El Gobierno asume que Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, deberá subir a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados en las próximas semanas. A la presión de ERC, Bildu y BNG (14 escaños), se unió estos días la de Sumar, que en público y en privado ha empujado a la ministra a rendir cuentas. La preocupación ciudadana por esta materia, de la que viene alertando el CIS desde hace meses, y la irrupción de la vivienda en el corazón de la agenda pública, han llevado incluso al PP a anunciar, el miércoles, sus propias recetas.
Con estos mimbres, y después de que se mostraran inicialmente cautelosos, fuentes del ala socialista del Gobierno avalan ahora que Rodríguez intervenga ante el pleno de la Cámara Baja, previsiblemente a finales de octubre. Los aliados parlamentarios reclamaron su comparecencia la pasada semana, después de que la ministra apelara a la solidaridad de los propietarios ante la drástica subida de los precios del alquiler. “Creo que España es un país solidario y el parque de vivienda en alquiler en su mayor parte pertenece a propietarios particulares. Yo lo que les pido es que se hagan cargo de esta causa”, reclamó.
Estas declaraciones generaron indignación en toda la izquierda, en particular entre los aliados que presentaron esta petición ante la “inacción del Gobierno”. También hicieron revolverse a la diputada y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, que como secretaria de Estado y ministra de Derechos Sociales en la pasada legislatura fue la principal impulsora de la ley de vivienda en su ala del Ejecutivo. Y fueron la gota que colmó el vaso para Sumar.
“El Parlamento no puede permanecer callado ante la emergencia habitacional que sufre el país y las movilizaciones por el derecho a la vivienda que serán masivas”, advirtió su portavoz parlamentario, Íñigo Errejón, en rueda de prensa. Ante las cámaras, el malestar por la situación era evidente, pero en privado era aún mayor, como ya avanzó este periódico la semana pasada.
“Esto no se aguanta mucho más, y es la ministra la que ha contribuido a que esto sea inaguantable con sus declaraciones”, aseguraron fuentes de este espacio. Transmitieron discretamente al PSOE que no podían oponerse a que Rodríguez rindiera cuentas, y estos han acabado dando su brazo a torcer. “El Gobierno nunca ha tenido problema en ir al pleno”, aseguran a Artículo 14 fuentes de la parte socialista del Ejecutivo.
Con la vista puesta en la manifestación del 13 de octubre por el derecho a la vivienda, en Madrid, esperan que esta valga para medir fuerzas, para afianzar esta problemática en la agenda pública. Y que sirva como una especie de preludio que condicione la comparecencia de la ministra.
La semana del 7 al 11 de octubre es el turno del propio Sánchez; la siguiente la del ministro de Transportes, Óscar Puente (14-18), por lo que previsiblemente Rodríguez no acudirá antes del 24 de octubre. Y son muchos los frentes abiertos entre los dos socios del Gobierno en materia de vivienda, hacia los que empuja el partido de Díaz: la regulación de los pisos turísticos, la subida del IVA a quienes exploten estos inmuebles, o la regulación de los alquileres de temporada.
Esta última tarea les desespera especialmente: el Ministerio de Derechos Sociales, en manos de Pablo Bustinduy, participa en el grupo de trabajo que creó Vivienda para estudiar la regulación de los alquileres de temporada, con participación de sindicatos y patronales. De este foro no ha surgido ni un solo documento. Y la proposición de ley presentada por Sumar y elaborada por el Sindicato de Inquilinos sobre esta materia fue dinamitada por Junts, PP y Vox. Volverán a registrarla, y saben que esta derrota parlamentaria les regaló foco, pero muestran su preocupación por las resistencias del PSOE en esta materia.
Ese malestar no está reñido con su lectura de que hoy cuentan con vientos de cola para impulsar sus reivindicaciones. Además de que el PP ha entrado a formular propuestas, en ese “giro social” cuya responsabilidad se autoatribuyen en las filas de Díaz, Sánchez en persona también ha irrumpido en esta arena de combate. Su visita a un domicilio de alquiler sostenible, grabada y difundida el lunes, fue leído por Sumar como una suerte de “spot de vivienda” que también da cuenta de su preocupación por esta cuestión.
En ese pulso con el presidente que hizo campaña electoral a las municipales de 2023 prometiendo decenas de miles de viviendas públicas y después pasó a la “inacción”, Sumar se ha marcado un tanto.
Paradógicamente, fue Rodríguez quien advirtió hace una semana a las comunidades autónomas “insumisas” con la ley de vivienda de que podría cortarles el grifo de recursos públicos para estas políticas si no cumplen la norma estatal.
La ministra de Vivienda hacía suya una de las recetas lanzada por Díaz apenas diez días antes, en el marco de la presentación de sus recetas para los nuevos Presupuestos. En el pulso por enarbolar esta bandera, la línea de defensa del PSOE pasa por señalar a las comunidades autónomas del PP, que no aplican la ley estatal. Y por obviar que tampoco las presididas por socialistas la han llevado a término hasta ahora.
Reunión de Rodríguez con las CCAA
Por otra parte, está previsto que Rodríguez se reúna este jueves con las CCAA, una semana después de amenazar con retirar los fondos para políticas de vivienda a las que no cumplan. Entre los temas fundamentales a tratar está el nuevo Plan Estatal de Vivienda (PEV), para el periodo 2026-2029), que persigue aumentar el parque público de vivienda hasta llegar al 9% del total en cinco años. “Se hablará de los criterios generales del PEV”, apuntan desde el Ministerio.
Y la nueva convocatoria del Bono Alquiler Joven, una ayuda de 250 euros para menores de 35 años, a repartir entre las comunidades. Está previsto que se amplíe la partida presupuestaria para financiarlo (200 millones), si bien el Ministerio no ha proporcionado cifras. En principio no está previsto abordar la condicionalidad de las ayudas para estas políticas en esta reunión.
Hace poco más de 10 meses, cuando recogió el maletín de ministra de Vivienda, Rodríguez difícilmente podía imaginar hasta qué punto pasaría a situarse en el ojo del huracán.