Alvise Pérez, el polémico eurodiputado y líder del partido Se Acabó la Fiesta (SALF), ha pasado en pocos meses de ser un héroe de la “resistencia contra el sistema” a convertirse en la representación de lo que él mismo había prometido combatir. Tras años construyendo una imagen pública basada en la denuncia de la corrupción y el supuesto desmantelamiento de una “mafia política y mediática”, Alvise ha caído en su propia trampa. Todo comenzó cuando se reveló que había cobrado 100.000 euros en efectivo. Provenían de Álvaro Romillo, un empresario implicado en un chiringuito de criptomonedas quebrado, y no había declarado esa cantidad a las autoridades fiscales.
Las ‘ardillas’ alzan la voz en Telegram
El canal de Telegram de Alvise, que cuenta con más de 700.000 seguidores, ha sido testigo de una rebelión en los últimos días. Los miembros de su comunidad, autodenominados ‘ardillas’, quienes hasta hace poco defendían a su líder a capa y espada, han comenzado a expresar su frustración y decepción. Las acusaciones de corrupción y fraude han sacudido profundamente la base de seguidores que confiaban en su promesa de honestidad y transparencia.
Los comentarios que inundan el canal son un reflejo del sentimiento general. “Siempre fui team Alvise, pero nos mentiste”. “Eres un político corrupto, estafador”. “Se sirve de los tontos crédulos”. Estos comentarios, junto a muchas otros, evidencian la creciente desilusión entre quienes veían a Alvise como una alternativa al sistema. Lo que más parece dolerles es el hecho de que su representante, cuya promesa era cambiar la política, ha caído ahora en los mismos comportamientos que tanto criticaba. Se ha convertido en aquello que juró destruir.
La extraña justificación de Alvise Pérez
El punto de quiebre fue la publicación de un vídeo en el que Alvise, durante cuatro minutos y 19 segundos, admitió haber cometido fraude fiscal, aunque no sin intentar justificar sus acciones. “¿Quién no ha hecho pequeños sacrificios morales para llegar donde está?”, se pregunta retóricamente en el vídeo. En lugar de asumir plenamente su responsabilidad, el líder de SALF alentó a sus seguidores a evadir impuestos siempre que puedan porque, en palabras suyas, el verdadero enemigo es el sistema.
Soy culpable. pic.twitter.com/hua50yCZ5w
— Alvise Pérez (@Alvise_oficial_) September 26, 2024
La confesión de Alvise generó un torrente de críticas que no han parado desde la publicación del vídeo. Su intento de presentarse como víctima de un sistema corrupto no ha sido suficiente para contener el descontento de sus ‘ardillas’. De hecho, algunas de ellas han abandonado el barco. “Nos mentiste y dijiste que no habías recibido donaciones por más de 5.000 euros. Lo siento, pero me bajo del barco”, escribió uno de sus desencantados seguidores.
Ante el aluvión de críticas y bajas en su canal de Telegram, Alvise ha optado por una estrategia que ya ha utilizado en el pasado: la victimización. Según su propia narrativa, la revelación de los 100.000 euros no es más que un intento del sistema de destruirlo por ser una amenaza. El líder de SALF ha comparado su situación con la persecución que sufren otros personajes públicos. Unos personajes públicos que, según él, han sido atacados por enfrentarse al “poder”.
Esta estrategia de victimización no es nueva. Desde su ascenso a la política, Alvise ha hecho de la confrontación con el establishment su bandera. Sin embargo, los últimos acontecimientos parecen haber debilitado su capacidad para seguir utilizando este recurso. Los reproches en su contra no solo vienen de los medios tradicionales, sino también de sus propios seguidores, lo que hace que su defensa sea cada vez más difícil de sostener.
¿El final de un ciclo político para ‘Se Acabó la Fiesta’?
La confesión de Alvise podría suponer el principio del fin de su carrera política. Aunque sigue intentando desviar la atención hacia otros escándalos políticos, es evidente que su imagen ha quedado profundamente dañada. Incluso algunos de sus más fervientes seguidores han comenzado a cuestionar su liderazgo, mientras que otros continúan desertando del canal de Telegram en masa.
La caída de Alvise es un golpe para sus planes personales, pero también para el movimiento que representa, en el que está Nora Junco. Durante años, ha cultivado una base de seguidores que confiaban en su promesa de una política diferente, más limpia, honesta. Sin embargo, la revelación de su implicación en un caso de fraude fiscal lo ha convertido en otro ejemplo más de un político que, pese a sus promesas, cae en las mismas prácticas que solía criticar.