dana mortal

Hasta nueve altos cargos de la Confederación del Júcar recibieron avisos de sus técnicos sin declarar la alerta

Las comunicaciones del organismo regulador de las redes hidráulicas no pusieron el foco en la crecida devastadora de este caudal

Aspecto de la carretera que une Valencia y Torrente. EFE/Miguel Ángel Polo

Las comunicaciones entre los organismos públicos y administraciones durante la fatídica jornada del martes, día 29 de octubre, en Valencia dejaron mucho que desear. No hay dudas al respecto. En este contexto hay que entender, por ejemplo, que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se haya descolgado este viernes proponiendo una reflexión político que dé paso a la creación de un “organismo independiente” encargado la gestión de grandes catástrofes para impedir la “interferencia política cero” a la hora de tomar decisiones.

Durante la jornada del martes de la DANA en Valencia se cruzaron varios correos electrónicos, muchos de ellos procedentes de los técnicos de la Confederación Hidrológica del Júcar —encargada de la regulación de las redes hidráulicas—, que añadió entre los destinatarios de alguna de sus comunicaciones al presidente de la CHJ, Miguel Polo; al director técnico, Manuel Torán; a la jefa de Área de Gestión Medioambiental, Eva Beltrán Nadal; al jefe del SAIH (Sistema Automático de Información Hidrológica), Ignacio Valero Garcés; al jefe de Explotación de la CHJ, Enrique Vicente Campos; al director técnico de SAIH, Francisco Javier Ferrer; al jefe servicio Obras, Diego Irles; al jefe de servicio de Concesiones y Autorizaciones, Luis Garijo Alonso; a la comisaria de Aguas, Cristina Sola García; al jefe del servicio de Policía de Aguas, Ricardo Domínguez Lillo; y a la Sala de Emergencias del 112.

Los técnicos de la CHJ centraron su atención en la crecida de agua en la presa de Forata —cuyo riesgo de rotura elevada fue lo que acabó desencadenando el envío de las alertas a todos los móviles a las 20:11 horas después de que así lo comunicara el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, a la consellera de Justicia, Salomé Pradas—, pero no pusieron todo el foco durante dos horas y media sobre el riesgo del desbordamiento en el barranco del Poyo (que acabó siendo letal), a pesar de que las crecidas en este paso de agua acabaron siendo las más devastadoras.

La CHJ no puso el foco sobre la evolución del flujo en el barranco del Poyo ni emitió ninguna notificación a Emergencias entre las 16:13 horas y las 18:46 horas, a pesar de que los protocolos establecen que a partir de un caudal de 150 m3 por segundo la comunicación debe ser inmediata a Emergencias. (A las 17:00 horas, el caudal era de 325,52 m3 por segundo y a las 18:00 horas el caudal se había disparado hasta los 1725,89 m3).

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