Génova se resigna: “Habrá Presupuestos pese a la corrupción”

“Esto es la muerte a pellizcos”, vaticinan desde el equipo de Feijóo. “Lo que nos toca ahora es mantener la tensión. Esto va para largo”, aseguran

Isabel Díaz Ayuso observa a Alberto Núñez Feijóo durante la reunión de la Junta Directiva Nacional del partido en Madrid este lunes. EFE/ Javier Lizón

Causaron especial revuelo unas palabras a micrófono abierto de Elías Bendodo en el Senado hace más de un mes. “Es muy posible que haya presupuestos”, dijo el vicesecretario de Coordinación Local del Partido Popular durante una reunión interna con dirigentes de su formación. La confesión adquirió el cariz de noticia y generó debate, interno y externo. Aunque se trataba de una obviedad. En aquel momento… y ahora también.

En la cúpula de Génova no contradicen a Bendodo y mantienen con resignación la tesis de que Pedro Sánchez logrará sacar adelante las cuentas públicas en los próximos meses. “Pese a la corrupción”, que azota con más fuerza que nunca al Ejecutivo por el recital que ofreció Víctor de Aldama en la Audiencia Nacional el pasado jueves.

A la misma hora en la que el conseguidor de la supuesta trama de corrupción, que tuvo su epicentro en el Ministerio de Transportes durante la pandemia, cantó en los juzgados, el Gobierno se anotó una victoria en el marcador al superar la gincana de sus socios para alumbrar la enrevesada reforma fiscal. Un hito que, a ojos de los populares, antecede a lo que está por venir: los Presupuestos. Una bombona de aire que permitiría a Sánchez aguantar con respiración en la Moncloa hasta las próximas elecciones generales, en 2027.

Si antaño la sentencia de la Gürtel fue lo que llevó al PNV a desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa, hogaño, piensan los máximos dirigentes del PP, no sucederá igual. Porque los escándalos que sacuden los cimientos gubernamentales no hacen más que “encarecer los apoyos” de la amalgama de socios nacionalistas e independentistas. “Nunca en democracia han tenido a un presidente más rentable”, reiteran desde el entorno de Feijóo. “Les va a dar todo lo que le pidan”.

Por eso, las consignas de Alberto Núñez Feijóo a los suyos en estos días han sido rotundas: “Tranquilidad y sosiego, responsabilidad y paciencia”. Hay un sector del partido que quiere prender la mecha de los fuegos artificiales con una moción de censura. Nada de nada. En el PP sostiene que sólo llegarán al poder mediante una victoria en las urnas. No tienen ninguna expectativa de que los socios se descuelguen de la cuerda. Seguirán saliendo en la foto. No obstante, la estrategia de los populares pasa por descargar toda la presión sobre los aliados de Sánchez. Especialmente sobre los nacionalistas vascos, que hicieron de la lucha contra la corrupción su santo y seña para justificar la puñalada a Rajoy. “Cuanto más tiempo pasen ahí, más se van a desgastar”, asegura una persona próxima a Feijóo en conversación con Artículo14.

La percepción en la planta noble de la sede popular es que el ‘caso Ábalos’ todavía gatea. Es más, a juicio de Feijóo, lo que hizo Aldama en la Audiencia Nacional fue una mera táctica para salvar su pellejo. “Está intentando negociar. No tocó a Pedro Sánchez ni a Begoña Gómez, tampoco mencionó Air Europa. Contó lo que cree que ya tiene la UCO. Y lo que está buscando es que le echen un cable”, opinan las citadas fuentes.

De todo lo que sucedió, lo más destacado para los populares es que la AN remitió una copia de la declaración al Tribunal Supremo. Esto se debe, apuntan, a que la mayoría de personas a las que señaló están aforadas por su condición de diputados. Caso del mismo José Luis Ábalos. Con este material encima de la mesa, el anhelo en la dirección del PP es que el Alto Tribunal asuma la investigación y empiece a citar, uno por uno, a todos los nombres que salieron a la palestra.

“Esto es la muerte a pellizcos”, vaticinan desde el equipo de Feijóo. “Lo que nos toca ahora es mantener la tensión. Esto va para largo, no se va a dirimir en la política, nos trasciende. Está en el plano judicial y nosotros tenemos tiempo. Estamos listos, pero nos faltan los votos. No podemos cambiar nada”, añaden. La moción de censura, a pesar del ruido, es implanteable. El líder de la oposición no echará la pata para alante a no ser que logre los cuatro votos que le faltan para armar una mayoría en la Cámara Baja. Entretanto, sus alfiles mandan, tanto a la prensa como a la clase política dirigente, el siguiente recado: “Que no nos pregunten a nosotros por qué no se registra una moción de censura, que se lo pregunten a los socios”. La previsión es que habrá Presupuestos y legislatura. El deseo, que el tiempo de Sánchez en el poder acabe mucho antes. El método: apretar a los socios, hasta que, como aquel juez injusto -que en la parábola de la viuda acabó haciendo justicia por lo tanto que le molestaba-, sean capaces de agotar con su paciencia.