“No toca”. Celebrado el Congreso del PSOE que ha aclamado por mayoría popular (90% de los votos) a Pedro Sánchez para su cuarto mandato consecutivo, la dirección nacional del PP descarta coger el testigo y hacer lo propio.
Tal y como fijan los estatutos, corresponde celebrar esta cita orgánica en 2026, cuatro años después del cónclave extraordinario que puso fin a la era de Pablo Casado y encumbró a Alberto Núñez Feijóo en mitad de una crisis interna sin precedentes. Fue en Sevilla. Entonces, ni siquiera hubo debate ideológico. Tan solo se ajustaron las estructuras para el cambio de cromos en el control de mandos. Dos años y medio después, y ante la constatación de que la presente legislatura “va para largo”, hay dirigentes de la formación que reclaman adelantar el Congreso para dos cosas: acometer una renovación de los cuadros y, sobre todo, fijar un rumbo ideológico.
La última Ponencia data de 2017, tiempos de Mariano Rajoy. Y en el PP no son pocos quienes defienden la necesidad de alumbrar un verdadero “proyecto de país”, que ponga los puntos sobre las ies. Una actualización. Un “refuerzo moral” que dote de contenido a la alternativa. “Nuestra principal propuesta a los ciudadanos no puede ser echar a Sánchez”, resume un dirigente de la formación.
Nada parece indicar que Feijóo vaya a cambiar de opinión. En su equipo, todas las fuentes consultadas por Artículo14 insisten en que el Congreso tendrá lugar cuando procede. No obstante, sí dejan la puerta abierta a una convención ideológica. El rumor es creciente. Podría llegar el año próximo, justo a las puertas del próximo ciclo electoral, que arrancará con las elecciones en Castilla y León -como avanzó este diario podrían precipitarse- y Andalucía, dos territorios marcados en rojo en la cúpula popular.
Si el PP aspira a ser “un partido de mayorías”, hay dirigentes críticos con el actual rumbo que creen necesario aclarar al votante cuál es el plan que tiene Feijóo en su cabeza para España. Cuestión aparte es su comité de dirección. La última remodelación, hace poco más de un año, levanta suspicacias en algunos sectores. “Hay demasiada gente y faltan voces que tengan peso mediático”. La percepción de quienes piden un cambio es que el núcleo duro de Génova tiene que ser más reducido, directo y eficaz: “Con cinco o seis vicesecretarios que lleven el mensaje y tengan más protagonismo sería suficiente”.
En las últimas semanas, el PP está tratando de mover el banquillo para dar más foco a algunas de las incorporaciones que entraron en el comité el pasado año. Caso de la vicesecretaria de Sanidad, Ester Muñoz, que ayer ofreció la rueda de prensa ordinaria de los lunes y que ha ido ganando enteros hasta entrar el escalafón pepero.
La idea de celebrar el Congreso genera división de opiniones en las filas populares. Los contrarios, además de argumentar que ahora no procede, subrayan que “en dos días sólo se pueden improvisar ideas”. El Congreso, añaden, “debería ser el final de un camino. Si no, lo único que hay es una alabanza al líder, que es lo que ha pasado en el PSOE”. Las “prioridades”, en este momento, son “otras”.
Un tercer argumento que ponen encima de la mesa quienes se muestran a favor de adelantar la convocatoria orgánica es que, a diferencia de Sánchez, Feijóo saldría “reforzado” de un Congreso, con el respaldo unánime de toda la dirigencia.
Aun así, la decisión es firme. No habrá Congreso hasta el 2026. Para más inri, admiten los populares, la incertidumbre política complica hacer planes a corto plazo. Aunque Sánchez insiste en aguantar hasta el final del mandato, todo está en el aire. Por la falta de apoyos en el Congreso y la corrupción. La estrategia del PP frente a la situación es elevar el tono. Y dejar que los socialistas “se cuezan” al calor de las investigaciones judiciales que les acechan.