El Ala oeste de Moncloa

El Gobierno se integrará en los equipos de Mazón y evitará “pasarle por encima”

Moncloa no hace públicas las críticas que sí se escuchan en privado sobre la gestión del Ejecutivo valenciano

Pedro Sánchez acompañado por el president de la Generalitat, Carlos Mazón visita este jueves el Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) de la Comunitat Valenciana. EFE/Fernando Calvo/Pool Moncloa

Mientras el barro de las riadas llena las redes sociales de fango político en dirección izquierda y derecha, en el Gobierno se ha instalado una máxima; desplegar todo el poder del Estado y ponerlo al servicio de Carlos Mazón evitando en lo posible el choque de administraciones.

No es que se comparta la gestión de la crisis que está haciendo el president valenciano (en Moncloa hay voces que lamentan el mando dubitativo y de reacción lenta que está ejerciendo la Generalitat), pero una cosa es expresarlo en privado y otra decirlo en público, provocando un conflicto en medio de la peor crisis desde la pandemia. Una colisión en este momento provocaría más desafección política y podría entorpecer los trabajos que Ejecutivos central y valenciano tienen que hacer al alimón.

Lo ha evidenciado el presidente Sánchez con su declaración institucional este sábado por la mañana y ha vuelto a hacerlo el ministro Marlaska con su comparecencia por la tarde a la vera del propio Mazón. Todos han sido muy puntillosos con sus intervenciones ajustándolas a las estrategias de cada cual. El presidente ofrece todos los medios del país y se queda a disposición de un president que se resiste a entregar el mando y que se decide a asumirlo, pero quiere empotrar ministros en sus grupos de intervención; una manera de seguir al frente, pero pudiendo descargar parte de la responsabilidad en el Gobierno. El ministro del Interior ya ha dejado claro que se integrarán en los equipos que capitanea el Govern, pero que no siempre lo harán los ministros reclamados (García, Bustinduy, Rodríguez, Puente, Díaz, Cuerpo y el propio Marlaska), sino que también podrán ocupar el asiento secretarios de Estado o técnicos “en función de las necesidades”.

Sánchez y su equipo han tenido el impulso de tomar el mando total de la crisis en varias ocasiones, pero fuentes del Gobierno reconocen que hacerlo sin el plácet de Mazón sólo provocaría crispación y sobre todo inoperatividad. Despojar a la Generalitat del control del dispositivo supondría prescindir de la dirección que mejor conoce el terreno y que gestiona la mayor parte de los recursos que llevan más tiempo desplegados sobre el lugar de la tragedia. Además, pasar por encima de Mazón y los suyos obligaría a poner patas arriba las cadenas de mando y generar un escalafón nuevo en el que muchos efectivos autonómicos quedarían bajo las órdenes de recién llegados. Un tránsito que podría resultar ineficaz.

Atendiendo a todos estos condicionantes y asumiendo que se avecinan días muy difíciles en el Gabinete ministerial van a observar con mucha atención la gestión que haga el Gobierno valenciano capitaneado por un presidente del PP. Voces del PSOE no ocultan su escepticismo, aunque confirman que estarán al lado de un Mazón que se ha cuidado mucho de verse arrastrado por las voces que llegan desde Génova. Con Feijóo cargando contra la AEMET y el Gobierno por ofrecer a los gobiernos autonómicos una información “mejorable”, el líder de la Comunidad Valenciana no ha escatimado elogios a la tarea del presidente Sánchez y su equipo. En las últimas horas las voces más destacadas del PP no han cesado de hablar de una emergencia nacional en la que son necesarios todos los recursos del Estado, pero han evitado subir el diapasón de la crítica.

Mientras populares y socialistas tienen el freno de mano más o menos echado en lo que a la trifulca partidista se refiere, las fuerzas más a la derecha y la izquierda no han dejado pasar la oportunidad de utilizar lo ocurrido para arrimar el ascua a su sardina ideológica. Vox (que hasta hace bien poco formaba parte del Govern) se desgañita en redes pidiendo el estado de alarma, el despliegue del ejército y carga toda la responsabilidad en el Gobierno de Sánchez. Podemos y Compromís culpan a Mazón de lo ocurrido y exigen al Ejecutivo central que releve a la derecha y se ponga al frente.

Por mucho que se lo pidan Moncloa tiene clara su hoja de ruta y de momento no piensa desviarse. Vigilará el pilotaje de Mazón, dándole todo lo que reclame y deseando según dicen que esta vez el PP gestione la crisis alejándose del manual que utilizó en casos como el del Prestige, el Yak o los atentados del 11M.