La lluvia torrencial en la mañana del día de la Fiesta Nacional obligó a tomar decisiones sobre la marcha. El desfile para el que los tres Ejércitos llevan meses preparándose no lució lo que se esperaba, lo que provocó frustración entre los militares. En concreto, se tuvo que anular el desfile aéreo, el salto paracaidista y la pasada de la “patrulla Águila”.
Hubo un momento, incluso, que el aguacero provocó la duda de si sería conveniente suspender el desfile del Ejército de Tierra. En el inicio del desfile, Felipe VI conversó con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, e indicó que siguiera adelante en un reconocimiento al esfuerzo de los militares.
Así, 4.092 efectivos de las Fuerzas Armadas –de ellos, 473 mujeres-, 166 vehículos motorizados y 210 caballos- recorrieron los 1.540 metros que separan la Plaza de Carlos V, en Atocha, de donde partió el desfile, y la Plaza de Colón, donde terminaba el acto.
Al igual que ahora hace la Princesa, Don Felipe también recibió una formación castrense en los tres Ejércitos en aras de convertirse en Capitán Supremo de las Fuerzas Armadas. Además de la instrucción que la heredera recibe por parte de las Academias, para el Monarca es importante inculcar sus propias enseñanzas a su hija. En los actos que participan los dos, siempre está pendiente de ella y, a través de gestos o palabras -según la situación-, le indica cómo proceder. Después de tomar la decisión de que el desfile siguiera adelante, el Rey y su primogénita se sentaron en el Palco en primera línea, donde alcanzaba la lluvia. Por su parte, la Reina colocó su silla un poco más atrás.
Felipe VI no sólo enseñó a su hija el sacrificio que conlleva el cargo, sino también el reconocimiento hacia el trabajo de los demás. Además del esfuerzo de los militares, también solicitó que las redes sociales reflejaran el agradecimiento de la Casa a “todos los ciudadanos, servicios de emergencia, y medios de comunicación que, pese a las pésimas condiciones meteorológicas, han arropado con su presencia a las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y organismos civiles”.
Durante todo el
Los Reyes y la Princesa Leonor presidieron el acto del Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional (Efe)
acto, el Rey estuvo muy al tanto de los movimientos de la Princesa, vestida con el uniforme de gala del Ejército de la Armada, que se conoce como el “14 botones”. Otra de las anécdotas la protagonizó el momento en el que, como es tradición, el Rey y la Princesa hicieron un homenaje a los caídos. Ambos bajaron de la tribuna para colocar una corona de laurel y, en un momento del paseo, la heredera se colocó al lado del Rey, lo que él corrigió, ya que por protocolo debe colocarse detrás del Monarca. Un error que ella corrigió rápidamente.
“Lo mejor de Marín son mis compañeros”
Tras el besamanos en el Palacio Real, la Reina y la Princesa de Asturias mantuvieron una conversación informal con periodistas. La guardiamarina de primero aseguró que “está muy bien en Marín” y destacó que lo mejor de su formación castrense son “los compañeros“.
Al igual que en la recepción del pasado año, algunos de estos compañeros han sido seleccionados para acudir a la recepción. En concreto cinco que, en conversación con este medio, informaron de que fueron seleccionados según sus calificaciones y, al igual que la Princesa, destacaron la hermandad que se genera entre ellos como el mayor activo.