“No nos queda otra opción”. Con esta frase uno de los principales negociadores de Pedro Sánchez asume que, a pesar de las pájaras puntuales, toca apretar los dientes y seguir. Nadie está pensando en bajarse de la bicicleta, pero en las piernas del Gobierno empiezan a pesar los Alpes en los que los teóricos socios están convirtiendo la legislatura. Aunque las dificultades se multiplican, la grupeta que lleva puesto el maillot para conversar con Junts, Podemos, PNV o ERC no piensa cejar en el empeño y seguirá peleando por todas las metas volantes que llevan al podio de unos Presupuestos que supondrían atar en corto la legislatura.
María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán y el resto del equipo socialista han vivido otra semana muy compleja; empezó con la exigencia de Puigdemont de que el presidente Sánchez se someta a una cuestión de confianza. Continuó con Junts (y Esquerra y Partido Nacionalista Vasco) arrimándose al PP para suprimir el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica. Luego llegó la comisión pactada con Podemos para negociar el impuesto a las energéticas de la que se borraron tanto los de Aitor Esteban como los de Miriam Nogueras.
Ya el jueves Feijóo sumó un nuevo tanto consiguiendo arrimarse a las derechas vasca y catalana para que el Congreso instara a que el Gobierno exija al Tribunal Penal Internacional la detención inmediata de Nicolás Maduro. También populares y exconvergentes se volvieron a aliar para colar una enmienda en la comisión de Agricultura para eximir de impuestos a las donaciones para comprar comida. El remate fue la Conferencia de presidentes de la que se salió sin ningún acercamiento reseñable ni en vivienda ni en ninguno de los otros asuntos que llevaba subrayados con rotulador fosforito el Gobierno.
“Seguimos hablando, seguimos negociando y esta misma semana Junts ha votado varios asuntos nuestros, leyes y decretos”, recuerdan desde el grupo parlamentario del PSOE donde ya han asumido que toca tropezar de vez en cuando en las grietas de este fragmentadísimo Congreso. Los socialistas están empezando a hacer callo tras este primer año y ya evitan desatar la euforia cuando se apuntan un tanto y caer en la depresión cuando llega un revolcón parlamentario. Como muestra este mismo viernes vivimos otra trama del guion con Sánchez marchando a Santander, mientras una delegación socialista viajaba a Suiza para encontrarse con Nogueras y Turull.
Hay que seleccionar las batallas, por eso pronto se asumió que lo de Junts y la cuestión de confianza “es un auténtico paripé, para sacar cabeza”, pero también se detectó que van a tener problemas para contentar a todos los socios en el tema del impuesto a las energéticas: “Es muy jodido, a ver cómo llegamos a un acuerdo porque aunar todos esos intereses es difícil”. En este asunto ni Podemos, ni PNV parecen dispuestos a bajar ni un ápice su presión. Aitor Esteban estuvo este jueves un buen rato charlando con Montero en el hemiciclo vacío mientras el resto de los diputados corrían en pos de sus maletas para irse de fin de semana.
En la conversación le dejó claro que si tratan de colar el gravamen de las energéticas en el decreto del Escudo Social (o en algo que tenga que ver con pensiones o similar), no tendrán remilgos y lo tumbarán. Ione Belarra también estuvo entrando y saliendo de la zona de Gobierno y entremedias se plantó ante la prensa para llamar a PNV y Junts “cachorritos de Repsol” y espetar que sin gravar a las eléctricas no se empezará a hablar de Presupuestos.
“A veces estamos hasta ahí”, resumen fuentes cercanas a las negociaciones a múltiples bandas, pero es una sensación que evitan trasladar en público donde se sigue mostrando talante conciliador y mano tendida. Visto el panorama en Moncloa se resignan y dan por hecho que “ha calado entre todos la doctrina Puigdemont”. Esto es apretar hasta el límite en cada negociación haciendo valer y luciendo en toda votación el peso imprescindible de hasta el último escaño. A pesar de ello no pierden la esperanza de llevar a término la legislatura y emplazan la aprobación de las cuentas al primer trimestre de 2025. En cualquier caso, alertan de que a base de tratar de exprimir y exprimir las frutas terminan por dejar de dar jugo.
Feijóo-Abascal
Una vez más Sánchez y los suyos se encomiendan a la argamasa que supone Vox y piensan que el miedo a un Gobierno del tandem Feijóo Abascal mantendrá prieto el pelotón que mantiene en la carrera al Ejecutivo de coalición.