Pedro Sánchez ha hecho de la resiliencia su principal activo político. El mensaje de sus últimas intervenciones ha sido la voluntad de agotar la legislatura. El horizonte es 2027. Ni un minuto menos. El plan pasa porque en la primavera de 2025 se aprueben los Presupuestos.
Pese al tira y afloja con Carles Puigdemont en La Moncloa dan por hecho que Junts votará a favor de las cuentas para el próximo año. La sorpresa puede llegar de Podemos. Pablo Iglesias ha trasladado a sus cuatro diputados que preparen el argumentario para tumbar al Gobierno, según ha podido saber Artículo14 de fuentes próximas al exlíder morado.
Mientras en los titulares están los desencuentros con Puigdemont, dentro de una estrategia que tiene más de juego de presión que de ultimátum, desde el equipo de Sánchez aseguran que los acercamientos entre los populares y los postconvergentes son también mero tacticismo. No hay preocupación real porque el prófugo llegue a apoyar una moción de censura con Alberto Núñez Feijóo pese a pactos como el suscrito para derogar el impuesto a la electricidad.
La incertidumbre llega desde la izquierda. En los corrillos del día de la Constitución ya se trasladó por parte de ministros del PSOE la preocupación por la “debilidad” de la vicepresidenta, Yolanda Díaz, para controlar su espacio. El “caso Errejón” ha mermado un liderazgo ya maltrecho y alimentado el poder en la sombra de Iglesias.
El exvicepresidente morado “quiere elecciones a toda costa” y en privado reconoce que es “casi imposible” aprobar los Presupuestos. A diferencia de la votación de investidura tras las elecciones generales del 23-J, Iglesias si ve ahora margen para justificar ante sus votantes un “no” a Sánchez.
Refundación de la izquierda
¿Qué ha cambiado en un año? La reflexión del fundador de Podemos es que en aquel momento romper la bautizada como “mayoría progresista” hubiera sido abrir la puerta a un gobierno PP-Vox, mientras que en estos momentos se enmarcaría en la reorganización del espacio de la izquierda.
Iglesias lleva meses negociando con el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, la creación de una nueva plataforma electoral que aglutine a las diferentes formaciones que concurrieron a las últimas parlamentarias bajo el paraguas de Sumar.
El proyecto busca frenar el trasvase de votantes a Sánchez que se ha venido repitiendo en las últimas citas electorales. Unas siglas nuevas con un cabeza de lista elegido en unas primarias en las que Irene Montero podría acabar enfrentándose a Yolanda Díaz si ésta finalmente acepta participar en una “refundación” de la izquierda pilotada por el tándem Iglesias-Maíllo.
La vivienda, el nuevo 15-M
El que fuera mano derecha de Sánchez quiere manejar los tiempos en su intento de resucitar el proyecto de Podemos que surgió del 15-M. Como en 2011 el éxito reside en colectivizar la indignación bajo una bandera que en esta ocasión sería el problema del acceso a la vivienda.
El encarecimiento de los alquileres y las hipotecas ha expulsado del mercado a los más jóvenes que han protagonizado manifestaciones multitudinarias en los últimos meses. La vivienda era el tercer problema para los españoles según el CIS del mes de octubre.
Con el argumentario escrito, Iglesias llevará hasta el final sus exigencias al presidente del Gobierno sobre la bajada de un cuarenta por ciento del precio de los alquileres como condición para dar luz verde a los Presupuestos. Lo hará refrendado por la consulta a la militancia que llevó a cabo hace poco más de un mes para marcar las “líneas rojas” a Sánchez.
El otro caballo de batalla será el impuesto a las energéticas. Podemos ya ha advertido que se siente “engañado” despues de que el pasado 21 de noviembre diera sus cuatro votos al Gobierno para aprobar el paque fiscal bajo el compromiso de que se convocaria una mesa con los partidos de la investidura para acordar una tasa a las energéticas con carácter permanente.
Hoy el ministerio de Hacienda por fin ha convocado la primera reunión y el PNV ya ha anunciado que no acudirá. Sin los nacionalistas vascos es imposible cumplir lo pactado con Podemos. Los intereses cruzados de los socios son cada vez más insalvables. Junts tampoco ha confirmado su asistencia. Los nacionalistas vascos y catalanes habían pactado con el Gobierno eliminar el gravamen que luego prometió a los morados.
En su pugna personal con Yolanda Díaz, el fundador de Podemos también busca dejar sin margen a la ministra de Trabajo para aprobar la reducción de la jornada laboral. Es consciente del tirón electoral que supondría para Sumar aprobar la medida estrella de la vicepresidenta.
Iglesias vuelva a ser una pesadilla para Sánchez, que sabe que a diferencia de Puigdemont, el fundador de Podemos no juega siempre de farol. Ya forzó una repetición electoral, ahora medita cuándo noquear al Gobierno.