Moncloa esconde su pizarra táctica para enfrentar la ofensiva del juez Peinado. A pesar de los intentos de la prensa por saber qué hará el presidente ante su citación como testigo en el caso que atañe a su mujer, de momento el entorno de Pedro Sánchez guarda celosamente su estrategia procesal. No se sabe si el líder del Ejecutivo abrirá al magistrado las puertas de la Moncloa (como es el deseo del togado), si reclamará responder al interrogatorio por escrito o si evitará la citación alegando que no puede declarar contra su pareja. Lo que sí sabemos es que fuentes del Ejecutivo ya no evitan elevar la crítica al instructor del juzgado número 41 de Madrid.
Desde Ferraz y Moncloa se califica fuera de micro la citación como testigo de Sánchez de “demencial”, de “montaje” o incluso de una “prevaricación de manual”. En ambos cuarteles generales se recibían con incredulidad las nuevas judiciales que llegaban desde Plaza de Castilla y se lamentaban de la indefensión que provoca la heterodoxa forma de trabajar del controvertido Peinado. Siguen sin señalar directa y públicamente al juez, pero lo sitúan como una de las piezas clave de un montaje que busca únicamente erosionar la figura del presidente Sánchez.
El ministro Félix Bolaños esquivó este lunes todas las preguntas que buscaban conocer los pasos que dará el líder del Gobierno, aunque sí dejó varias reflexiones políticas al calor de los últimos acontecimientos: “La persecución despiadada es tan evidente que nadie disimula nada, ni Feijóo, ni Vox ni las organizaciones ultraderechistas, pero lamento decirles que no lo van a conseguir, hay Pedro Sánchez para muchos años”. El ministro de Justicia daba así carpetazo al tema y evitaba luego pararse con los periodistas.
Fuentes del PSOE sí fueron algo más allá; desde Ferraz se habla de “maniobras oscuras basadas en bulos para conseguir lo que no se logró hace un año en las urnas”. Incluso poco después de hacerse pública la citación de Sánchez ya vaticinaban la llegada de recursos (podrían presentarlos la defensa de Sánchez o la Fiscalía). Las mismas fuentes hablan de una “investigación prospectiva sin fundamento jurídico alguno”. Rematan asegurando que PP y Vox “no se saldrán con la suya y que la justicia terminará prevaleciendo”.
Como dijo Sánchez en su día, una vez más los socialistas hacen de la necesidad virtud y los hay que reconocen que las “grotescas” maniobras del juez instructor al menos dan margen para que quede patente que todo forma parte de “un movimiento orquestado por las derechas” para alimentar un debate en los medios que vaya limando poco a poco la confianza en el Gobierno y provoque algo similar a lo ocurrido en Portugal con Antonio Costa.
En las sedes del Ejecutivo y de los socialistas esperan seguir contando con el aliento de unos socios que en algunos casos no ocultan ya su malestar con el reguero de tinta judicial que va dejando el Gobierno. En cualquier caso, el cierre de filas en la coalición es total y desde Sumar recuerdan que la propia UCO ya ha reiterado que no hay delito; “Hay poderes en este país a los que no les gustan las medidas que estamos desarrollando y de ahí esta operación de desgaste, por eso debemos tener más y mejor Gobierno de coalición”, ha defendido en las últimas horas Ernest Urtasun.
El gabinete confía en que este último revolcón quede superado aprovechando que el curso político entra en sus postrimerías. Por lo pronto, tratará de diluir el mal trago consiguiendo sacar adelante hoy en el Congreso varias de las medidas que se votarán y que incluyen la senda de déficit y el techo de gasto, las dos etapas prólogo en el exigente Tour de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Con esos dos ítems en el bolsillo, Moncloa podría irse de vacaciones al menos con el frente parlamentario remansado y dedicarse a horario completo a afrontar la tormenta judicial.