María Teresa Revilla tenía ansia de democracia y de igualdad entre hombres y mujeres. La España de sus inicios en política poco tiene que ver con la actual. Fue diputada de la legislatura constituyente y pidió al presidente José Calvo Sotelo que le dejara participar en la comisión encargada de dar luz verde a la Carta Magna de 1978. Revilla asegura que todo el mérito lo tuvieron los padres del texto. Pero fue ella quien, en aquella comisión, puso voz por primera vez al artículo 14 de la Constitución.
Revilla fue la única mujer en esa comisión clave para la historia de España. “El resto eran hombres”. A sus 87 años, rememora aquellos momentos partiendo de una premisa: “Entré en política porque ansiaba que hubiera democracia e igualdad entre hombres y mujeres”, explica en conversación con este periódico. Por eso se convirtió en una de esas políticas de opinión propia, capaz de mandar callar a un ministro o saltarse la disciplina del partido.
Una estudiosa de las Constituciones
Nació el 15 de octubre de 1936 en el entonces Protectorado español de Marruecos, en Tetuán, en el seno de una familia vinculada al ejército. “Las mujeres no podíamos hacer muchas cosas en esa España”, rememora. Pero ella siempre defendió dejar atrás ese país en blanco y negro. Estudió las Constituciones de los países democráticos de nuestro entorno. “El miedo a la falta de libertades me empujó a buscar otro sistema”. Y entró en política de la mano de UCD.
Para Revilla, ser demócrata es sinónimo de inconformismo. De alzar la voz. Por eso pidió en la comisión tomar la palabra y reivindicar el artículo 14, extremo que no estaba previsto, como un paso enorme en defensa de los derechos de las mujeres. Nadie rechistó ante su intervención. Seguramente, si ella no hubiera puesto ese empeño, nadie habría puesto el foco en ese apartado de la Constitución. Así lo reconocen fuentes parlamentarias de antaño.
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, se lee en la Carta Magna. Todo un hito de los padres de la Constitución, enfatiza Revilla: “Es que no sabéis como era todo entonces, incluso teníamos que pedir permiso al marido para sacar dinero del banco”.
A Revilla, como a las otras 26 diputadas y senadoras constituyentes, les unía la idea de que la mujer podía y debía hacer más. “Lo podíamos hacer al menos igual que los hombres”, aunque las dificultades para ellas fueran mucho mayores.
La protesta por la prevalencia del varón
En su defensa por la igualdad, la otrora diputada de UCD también mostró su rechazo a la prevalencia del varón en la línea sucesoria de la Corona. “La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”, dice la Constitución.
María Teresa Revilla protestó presentando una enmienda en las Cortes Generales, que le obligaron a retirar, como explicó en una entrevista en TVE hace un año. “No la quisieron aceptar. Me llamaron hasta de la sede del partido para pedirme que la retirara. Las presiones llegaron hasta a mi casa”. Finalmente, tras mucho resistirse, tuvo que acabar cediendo. Hoy, los principales partidos políticos apoyan el cambio que Revilla defendió, aunque las dificultades para reformar la Carta Magna frenan estas intenciones.