Una derrota parlamentaria con los votos del PNV; una senda de déficit que nace muerta por el rechazo de Junts. Y un acuerdo sobre migración que hoy parece imposible, con el PP y Coalición Canaria conjurados para presentarle un pacto “lleno de trampas”. La debilidad parlamentaria del Gobierno ha sido revelada en toda su crudeza esta semana, hasta el punto de que reconoce los importantes obstáculos que le impiden avanzar en los caminos trazados por Pedro Sánchez.
Esta debilidad llevó a varios aliados del Ejecutivo a señalar este miércoles, en los pasillos del Congreso de los Diputados, que perciben al Gobierno débil. “Están en la lona”; “Se han llevado una buena tunda”, afirmaba uno de ellos. “Cada vez es más claro que habrá prórroga de los presupuestos”, auguraba otro. Esta situación lleva a diputados de dos grupos distintos a recordar que Sánchez tiene en su mano el botón nuclear del adelanto electoral.
El discurso oficial mantiene que agotarán la legislatura, si bien en distintos grupos lamentan que el presidente parece haberse resignado a esperar vientos de cola para apretarlo. A aguardar épocas mejores para salvar los muebles en su partido. Dentro de varios meses, apuntan, pero difícilmente en años, salvo que logre ganar oxígeno, sea con victorias parlamentarias, sea con golpes de efecto o con medidas con efectos visibles y relativamente rápidos.
La vivienda es el gran déficit de la legislatura, argumentan los aliados parlamentarios, y si en Francia o en Alemania son capaces de verlo y actuar, independientemente de las siglas políticas, ven difícil explicar que Sánchez no lo haga. Es una de las cuestiones sobre las que presionará Sumar en la próxima semana, tras pactar con los socialistas el impulso a su proposición de ley (PL) para regular los alquileres temporales, el gran agujero por el que los propietarios escapan a las limitaciones de la ley que afecta a la vivienda de uso residencial. A día de hoy no tienen apoyos garantizados para arrancar formalmente su tramitación.
Incluso desde la dirección del socio minoritario del PSOE, Sumar, acusaban el golpe infligido por Junts al advertir de que no apoyarán la senda de déficit. Después de plantarse, los diputados del partido de Carles Puigdemont abandonaron el pleno para participar en los actos de la Diada, sin siquiera votar. El Consejo de Ministros aprobó el martes la senda fiscal, que fija los objetivos de déficit y deuda para todas las administraciones públicas, además del techo de gasto. Debe llegar al Congreso en las próximas semanas, pero el partido de Puigdemont ya afirma que, por segunda vez, dejará que la primera piedra para los Presupuestos acabe en vía muerta.
En el ala socialista del Gobierno ven “absurdo políticamente” que Junts se oponga a la senda de déficit. Su aprobación no es indispensable, pueden volver a prorrogar la de 2023, que está hoy en vigor, y afirman que este golpe no les impedirá formular las nuevas cuentas públicas. “No nos sometemos a los tiempos de Junts”, advirtieron. Pueden presentarlas, pero otra cosa es que logren salvar su toma en consideración con el partido de Puigdemont a las puertas del congreso que puede redefinir su rumbo.
En el Ejecutivo dan patada hacia adelante y afirman que aún “hay tiempo” para convencer a Junts, aunque también reconocen que los independentistas catalanes mantienen la misma actitud delante y detrás de las cámaras. Que no suavizan el tono ni sus exigencias cuando se reúnen o conversan discretamente con los socialistas. “Lo que se ve es lo que hay”. Y “lo que hay”, esgrimen es un partido que no está dispuesto a apoyarles para sentar los cimientos para unos nuevos presupuestos.
El diagnóstico que venden los socialistas es que la formación de Puigdemont aún necesita tiempo para amortiguar el golpe que les supuso la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat de Cataluña. Esperan un giro de guion tras el Congreso, pero afirman que seguirán buscando un acercamiento antes y después del cónclave.
La tramitación presupuestaria suele absorber buena parte de los recursos y la atención de los grupos, y en las filas del socio minoritario asumen que en las próximas semanas habrá pocos avances fuera del marco de la negociación de las cuentas.
El papel del PNV
La aprobación de la proposición no de ley (PNL) del PSOE que reclama al Ejecutivo reconocer la victoria electoral de Edmundo González en Cataluña no les preocupa tanto, afirman. Primero, porque la iniciativa no es vinculante. Y segundo, porque sostienen que su relación con el PNV sigue siendo saludable. Aitor Esteban, portavoz de los nacionalistas vascos, señaló en el debate que toman esta decisión porque es lo que reclaman los venezolanos, pero también alabó la gestión del Gobierno y aseguró comprender sus decisiones.
PNV y Coalición Canaria suman seis escaños (5+1), y estos han sido decisivos para que se materializase la primera derrota parlamentaria del Gobierno en el nuevo curso. En el primer pleno. El anterior, a finales de julio, ya se vio marcado por el fracaso de la nueva senda de estabilidad, pero también por la derrota de la reforma de la ley de extranjería para establecer un reparto de menores migrantes obligatorio entre las comunidades autónomas, ante la saturación de los centros de acogida de Canarias, Ceuta o Melilla.
Aquí, el Gobierno expresa su enfado con el PP, al que acusa de no ejercer ningún liderazgo sobre sus presidentes autonómicos, de utilizar la inmigración como un “arma política”, y como una bandera que “disputan a Vox”. Además, cargan las tintas contra Coalición Canaria, que cogobierna con los conservadores en las islas.
Acusan al presidente canario, Fernando Clavijo, de haber “buscado la foto”, primero con Sánchez, y después con el PP, sin haber logrado ninguna solución más allá de pedir “que pague el Gobierno”. “Llegó a un acuerdo con nosotros”, después con el PP, recuerda. Y ahora interpretan que los canarios están “estrechando relaciones con sus socios”, buscando conjuntamente que sea la coalición PSOE-Sumar la que diga “no” al plan que presentaron este martes. “El acuerdo está plagado de trampas”, sentencian, sin especificarlas. En esencia, todas las sendas que planeaban seguir están alfombradas de minas.