CAMBIO LEGISLATIVO

Aluvión de llamadas de víctimas de ETA para pedir ayuda psicológica: “¿Por qué me ha sucedido esto?”

La AVT recibió este lunes más de un centenar de ellas, cargadas de frustración e indignación, con motivo de la reducción del tiempo de prisión a 44 etarras

Manoli Aramendi, viuda del empresario asesinado por ETA en 2008 Ignacio Uría, acompañada de familiares a su salida de la iglesia parroquial donde tuvo lugar el funeral. EFE

Es lunes, 7 de octubre. En las líneas telefónicas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo se escucha: “¿Por qué me ha sucedido esto?”, “¿para qué ha servido?” o “¿qué objetivo tenía?”. Estas son algunas preguntas que las mismas víctimas trasladan al enterarse de que 44 etarras verán rebajada su estancia en prisión debido a una reforma legal que el PP y Vox apoyaron negligentemente. Unas dudas a las que nadie encuentra respuesta.

La desesperanza, la frustración y el enfado son los sentimientos que Arantxa Soriano, coordinadora del departamento psicosocial de la AVT, percibe al otro lado de la línea. También la injusticia o la traición son cuestiones que jóvenes, mayores, hombres y mujeres dicen sufrir. Injusticia porque creen que la legislación no les protege adecuadamente, pues perciben que sus necesidades -derivadas de una vida muy complicada- no son tenidas en cuenta. Y traición porque el Ejecutivo les mintió al asegurarles que este cambio legal no se produciría.

Esta mezcla emocional origina lo que en psicología se denomina victimización secundaria. Un término en el que, además de recogerse el daño directo que provocan los atentados, también se encuentra el que genera, por ejemplo, el sistema legal. La segunda victimización crea un “gran daño” en las víctimas, y su consecuencia “es muy grave”. En el fondo las hace sentirse muy inseguras cuando miran al futuro, además de producir su pérdida de confianza en las instituciones. Algo “horrible”, indica Arantxa.

Pero no solo los políticos o las instituciones son culpables de este deterioro psicológico. Aún sigue existiendo una cara B en ciertos españoles de a pie cuando se menciona a las víctimas del terrorismo. Y es que en las comunicaciones mantenidas con Arantxa relatan que ciertas personas les han indicado muchas veces que pasen página. “Pero las víctimas no necesitan pasar página. Lo que necesitan es que se las siga recordando, que se siga preservando su memoria”, señala la psicóloga. “Aunque no de esta forma”. No recordándoles que tendrán al asesino de aquellos a los que eternamente amarán detrás, delante o a su lado en la calle antes de lo establecido.

Termina la jornada. Las llamadas superan el centenar.

Durante los días posteriores se suman otros telefonazos. No son víctimas las que hay al otro lado de la línea. Son personas que, sin una vinculación directa al terrorismo, quieren mostrar su apoyo al colectivo y transmitir su descontento ante la situación vivida. La cara A de los españoles. Sobre ello, Arantxa destaca la especial emotividad que siente al escucharlas. “Mucha gente llama y dice: “no sé cómo puedo ayudar, pero sé que tengo hacer algo para que se sientan apoyadas y comprendidas””.

Este aliento social, declara la psicóloga, es un factor protector a la hora de desarrollar trastornos psicopatológicos. Unos ánimos que transmite a sus pacientes de la AVT con un objetivo: que se sientan “un poquito mejor” ante esta circunstancia tan terrible. “Aunque sea de esta forma un poco más artificial”.

“Harta de que nos mienta”

Las llamadas de las víctimas son la prueba del sufrimiento que la presidenta de la asociación, Maite Araluce, le trasmite al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el martes 8 en la Conferencia Internacional de Víctimas de la ONU.

Después de pronunciar un discurso en el que el miembro del Ejecutivo señalaba que “las víctimas son un actor activo y fundamental en la generación de una sociedad más resiliente frente al terrorismo”, él, Araluce y otras autoridades son movilizados a una sala anexa al pabellón donde está el escenario. Si bien en un principio la intención de la presidenta de la AVT es la de no acercarse a Marlaska, pues “no tenía ningunas ganas de hablar con él”, finalmente tiene que hacerlo.

En un momento determinado Araluce se mueve. El ministro interpreta este movimiento como una tregua y va a saludarla con dos besos. La presienta de la AVT se niega. Acto seguido el titular de Interior le pide que “por favor” acepte su saludo. Ella reitera su “no”, que “está harta de que nos mienta”. Asimismo le recrimina al titular de Interior que mientras en el escenario decía que “las víctimas están el centro”, los que realmente están ocupando esa posición “son los terroristas”.

Es ahí cuando Araluce le confiesa la emotividad, rabia e impotencia que siente al recordar todas esas llamadas. Por ello le trasmite a Marlaska que le hubiera gustado contar con su presencia un día antes en la sede de la AVT. El motivo: escuchar las voces de las víctimas que “le corresponden” como ministro.

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