Una de las cualidades que más suelen valorar los votantes de los partidos políticos es la coherencia. Que el partido que votas te “sorprenda” con las decisiones que toma no suele ser buen síntoma y muestra cierta desconexión entre la formación y los ciudadanos que les han votado. Esta semana, sin duda, más de un votante del Partido Popular ha vivido con asombro el cambio radical de postura de la formación respecto al decreto ómnibus. En menos de una semana, el partido de Alberto Núñez Feijóo ha pasado de votar en contra del decreto a decir que votarán a favor la próxima vez que se debata en el Congreso de los Diputados. El motivo de ese viraje: el miedo a perder el ‘voto pensionista’. Un nicho de votantes clave para Feijóo.
Lo cierto es que, la semana pasada, el PP puso el grito cielo porque el decreto ómnibus -entre el batiburrillo de medidas que el Gobierno metió en él- incluía la trasferencia al PNV de un palacete en París. Fue una de las razones por las que el PP, dijeron entonces, votó en contra. También aseguraron que recogía medidas para apoyar a los okupas y que no podían respaldar algo así.
Desde la cúpula argumentaron en privado que una encuesta interna les demostró que el 90% de sus votantes estaba a favor de ese voto en contra. Ahora, tras la negociación del Gobierno con el partido de Carles Puigdemont, el decreto se ha visto minimizado pasando de las 80 medidas previstas a tan sólo 29, pero el problema está en que este nuevo decreto ‘minibus’ (como lo han apodado ahora los de Feijóo) que ha reemplazado al ómnibus sigue llevando el estímulo a la okupación y el traspaso inmobiliario al PNV.
Sectores en contra y debate interno
Por ello, hay sectores del partido popular que no comprenden que se vaya a votar a favor: “Dado que, con el apoyo de Junts, la aprobación ya está garantizada y pensionistas, perjudicados por la DANA y bonificados en el transporte están a salvo ¿por qué el PP va a votar a favor?”, critica un miembro del Comité de Dirección del PP. “Debemos ser capaces de aguantar una posición firmemente. Los votantes no entienden los virajes”, reflexiona otro miembro del Comité Ejecutivo.
Lo cierto es que el cambio de criterio se produjo tras un fuerte debate interno y no todos los miembros de la dirección popular están a favor. Se impuso el criterio de Feijóo. Varios barones autonómicos creen que Feijóo ha estado “acertado”, pero critican la falta de criterio firme: “Las posiciones líquidas penalizan”, reflexiona un presidente popular. Varios eran partidarios de la abstención.
Bravo, tocado
En este punto, hay que resaltar el difícil papel del vicesecretario económico del partido, Juan Bravo, que defendió con contundencia la negativa del PP a apoyar el decreto la semana pasada. Bravo no ha vuelto a realizar declaraciones a los medios desde que el cambio del sentido del voto se anunció.
Algo que además se produjo de una forma muy llamativa: a través de las redes sociales. El PP aseguró que diría ‘sí’ nuevo decreto mediante un hilo de X (antes Twitter). El sentido del voto aparecía en el cuarto párrafo. Aunque en Génova es habitual escuchar que no les gusta hacer “política de Twitter”, se ve que esta vez sí. Fue, 24 horas más tarde, cuando alguien puso voz y argumentos a ese cambio.
Ese alguien fue Feijóo que -en una intervención a través de un plasma y sin preguntas de los medios de comunicación- explicó el motivo del viraje: “Sánchez querría el titular de que el PP se opone a las pensiones, pero es mentira. A lo que nos oponemos es a sus chantajes. Sánchez esperaba y deseaba que hiciésemos exactamente lo contrario de lo que vamos a hacer, y votaremos a favor para no hacerle el juego a su demagogia (…) Votaremos en conciencia a favor de los pensionistas, de Valencia y de los usuarios del transporte público”, afirmaba Feijóo.
Reproches cruzados entre PP y VOX
En esa misma comparecencia, Feijóo mandó un mensaje al líder de VOX, Santiago Abascal: “No vamos a aceptar lecciones de Vox, quien apoyó la reforma de las pensiones de Sánchez en 2023 o dio vía libre a Sánchez en la gestión de los fondos europeos, y que a menudo tiene más interés en sustituir al PP que al PSOE. No aceptaremos ni chantajes ni presiones”, concluyó el líder del PP. La oposición había seguido caminos distintos en cuanto al decreto, el PP votará a favor y VOX, en contra.
Abascal llevaba ya horas arremetiendo contra los populares por ese cambio: “Feijóo demuestra su incapacidad para ejercer la oposición, tanto en el congreso, ante la gente y en las calles. Tomar esas decisiones perjudica de cara a la gente”, había escrito en redes sociales.
Las protestas de afines a Vox se han incrementando en los últimos días. En la cúpula protestan contra un PP que llaman “el PSOE azul”: “Es desolador contemplar que el PP vota junto a Sánchez para regalarle un palacete al PNV, para promocionar la okupación, para ayudar de nuevo a este gobierno ruinoso cuando está en dificultades”, explican en la calle Bambú. Existe un VOX al alza que disfruta metiendo el dedo en el ojo a Feijóo y resaltando sus contradicciones. Es una batalla por el ‘relato’ entre unos y otros.
Los reproches existen, pero los canales de comunicación no se rompen y, de hecho, se han fortalecido en las últimas semanas. En este sentido, el portavoz parlamentario popular, Miguel Tellado, ha defendido recientemente que “tienen que entenderse con Vox sin ningún complejo”. Tellado forma parte de los dirigentes del partido que ha entendido que la mejor forma de poder llegar a la Moncloa es manteniendo una relación cordial y de respeto con el partido de Abascal.
Guerra interna por Junts
Otra de las cuestiones por las que siguen agravándose las diferencias entre populares es en lo que respecta a la relación con Junts. Esta semana, el presidente andaluz, Juanma Moreno, hablaba sobre el partido de Puigdemont: “Aspiro a que de una vez por todas su propio partido decida hacer un recambio y una renovación porque en Cataluña haría falta un espacio dentro del mundo independentista o nacionalista, yo prefiero que sea nacionalista, de centro-derecha”, subrayó Moreno Bonilla.
Unas declaraciones que hacían reaccionar al líder del PP de Cataluña. Alejandro Fernández tiraba de ironía -también en redes sociales, donde parece que últimamente sucede todo— tildando de “manipulaciones de la inteligencia artificial” la petición del presidente de la Junta de Andalucía, de su partido, sobre la necesidad de relaciones con Junts. “Me niego a creer que Juanma Moreno ‘aspire’ a que mis rivales crezcan. Yo le deseo lo mejor”, indicaba Fernández.
En la misma línea, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, enmendaba a Moreno y rechazaba toda relación con los independentistas: “El independentismo es el cáncer de España”, sentenció. La lideresa ha indicado que “no pactaría nunca más, nada de nada” con el independentismo después de que el PP vaya a apoyar el nuevo decreto ómnibus del Gobierno pactado con Junts.
Bandazos, virajes, diferencias internas y una polémica por las incendiaras declaraciones de Esteban González Pons sobre Donald Trump, que los populares intentarán ocultar en la primera Junta Directiva Nacional del 2025 que se celebrará mañana en la capital.