La juventud más polarizada de la democracia

Hoy en día el 31% se identifica con el polo izquierdo y el 22% con el derecho, lo que significa que la mayoría de la sociedad (53%) está ‘polarizada’

Crece la polarización entre los jóvenes
Crece la polarización entre los jóvenes kiloycuarto

La juventud actual es la más polarizada de la democracia: la mitad de los menores de 30 años se sitúa en los extremos ideológicos cuando se les pregunta por el sentido de su orientación política.

Comparados con generaciones anteriores, cuando estas tenían menos de 30 años, los jóvenes de hoy destacan claramente por su nivel de polarización, medido como el porcentaje de personas que se ubican en los extremos ideológicos. Hasta ahora, lo habitual era que dos de cada tres jóvenes formaran parte de lo que podemos llamar “templados”, es decir, aquellos que no ocupan posiciones extremas en la escala ideológica. Las cuatro generaciones anteriores tenían, al menos, un 65% de “templados”, frente al 51% actual. En los polos, el 35% de los jóvenes se posiciona hoy a la izquierda y el 24% a la derecha.

La polarización política ha aumentado de forma desigual entre los jóvenes: las mujeres se han inclinado más hacia la izquierda (el 37% está en el polo izquierdo, 14 puntos más que la generación anterior), mientras que los hombres se han desplazado hacia la derecha (del 12% al 19% en la última generación). Es difícil disociar esta divergencia entre hombres y mujeres del protagonismo de las políticas de género en el debate público, con una polarización que parece haberse secuenciado en dos fases: acción entre las mujeres y posterior reacción entre los hombres.

El proceso general de polarización política, que comenzó de manera gradual hace más de una década, no afecta solo a los jóvenes. En el último lustro, el vaciamiento de las posiciones más moderadas se ha acelerado también en otros segmentos de la población, resultando en una sociedad más excéntrica, entendida como más alejada del centro ideológico.

Cuando el año pasado la FundéuRAE eligió ‘polarización’ como palabra del año, no fue casualidad. Seguramente compartía la intuición del 82% de los españoles que cree que la crispación política ha aumentado en los últimos cuatro años, según indica la última oleada de la Encuesta Nacional de Polarización Política del CEMOP.

En 2018, cuando Pedro Sánchez asumió la presidencia del Gobierno, un 24% del conjunto de los españoles se ubicaba en el polo izquierdo y un 13% en el derecho. Es decir, solo uno de cada tres se encontraba en los extremos. Hoy, el 31% se identifica con el polo izquierdo y el 22% con el derecho, lo que significa que la mayoría de la sociedad (53%) está ‘polarizada’.

Este fenómeno de mayor división política entre los jóvenes coincide con otro proceso de alejamiento de la política: un 80% cree que el Estado no atiende adecuadamente sus necesidades básicas. Además, un 57% de los jóvenes considera que la política y los políticos son uno de los principales problemas del país, un 40% no elige a ninguno de los actuales líderes políticos como su preferido para presidir el Gobierno de España y, por último, un preocupante 25% cree que la democracia no siempre es preferible a cualquier otra forma de gobierno.

¿En qué puede cristalizar una generación tan politizada, pero al mismo tiempo tan desencantada con la política?

Los jóvenes se sienten sistemáticamente desatendidos por un Estado que no logra resolver los principales problemas que les impiden alcanzar sus metas vitales, las cuales, por otro lado, no son nada nuevas: estabilidad laboral para iniciar un proyecto de vida, acceso a una vivienda en propiedad y tener los hijos que deseen, no los que puedan.

La juventud siempre ha sido como el canario en la mina, y los datos indican que este canario, por desatendido, se está volviendo desentendido.