Seis de las 38 provincias que cuentan con una diputación están presididas por una mujer; casi un 16%. Esta es una cifra que podría perderse entre las miles que incumben a la igualdad sin llegar a tener ninguna relevancia. Sin embargo, lo peregrino del asunto es que este bajo porcentaje choca con que el correspondiente a las alcaldesas.
Ahora, ¿por qué resaltar el dato de las presidentas de diputaciones provinciales? Cabe recordar que estos órganos, todos menos los de País Vasco y Canarias, tienen una especial idiosincrasia: su conformación es plenamente partidista, por lo que no requiere del voto popular para ello. Es decir, son los concejales de los distintos partidos judiciales elegidos por su formación quienes que votan al presidente.
Y segundo, ¿por qué comparar a las presidentas de diputaciones provinciales con las regidoras? Debido a que, en muchos casos, las primeras se podrían definir como regidoras de facto de determinados municipios, los menos habitados principalmente, en los que desarrollan políticas económicas “con enormes presupuestos y muy importantes en comunidades pluriprovinciales”, como señala la profesora universitaria y experta en política local, Carmen Navarro.
Además, la cifra diferencial entre presidentas y alcaldesas no es algo coyuntural. Según los datos que ofrece el Instituto de la Mujer, este es un patrón que se viene repitiendo en los últimos años. Si la cifra de regidoras ha sido de un 24% en 2023, 21% en 2019 y 19% en 2015, el porcentaje de presidentas de diputaciones provinciales en esos mismos años ha sido de 15%, 11% y 15%. Pero si se consultan los datos del 2007, año en el que entraron en vigor las listas cremallera, las alcaldesas representaron un 15% mientras que las presidentas de las diputaciones provinciales no llegaron al 3%.
Error de los partidos
Después de observar las cifras y, sobre todo, teniendo en cuenta el discurso político que incumbe a la paridad, queda preguntarse porqué estos órganos rompen el molde. Según Navarro, “los partidos políticos” son los que “fallan”. Erran ya que no hay una correlación entre el porcentaje de elección de las presidentas de las diputaciones provinciales y las cabezas de lista en los municipios.
Esto, según la profesora, se produce porque las diputaciones son “menos visibles” y al no elegirlas los ciudadanos, “no hay una publicidad tan alta como en los debates electorales”. Aunque también hay que contextualizar que la amalgama de formaciones que confluyen en las elecciones locales es mayor que las representadas en estos entes locales.
El hecho de que tengan que asistir a municipios pequeños se convierte en otro factor que Navarro señala como indicativo. Por lo general, estos lugares son aquellos que tienen un mayor componente de ruralidad y donde tradicionalmente ha estado menos representada a nivel político, pero, a la vez, un lugar donde está ganando espacio.
Con respecto a la representación partidista, las formaciones que presiden estos órganos son cuatro: PP, PSOE, ERC y Junts. Los populares ostentan 23, de las cuales cuatro son presidentas (17%); los socialistas 12, de las que solo una es mujer (8%); los republicanos dos, que cuenta con una y los neoconvergentes también con una, presidida por un hombre.