Begoña Gómez como ariete electoral frente a la “máquina del fango”. Acompañando a su marido, Pedro Sánchez, entre vítores de la plana mayor del PSOE y la militancia en un mitin en Benalmádena, Málaga. En Ferraz están convencidos de que pueden darle la vuelta al caso y salir beneficiados electoralmente. “Puede suponer el tirón final para que recortemos la desventaja tan pequeña que ahora nos dan las encuestas”, aseguran los estrategas del presidente. Creen que el empate técnico está al alcance, tal y como avanzó Artículo14.
Sonriente, aparentemente relajada, Gómez compartió protagonismo con su marido. “¡Begoña, Begoña!”, corearon en varias ocasiones los asistentes. Recibió mensajes de respaldo de unos y otros. Investigada por los delitos de tráfico de influencias y corrupción en sector privado, tendrá que declarar ante el magistrado Juan Carlos Peinado el próximo 5 de julio. “No hay caso”, no ha parado de repetir el presidente desde que estallara el escándalo.
Sánchez ha hecho definitivamente suyo el marco planteado por el principal partido de la oposición. Esto es, las elecciones europeas del domingo son un plebiscito, pero contra “el fango que se sustenta en bulos”. La maquinaria de Moncloa funcionó a pleno rendimiento. Prácticamente todos los ministros socialistas comparecieron ante la prensa para poner en duda la actuación del juez Peinado. Y, para rematar, la fotografía del presidente con su mujer en Benalmádena.
“Pido el voto masivo a todos los zurdos y zurdas para que gane el avance social y la política limpia. Derrotemos la agenda reaccionaria de la internacional ultraderechista de Feijóo, Abascal, Milei y Orban, sus recortes y su guerra sucia”, proclamó el presidente subido al mitin. Tras su segunda misiva, el jefe del Ejecutivo optó por este formato en vez de una comparecencia de prensa, respondiendo preguntas de los periodistas.
El jefe del Gobierno no dudó en meter en el mismo saco a Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal, Alvise Pérez o Manos Limpias. “El fango se sustenta en bulos. La democracia en votos. El 9J votemos toda la gente progresista y de izquierdas al Partido Socialista”, arengó a los suyos el presidente.
Antes, prácticamente todos los ministros socialistas se lanzaron a poner en duda al juez que investiga a Gómez. “Es muy burdo”, aseguró Teresa Ribera, que además de vicepresidenta es la candidata del PSOE a las elecciones europeas. Para Oscar Puente, la citación del juez “interfiere” en campaña y “carece de lógica procesal”. “Es un caso paradigmático que afecta al proceso electoral”, se sumó al coro Fernando Grande-Marlaska. Félix Bolaños y Pilar Alegría, aunque más cautos, también se pronunciaron en términos parecidos.
El sector más crítico del PSOE avisó de que Sánchez iría al choque contra la Justicia en caso de imputación, como así ha ocurrido. “Y profundizaría en su victimización”, auguró en un líder territorial, en conversación con este periódico.
En síntesis, Sánchez vuelve a hacer de “la necesidad virtud” y está convencido de que puede salir indemne de la cita con las urnas del domingo. Y Gómez no dudó en exponerse públicamente, aunque rehusó hacer declaraciones. Ferraz evitó informar a los medios de que iba a acudir al mitin para generar todavía más impacto.
La otra parte del Gobierno, Sumar, se removió incómoda ante la estrategia de Sánchez. De hecho, Yolanda Díaz ha rehusado criticar al juez como sí han hecho sus compañeros socialistas del gabinete. “Están en una polarización tremenda para que todo sea ruido y no podamos hablar de propuestas e ideas”, se exasperan desde el equipo de campaña de la vicepresidenta, según las fuentes consultadas.
Feijóo: “Populismo duro”
El Partido Popular aguantó el pulso. A juicio de Feijóo, el tráfico de influencias es indiscutible y Sánchez tiene que asumir responsabilidades. El jefe de la oposición acusó directamente al presidente de “ejercer creyéndose impune” y dedicarse a “atacar a los jueces, a los periodistas y a todo aquel que le levante la voz”. “Populismo puro”, censuró, y llamó a la “movilización de la gente cabreada por esa actitud chulesca”.
Feijóo fue el primero que planteó los comicios como un plebiscito. Como una “respuesta” de los españoles a las polémicas decisiones que ha tomado Sánchez para seguir en Moncloa, como la ley de amnistía. Si bien, en la recta final de la campaña, la cúpula nacional dio orden de poner todo el foco en la presunta corrupción que rodea al presidente. Más aún, después de que su líder planteara la posibilidad de una moción de censura, lo que descolocó a parte del partido.
Los nervios arrecian entre los altos cargos del PP, conscientes de que se ha achicado la distancia con el PSOE, que le sigue de cerca. “Tenemos que ganar con claridad, no nos vale un empate técnico”, admite un barón popular.