Semana histórica para la carrera fiscal. Por primera vez, un fiscal general del Estado ha sido imputado por el Tribunal Supremo. El revuelo en el mundo político y judicial continúa siendo mayúsculo. Muchos de los compañeros de Álvaro García Ortiz piensan que se tiene que ir, que no es compatible estar investigando, siendo el líder de aquellos que investigan. Pero él está determinado a quedarse. Públicamente defiende que no ha cometido un delito de revelación de secretos ya que “no” publicó ni filtró datos reservados de la pareja de Ayuso: “Ni yo ni mi entorno filtramos ningún correo, es evidente. Esa es una razón por la que el fiscal general del Estado no debe dimitir”, afirmó.
En privado, García Ortiz también se muestra convencido. Desde su entorno trasladan a Artículo14 que no puede permitir que “cualquier persona”- en referencia al novio de Ayuso- “tumbe al máximo responsable” de la fiscalía general del Estado porque mostraría una imagen “de debilidad”. Máxime cuando los fiscales acostumbran a recibir presiones. “Hay que demostrar fortaleza”, aseveran desde su entorno.
Así lo manifestó el propio García Ortiz en TVE: “No hay que mirar con los faros de los titulares de mañana, sino a medio y largo plazo. La fiscalía general del Estado es una institución fuerte que tiene que aguantar los envites”.
García Ortiz “se esperaba” la apertura de la investigación y tenía claro que tenía que dar explicaciones a los españoles en un canal público, como aconteció este miércoles tras conocerse su imputación en una entrevista con Xavier Fortes en el Canal 24horas. También quiso explayarse ante la cúpula fiscal con la que se reunió al día. Por la mañana, convocó la junta de fiscales y por la tarde al Consejo fiscal. Eso sí, las fuentes consultadas admiten que ahora guardará cautela mientras avanza el proceso penal que le investiga por un delito de revelación de secretos.
En la Junta de fiscales hubo respaldo mayoritario a García Ortiz. Cabe recordar que de los 35 fiscales que forman el cónclave, 15 forman parte de la Unión progresista de fiscales, la única que ha apoyado públicamente al fiscal general tras su no dimisión. Después, nueve de ellos son de la Asociación de fiscales, de corte conservadora, y 11 son independientes, sin adscripción a asociación que los marque ideológicamente. De los 35 faltaron cinco y otros cinco no se pronunciaron.
Tras dos horas y media de reunión, alrededor de diez fiscales pidieron su dimisión. Esto es, García Ortiz consiguió recibir el aval de la mayoría.
Desde la Asociación de fiscales (conservadora) aseguran que sus vocales pidieron sin “subterfugios” su dimisión: “Algunos han dicho la palabra dimisión, otros le han dicho que se replantee la decisión, pero en definitiva todos querían que abandonara el cargo”, aseguran las fuentes consultadas por Artículo14.
El Consejo Fiscal, en contra
No recibió el mismo respaldo en la reunión de la tarde que emplazaba al Consejo Fiscal, donde nueve de los 11 integrantes son elegidos por la carrera fiscal. Es decir, elegidos democráticamente entre los 2.700 fiscales del país. De esta forma, el consejo se conforma por seis representantes de la Asociación de Fiscales (conservadores), uno de la Apif (también conservador) y otros tres miembros que no son votados: el propio fiscal general, la teniente fiscal del Supremo y la jefa de la inspección.
De estos 11, siete pidieron la dimisión de García Ortiz, los elegidos por la carrera fiscal. Seis de ellos pidieron que “reconsiderara su decisión” y el fiscal de la Apif, Salvador Viada, le pidió directamente la dimisión. En este sentido, fuentes fiscales lamentaron que a García Ortiz “le importe tres rábanos la voluntad de la carrera”.
Pese a la tensión por lo extraordinario de la imputación, el clima no fue áspero, según las distintas fuentes consultadas por este periódico. Incluso “de cariño”, en palabras de cargos próximos al todavía fiscal general del Estado.