El Ala oeste de Moncloa

Ferraz confía en sus cortafuegos pero asusta “lo que pueda seguir saliendo” del caso Koldo

El Gobierno se cree blindado y mira de reojo a sus socios, pero las dudas se multiplican en el partido, donde aguantan la respiración

El rey Felipe VI conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), este sábado, en el marco del tradicional desfile del Día de la Fiesta Nacional por el Paseo del Prado de Madrid. EFE/Chema Moya

El Gobierno y el PSOE quieren mostrar que no hay miedo y por eso nadie se esconde. Tras reventar en los medios todas las revelaciones del nuevo informe de la UCO que dejan a José Luis Ábalos en la vereda del Tribunal Supremo, los ministros siguieron con su agenda y no pusieron remilgos a la hora de ponerse ante las cámaras.

El primero el viernes fue Pedro Sánchez después de verse con el Papa en El Vaticano, pero ese mismo día también comparecieron Bolaños, Armengol, Alegría, Puente, Marlaska, López e incluso Zapatero. Exposición máxima en un momento delicado, palabras de todos con la lección aprendida y el argumentario bajo el brazo. El presidente respondió a las preguntas relacionadas con el episodio Delcy Rodríguez con unas explicaciones calcadas a las que fuentes de Moncloa dieron a este diario: “En relación con el viaje, mejor dicho, el no viaje, el exministro me informó de esta visita privada y este tipo de visitas son muy cotidianas, aunque cuando el Gobierno se percató de que Delcy Rodríguez tenía sanciones, pues efectivamente se canceló esa visita”.

El encuentro entre la vicepresidenta de Maduro y el exministro de Transportes se produjo a pesar del veto gubernamental y Sánchez asegura que “cualquier otra cuestión que tenga que ver con supuestas prácticas delictivas deberá ser dilucidada por las fuerzas de seguridad y respondida por aquellas personas involucradas”. Pilar Alegría desde Santa Coloma despejó hablando también de “no reunión”. Óscar Puente en Granada fue más incisivo con Ábalos y aseguró que “el tiempo está poniendo cada cosa en su sitio”.

Lo cierto es que estas explicaciones difieren de las dadas en el pasado por el Ejecutivo, pero en el Gabinete creen que todo está bien despejado y que las revelaciones que puedan ir saliendo no harán subir tanto la marea como para terminar anegando a los principales cargos del Gobierno y del PSOE. En Ferraz, sin embargo, no las tienen todas consigo; piensan que han instalado bien las bombas de achique actuando con rapidez contra Ábalos y todo su entorno, pero dudan de lo que pueda seguir saliendo y cómo pueda afectar entre otros al principal fontanero del partido, Santos Cerdán que tenía una relación muy estrecha con Koldo.

Pendientes de los socios

Otra fuente de preocupación es cómo puedan reaccionar los socios que sostienen al PSOE en Moncloa y en el Parlamento. De momento, Sumar se da por satisfecho con las explicaciones que está ofreciendo el alma socialista del Ejecutivo, pero otros partidos como el PNV, Bildu, Esquerra o Podemos guardan silencio. Todas estas formaciones abrieron la puerta de Moncloa a Sánchez con la excusa de purgar a un Rajoy cuyo PP estaba completamente agujereado por la Gürtel y podrían verse obligadas a castigar a los socialistas si se precipitan los acontecimientos. En cualquier caso, tanto nacionalistas como independentistas vascos y catalanes ya se mostraron conformes y no pusieron más pegas cuando Ferraz maniobró para apartar a Ábalos.

La inquietud es lógica, pero el puente de mando socialista confía en que al final el caso quede circunscrito al exministro de Transportes y su círculo corrupto. Por ello no se van a cortar a la hora de cargar contra Ábalos y a la hora de hacer apelaciones a la limpieza y la Justicia. Ya lo ha dicho Sánchez: “No va a haber impunidad”, pero tampoco va a haber compasión por parte de una oposición que piensa aprovechar el caramelo del caso Koldo.

Como ha avanzado Pablo Montesinos, el PP ya tiene preparados los mecanismos para sentar al presidente en la comisión de investigación del Senado. Los populares quieren ampliar el alcance y los trabajos de esta comisión y en el Gobierno asumen que se vienen semanas de titulares en prensa y de malos tragos, pero siguen creyendo que podrán superarlos y qué mejor para ello que un golpe de efecto presupuestario.

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