Todos éramos conocedores de la distancia abismal existente entre los dos grandes partidos de nuestro país. Sabíamos de la nula interlocución entre Pedro Sánchez y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Pero es que, realmente, es imposible que estén más alejados. Esta semana, no hemos visto ni un ápice de empatía en el PP hacia un -aparentemente- destrozado presidente del Gobierno.
“Monta un espectáculo de adolescente para que vayan detrás diciéndole que no se vaya”; “no le permitamos gobernar por compasión”. Son algunas de las frases del análisis que hizo Feijóo -en la sala de prensa de la sede popular- a la mañana siguiente de que Sánchez anunciase su retiro para “reflexionar”. Un parón que llegaba tras la apertura de diligencias contra su mujer por un presunto delito de tráfico de influencias.
El PP no ha dejado lugar a la duda: “A nosotros no nos engaña”; “es una frivolidad inaceptable”, sentenciaban en las filas populares. Ni un solo cargo ha verbalizado la posibilidad de que Sánchez pudiese estar siendo honesto. Ni un solo cargo ha creído que pudiese estar actuando con el corazón y no por puro tacticismo político. Nadie -dentro del partido- se cree ya la palabra del presidente.
Desde el minuto uno, han acusado a Sánchez de “victimizarse” y de estar montando una estrategia electoral del PSOE para movilizar a las bases y al partido ante los próximos comicios catalanes y europeos. También de pretender “polarizar” y de poseer “dosis de narcisismo impropias de una persona madura”. Busca “empatar en el fango”, llegaba a decir Feijóo.
Ayuso: un paso más allá que Génova 13
Las críticas a Sánchez desde la dirección nacional fueron feroces, pero -como es habitual- la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, daba un giro de tuerca más y pedía la dimisión del presidente del Gobierno. “No debería seguir ni un minuto más, ya que el daño que ha hecho no puede ser mayor. Lo ha fragmentado todo”, sentenciaba Ayuso. Hay quien piensa que precisamente ella “echaría de menos” a Sánchez. Por aquello de los amores antagónicos. Gran parte del potencial político y la fuerza que tiene Ayuso es por haberse convertido en el contrapunto del presidente.
Una línea similar adoptó Santiago Abascal, el líder de Vox, que también ha pedido a Sánchez que “reflexione” pero una vez haya abandonado su cargo como presidente y dejado la Moncloa.
Que Sánchez se someta a una cuestión de confianza es la tesis que impera en las formaciones de derecha. Y que le saldrá bien es el resultado que vaticinan. De hecho, el propio Feijóo pidió al presidente que se “ahorrase” esa maniobra, puesto que ya daban por hecho que saldría adelante con el apoyo de sus socios, incluidos los independentistas. Con la amnistía sin aprobar y las elecciones catalanas de por medio, a Junts y ERC no les queda otra que apoyarle. Podríamos calificarla como una cuestión de confianza de “dependencia”.
En este punto, algunos barones autonómicos del PP creen que Sánchez puede llegar a “evitar” ese movimiento parlamentario. “Ya ha tenido el apoyo de los suyos, ya se ha sentido arropado y ha cerrado filas. Ha tenido una cuestión de confianza fuera del hemiciclo”, reflexiona un presidente autonómico del PP.
De lo que están convencidos es de que Sánchez “no nos hará ir a las urnas” (en unas nuevas elecciones generales) principalmente por un motivo: No por una cuestión del PSOE, si no porque Sumar -su socio de Gobierno- está hundido y así no dan los números para que el PSOE pueda gobernar. Lo creen tajantemente en las filas populares.
Además, reconocen en privado que la denuncia de Manos Limpias -presentada contra la mujer del presidente- es una “chapuza” y que “no tiene recorrido”.
El PP llamará a Sánchez en el Senado
En paralelo, el PP sigue reclamando a Sánchez las explicaciones pertinentes sobre el presunto conflicto de intereses vinculado a las actividades laborales de su mujer. Pero, lo cierto, es que aún no ha llamado al presidente a comparecer en la comisión de investigación en el Senado por el ‘caso Koldo’. Terminarán haciéndolo -más pronto que tarde- si Sánchez continúa en Moncloa. El PP está buscando el “momento oportuno”.
Por otro lado, el debate interno en el partido sobre añadir a Begoña Gómez a la lista de comparecientes de dicha comisión sigue abierto. Muchos ven en llamar a la mujer del presidente una “línea roja”. El propio Feijóo ha repetido en varias ocasiones que “no quiere llamar a a la mujer de Sánchez” a la comisión. Mientras, el PP de Madrid aprieta para que se materialice ese salto cualitativo.
La dirección del PP asegura que nunca llamará a Begoña Gómez “antes del volcado de los teléfonos móviles en el sumario del caso”. Y en este punto ,hay un detalle importante que resaltan: si Sánchez convoca elecciones se disolverían las comisiones de investigación. Y se haría antes de los volcados de esos teléfonos móviles por lo que nos quedaríamos, dicen, sin conocer el contenido.
Nadie sabe nada. Son todo hipótesis, pensamientos, elucubraciones. Veremos mañana, lunes, si la derecha se ha confundido en el diagnóstico de la situación. Este 29 de abril se cumplen los cinco días de “reflexión” de Pedro Sánchez y conoceremos su decisión, cuando se celebra la festividad de San Pedro Mártir de Verona. Las casualidades no existen.