Las juventudes de ERC han despejado esta tarde el último obstáculo que tenía enfrente Salvador Illa para conseguir la investidura como presidente de la Generalitat. La rama juvenil de Esquerra celebró un consejo nacional extraordinario para decidir el voto de su diputada Mar Besses, puesto dentro de la organización había importantes divisiones respecto a la conveniencia de respaldar el acuerdo con el PSC.
Las divisiones dentro del Jovent Republicà no desaparecieron, pero se acabó imponiendo la idea de dar luz a la elección de Illa en la línea del “sí vigilante” (en palabras de la secretaria general, Marta Rovira) que expresó la militancia de ERC en la consulta del pasado viernes, cuando un 53,5% aprobó la investidura. Un total de 3.397 afiliados de Esquerra apoyaron el pacto con el PSC; 2.847 (44,8%) votaron en contra; y 105 (1,7%) se abstuvieron (en blanco).
“Con el objetivo de mantener la unidad de nuestro espacio político, erigirnos en la verdadera garantía del cumplimiento del acuerdo con el PSC y haciendo valer la oportunidad histórica de condicionar una mayoría parlamentaria acordamos el voto afirmativo”, han afirmado en un comunicado las juventudes de ERC al término de su cónclave. La organización juvenil ha puesto en valor que el pacto de investidura con los socialistas permita “la soberanía fiscal” de Cataluña, “la defensa e impulso del catalán” y “la enmienda a algunas de las propuestas más de derechas del PSC”.
La cifra mágica de 68
El voto de la diputada Mar Besses era clave para la aritmética parlamentaria de la investidura, puesto que son necesarios 68 escaños para conseguir la mayoría absoluta y el suyo resulta imprescindible para la suma (42 del PSC, 20 de ERC y 6 de los Comuns).
El presidente del Parlament, Josep Rull, protagonizará mañana, martes, la preceptiva ronda de contactos con los líderes de los grupos para, a continuación, dar paso a la Diputación Permanente, que es quien debe convocar el pleno de investidura (previsiblemente este mismo jueves).
Del encierro a la suspensión del pleno
En el ambiente ya solo planea una incógnita aunque no es menor, la del regreso de Carles Puigdemont, decidido a tensar al máximo el pleno y a usar la inviolabilidad parlamentaria para protagonizar incluso un encierro dentro de la Cámara que retrase su detención.
Otra opción que podría tomar el presidente del Parlament es suspender el pleno de investidura, aunque Rull no se ha pronunciado claramente cuando se le ha preguntado, sí ha asegurado que el único escenario que no contempla es la “pasividad”.
Otra de las incógnitas, si detienen a Puigdemont, es la reacción que pueda tener ERC a la hora de mantener o no su compromiso de investir a Illa, y la reacción que tengan las organizaciones independentistas de la sociedad civil, entre las cuales ANC y Òmnium.
Hay margen para celebrar un debate de investidura hasta el 26 de agosto; en caso contrario, Cataluña debería repetir elecciones el 13 de octubre.