequeña de explosivo para detonarlo de una forma controlada. Eso en cuanto a misiones reales.

En cuanto a misiones de adiestramiento, un equipo va a una zona, tira unos señuelos de mina, o unos objetos que simulan una mina, y los que se tienen que adiestrar hacen una inmersión y una búsqueda para ver si hay algo que identifiquemos como una mina o artefacto explosivo. Entonces, cuando encontramos algo, como vamos con un sonar de mano, si vemos un contacto en la pantalla que pueda tener las características de una supuesta mina. Una vez que se tiene localizado ese objeto se hace prácticamente lo mismo que se suele hacer cuando encontramos un artefacto de la Guerra Civil.

P: Y en las misiones en las que ha participado, ¿qué tipo de artefactos ha encontrado? ¿Ha habido alguno que le haya llamado la atención por su rareza?

R: En las misiones reales por artefactos abandonados, que aquí en la unidad llamamos intervenciones, suelen aparecer granadas de mortero, alguna mina de orinque o alguna bengala. Pero no me he encontrado nada particularmente impresionante. Tal vez haya desarrollado un poco de tolerancia después de haber trabajado mucho con explosivos. Lo que podría explicar que no me haya impactado tanto.

La sargento alumna Laura Pons con su equipamiento de buceo. Artículo14

P: ¿Ha habido algún momento en el que se ha enfrentado a una situación peligrosa?

R: Sí, pero relacionada con las condiciones meteorológicas. Independientemente de que hacemos buceo técnico y de que siempre revisamos la meteorología antes de las misiones, no siempre se cumple lo previsto. En algunas ocasiones el ejercicio se extiende y se presenta un mar más fuerte de lo deseado. Al principio puede resultar intimidante, pero al final nunca he estado en peligro.

P: Es curioso que señale que le preocupa más la meteorología que trabajar con explosivos. Ustedes, claro está, lo tienen muy controlado debido a su experiencia y estudio…

R: Claro, la cuestión es saber exactamente la teoría de cómo funciona un explosivo, lo que necesita para activarse y los efectos que tiene según el peso y su potencia. Al final se convierte en una cosa que nosotros manejamos con profesionalidad.

P: ¿Ha habido alguna misión en la que ha sentido algún tipo de respeto o miedo?

R: En nuestro trabajo el término respeto es inherente a todo lo que hacemos porque no es que el ejercicio sea programar una cosa y esperar a que salga bien. Lo que hacemos es tangible y real, incluso cuando es un ejercicio. Desde el momento que nos sumergimos en el agua y comenzamos a bucear, ya estamos enfrentando un riesgo para la salud, lo que exige una constante vigilancia sobre los parámetros y procedimientos. Lo mismo ocurre con los explosivos y con tareas aparentemente simples, como manejar una embarcación. El nivel de responsabilidad y de precisión es igualmente alto.

P: Estuvo hasta 2024 en la unidad de buceadores. ¿Qué puesto desarrolla actualmente?

R: Ahora mismo estoy haciendo el curso de acceso a la escala de suboficiales para ser sargento. Estoy promocionando. En la Armada, en la escala de suboficiales, somos de cuerpo general, pero tenemos una especialidad fundamental. Eso es lo que condiciona los puestos que podemos pedir y las funciones que podemos desempeñar. Hay diferentes vías de acceso: por promoción interna o acceso directo, con o sin titulación…

Normalmente, el curso de acceso a la escala de suboficiales son tres años, pero hay una modalidad que permite reducir el tiempo a un solo año si se posee una titulación previa relacionada con la especialidad a la que se aspira. En mi caso tenía un ciclo formativo de grado superior de desarrollo de aplicaciones informáticas, el cual me ha abierto las puertas a hacer el curso en un año y obtener la especialidad de comunicaciones y sistemas de la información.

Empecé el curso a principios de septiembre y lo termino a mediados de julio. En ese momento obtendré el empleo de sargento con la especialidad de comunicaciones. Las aptitudes de buceo son complementarias y las mantendré activas. Con ellas podría seguir optando a destinos de buceo.

P: La ministra de Defensa, Margarita Robles, señaló durante la entrega del premio que otra de las misiones que se encomienda a las galardonadas es la de servir de estímulo y de ejemplo a otras mujeres jóvenes. ¿Cómo cree que serán las Fuerzas Armadas en un futuro?

R: Entré hace 25 años y éramos poquitas, a pesar de que las mujeres llevaban ya diez años de presencia en las Fuerzas Armadas. Cada año el número de mujeres va en aumento, pero veo complicado que lleguemos igualarnos completamente, en gran parte, por el tema de la maternidad. El hecho de que la mujer tenga que vivir el embarazo y sus implicaciones, sin duda, influye en la proporción de personal femenino.

Sí que hay otras chicas buceadoras en la Armada. Si mal no recuerdo, en el último curso de buceador elemental, hace 6 o 7 meses, había tres o cuatro chicas, que ya es bastante para para un curso de 20-25 personas. Lo que les falta es animarse a dar el siguiente paso para ser buceadora de caza de minas. Cada vez que veo a chicas que son muy deportistas, que le gusta la actividad física y que son echadas para adelante intento tirar de mi posición de veterana y animarlas a que den un paso para que ocupen los puestos operativos. Que faltan chicas y quiero compartir el vestuario con ellas.

P: ¿Cómo de relevante para el futuro es premiar a la mujer militar?

R: Nos da mucha visibilidad, sobre todo por las redes sociales. Es muy relevante para el futuro porque impulsa la igualdad en un ámbito históricamente dominado por hombres. Sirve para incentivar a las nuevas generaciones.

Tengo constancia de que, en diferentes campañas por escuelas, radian bastante algunos de mis vídeos y me ponen de ejemplo. Algo con lo que animan a las niñas. Yo no he tenido un papel didáctico, pero más adelante sí me gustaría involucrarme en actividades de ese tipo.

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