Joaquim Bosch es juez de primera instancia en el juzgado de instrucción de Moncada (Valencia). También es habitual en tertulias de televisión donde analiza la información judicial. Compagina su ajetreada agenda con la presentación de su libro ‘Jaque a la democracia’. Un análisis al sistema y sus amenazas en el que desea transmitir que no podemos dar nada por sentado y que estamos entrando en una fuerte etapa de retroceso. Artículo 14 conversa con el magistrado sobre un libro que puede servir como guía práctica para analizar los acontecimientos que vivimos tanto en España como en el mundo.
Empecemos por un tema de actualidad. En su libro recoge cómo los momentos de shock social son utilizados por los extremismos para expandir sus mensajes. ¿Está ocurriendo esto tras la DANA?
Sí, lo hemos presenciado en redes. Hay actuaciones de grupos ultraconservadores intentando sacar partido de una situación de confusión y fuerte conmoción social para difundir desinformación y esto es un patrón constante en los sectores de extrema derecha. Pasa por desacreditar las instituciones democráticas, decir que todos los políticos son iguales y no valen para nada; e ir a discursos populistas como el que dice que ‘solo el pueblo salva el pueblo’ y los organismos públicos no sirven de nada. Realmente, es uno de los signos de nuestro tiempo a nivel global la inestabilidad y la volatilidad explica el auge de discursos autoritarios.
En ‘Jaque a la democracia’ habla también de las consecuencias de los influencer en la sociedad ¿Por qué en momentos de shock se toma como fuente de información a usuarios de redes sociales?
Con la revolución digital los medios de comunicación, que cuentan con periodistas profesionales y tienen sus sistemas de verificación y calidad informativa, están siendo sustituidos por influencers que no buscan informar sino a menudo influenciar con discursos manipulados. Esto, en gran parte, se debe a que las redes sociales no son neutras. Funcionan con algoritmos que benefician los discursos de odio, la xenofobia, los bulos y la manipulación. El ejemplo más claro de influencer ultraconservador es el propio Elon Musk, dueño de X, que nos obliga a ver sus propios contenidos a través de un algoritmo que él mismo dirige. Las redes viralizan fácilmente falsedades toxicas. Se habla muy poco de que estos generadores de opinión cuentan con instrumentos automatizados con ejércitos de bots y con instrumentos multiplicadores de la difusión de estos bulos
¿La victoria de Trump es el jaque definitivo a la democracia?
No creo que estemos ante un jaque mate y lo cierto es que, en su primera etapa, Trump intentó desmantelar buena parte de la institucionalidad estadounidense y no lo consiguió porque sectores del partido republicano todavía se oponen a esta deriva autoritaria. Esta segunda etapa puede ser peor porque Trump tiene más poder. Lleva a gran parte de su equipo a organismos relevantes, pero yo creo que todavía en EE.UU y a nivel global los defensores de la democracia pluralista liberal tienen capacidad de resistencia ante esta deriva autoritaria, pero no sabemos lo que puede ocurrir en el futuro.
¿Cuál es el riesgo de contagio en el resto de Europa?
Es previsible que la victoria de Trump legitime, empuje y espoleé a otros movimientos políticos ultraconservadores. Mi impresión es que en la UE, el gran campo de operaciones ha sido Hungría que ha sido un país al que Trump ha seguido de cerca. El propio Viktor Orban repite que ellos no creen en una democracia liberal. Allí la gente puede votar, pero siempre gana los mismos y lo consigue a través del control de órganos electorales; de la colonización del poder judicial y; de la implantación de redes clientelares en todas las instituciones.
Menciona el crecimiento económico como la salvaguarda para que la democracia no caiga definitivamente ¿Por qué?
Si la situación socioeconómica empeora esto puede empujar los apoyos a la ultraderecha. El ascenso ultraconservador es un síntoma de las deficiencias del sistema democrático. De poco puede servir presumir de vivir en una democracia si la gente no tiene acceso a una vivienda digna, si no están garantizadas las necesidades básicas de todas las personas, si la gente joven no puede articular un plan de futuro a medio y largo plazo, etc. No olvidemos que entre los jóvenes hay porcentajes mayores de apoyos a las formaciones ultraconservadoras. Hay correlación entre el miedo al futuro, a la precarización al no saber qué va a pasar con los grandes cambios de la sociedad.
¿Por qué la democracia es el camino ‘correcto’?
Es peligroso reivindicar una democracia perfecta porque eso es imposible. Los seres humanos somos falibles y la democracia siempre tendrá sus imperfecciones. De hecho, aquellos dirigentes que ha prometido el paraíso han sido los portadores de doctrinas totalitarias que han acabado empeorando los males que decían que iban a corregir. A partir de ahí, debemos mantener unos mínimos de calidad democrática. Nunca será perfecta pero tampoco puede ser un desastre si queremos que haya una mayoría de demócratas.
Desde su posición de juez, ¿Hay independencia judicial en España?
La judicatura española tiene problemas, sobre todo en la cúpula judicial y eso lo señalan los organismos europeos que dicen tenemos un sistema judicial con muchas injerencias partidistas en los altos tribunales, en la fiscalía general del Estado y los organismos públicos.
En el libro analiza cómo la extrema derecha solo defiende a las mujeres para alimentar el discurso xenófobo. ¿Por qué ocurre esto?
Es un patrón común. Utilizar los discursos xenófobos a todos los niveles, incluso para cuestionar conductas machistas en el mundo musulmán cuando sabemos que en el marco de la región católica nos encontramos con situaciones que pueden tener equivalentes y que no son cuestionadas. Te das cuenta de que importa poco desde el ámbito de la ultraderecha la figura de la mujer solo se aborda a la mujer cuando sirve de artillería xenófoba.
¿Qué lugar ha de tener el feminismo y la mujer en la democracia?
La Constitución tiene un artículo importantísimo que es el 9.2 que dice que los poderes públicos están obligados a promover las condiciones que permitan la igualdad y remover los obstáculos que la impidan. Eso implica que se tengan que adoptar medidas de discriminación positiva, de apoyo a que la mujer no siga estando discriminada en muchos ámbitos de la sociedad.
Después del minucioso análisis histórico que también realiza en el libro ¿Cual dirías que ha sido la época dorada de la democracia?
Yo creo que el periodo más fuerte ha sido el posterior a las Segunda Guerra Mundial. Hubo reflexiones muy importantes sobre por qué el sistema democrático no había resistido la embestida de los totalitarismos y se llegó a la conclusión de que era porque no se garantizaban los derechos sociales y se consolidó la condición del estado social. Generó mucho bienestar desde los países escandinavos, Francia, Reino Unido, Alemania occidental. De hecho, en la Constitución del 78 dice que España se constituye como un estado social. Pero tras el hundimiento del bloque soviético los sectores empresariales más representativos, que eran quienes financiaban el estado social, presionaron para que hubiera recortes en sus prestaciones y esto junto a la revolución digital han acabado deteriorando la democracia.