Han esperado más de un mes para poner negro sobre blanco ante los órganos del partido, pero el Comité Federal de este sábado servirá como termómetro para ilustrar hasta qué punto el acuerdo con ERC ha inflamado a los barones socialistas. El encuentro, que oficialmente debe servir para convocar el 41 Congreso Federal del partido (29 de noviembre- 1 de diciembre), es el espacio que desde Ferraz considera idóneo para exponer sus reticencias al acuerdo que permitió a Salvador Illa hacerse con la presidencia de la Generalitat catalana.
Con el eco de las críticas de históricos socialistas como hilo musical —el último ha sido Ramón Jáuregui, ministro de la Presidencia con Zapatero—, los dirigentes territoriales que se han opuesto a la “financiación singular” catalana, miden con cuidado sus pasos, cada uno aplicando sus propios baremos. Si el entorno del aragonés Javier Lambán anticipa que ahondará en la línea ya expuesta —su Ejecutiva rechazó formalmente el pacto con ERC—, el presidente de Castilla La-Mancha, Emiliano García Page, no quiere adelantar hoy movimientos hasta la reunión, que estará presidida por Pedro Sánchez.
La línea dura de Page con Ferraz y con el Ejecutivo ha sido objeto de comentarios irónicos del propio Sánchez, pero, más allá de las palabras concretas que elija el castellanomanchego, la cuestión es hasta dónde llevará su rechazo a esta norma. Está en una posición de fuerza, toda vez que gobierna con mayoría absoluta —Lambán perdió el mando en Aragón tras las autonómicas y municipales de mayo—. También preside su comunidad el asturiano Adrián Barbón. A diferencia de Page y Lambán, no asistirá a Ferraz este sábado, por coincidir con los actos del Día de Asturias (8 de septiembre). Si bien no cree que el pacto suponga un “concierto” —en línea con el discurso del Gobierno—, también se ha comprometido públicamente a no aceptar “nada que perjudique a Asturias”.
En Extremadura las aguas han bajado revueltas. La comparecencia en el Senado de la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el miércoles, contribuyó a templar los ánimos de Miguel Ángel Gallardo, pero el viernes el sucesor de Guillermo Fernández Vara escenificaba como nadie este juego de equilibrios. En una entrevista con El País, tildó de “mensaje de esperanza” lo prometido por Montero, que no entró en detalles sobre este pacto. Aseguró “claramente” que “no hay un concierto ni un cupo para Cataluña y que se va a garantizar la igualdad de los españoles”, interpretó el extremeño.
En la misma entrevista reconoció sus “dudas” sobre si el pacto va en contra del principio de igualdad entre españoles, alertó de que la Constitución no permite que Cataluña salga del régimen común, y advirtió de que esta salida no sería “positiva” para el conjunto de comunidades autónomas ni para el Estado. “No podemos deshidratar a un Estado para que se hidraten las comunidades autónomas porque perdemos los principios de justicia social y de redistribución de la riqueza”, afirmó.
Incluso reconoció lo que es un secreto a voces en el partido: que ha faltado diálogo a la interna sobre esta materia. “Cuando se trasladan divergencias públicamente es porque previamente no ha habido ese espacio de diálogo”. Más allá de los barones, hasta finales de esta semana nadie en el Ejecutivo admitía públicamente que también habían faltado explicaciones públicas.
Fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien reconoció esta ausencia en Espejo Público, el jueves. “Quizá todos deberíamos explicar mejor las cosas”, concedió. Robles está entra las ministras que hace apenas dos meses y medio rechazaba abiertamente la “financiación singular” catalana, antes de la investidura de Illa. “El Estado no puede darle la llave de la caja a Cataluña”, aseguró el 20 de junio. Esta misma semana, la senadora de ERC Sara Bailac utilizaba la misma expresión, pero en sentido contrario: “En 2025 tendremos la llave de la caja”. La digestión de este planteamiento está siendo lenta y difícil, particularmente entre los territorios, que temen que se está sacrificando demasiado para controlar la Generalitat.
En un intento por pacificar el partido, Illa, la número dos socialista, María Jesús Montero, y el secretario de Organización, Santos Cerdán, han mantenido conversaciones con los distintos barones, para responder sus dudas y explicar con algo más de detalles, discretamente, sus posiciones. Las llamadas se han sucedido desde el mes de agosto, y según El Español volvieron a producirse esta semana. Varios territorios niegan a Artículo 14 haber sido contactados en los últimos días, aunque sí admiten conversaciones hace semanas.
Los barones madrileño y andaluz, en el aire
Después del 41 Congreso Federal se abrirá una etapa de congresos autonómicos. Si hay dirigentes como Lambán que están de salida -no se presenta a la reelección-, en el PSOE hay dudas sobre la continuidad del secretario general madrileño, del andaluz; del recién elegido líder extremeño o del secretario general en Castilla y León, Luis Tudanca. El mismo que afirmó hace un mes que el acuerdo con ERC “no se va a llevar a cabo nunca”.
El madrileño Juan Lobato reivindicó esta semana su trabajo en la federación, frente a una líder con mayoría absoluta como Isabel Díaz Ayuso, y pidió más tiempo para desplegar su proyecto. Madrid está entre los territorios que inicialmente se mostraron más reacios al pacto, pero hoy su secretario general se mantiene en silencio, como Tudanca.
No es el caso de Juan Espadas, cuyo posible “ascenso” a ministro y relevo como barón es habitualmente comentado. “A quien me diga que esto es un cupo catalán le digo que miente; así de claro”, afirmó el miércoles. También resto importancia a las críticas de Josep Borrell, Felipe González o Susana Díaz, entre las muchas documentadas. El último socialista histórico en mostrar sus reticencias fue el exeurodiputado y exministro Jáuregui, en un artículo de opinión en El País. “Nuestro proyecto parece encaminado a construir un país sin contar con la mitad de él”, lamentó, reclamando una reforma constitucional para habilitar “los pactos financieros y de autogobierno pendientes”.
Por lo pronto, en Ferraz restan importancia a las críticas y defienden la “normalidad” de la discusión prevista para este sábado. “En el PSOE se debate siempre. Y de los debates del PSOE siempre salen cosas buenas para España”. También cargan contra el PP por llevar “casi ocho años sin convocar un congreso para debatir sobre sus propias ideas”. “Viven ideológicamente al día”.
En todas las retinas está grabada la imagen de unidad de Alberto Núñez Feijóo y sus barones, tomada el viernes, en anticipo a la contraposición que el PP prevé divisar este sábado. Los dos partidos intentarán horadar en las contradicciones de los dirigentes territoriales del otro, en todas las zonas de sombra para los consensos entre barones. En el encuentro de este sábado en la sede nacional del PSOE, que debería arrancar a las 10.30 horas, la duda está en cuánto se dispararán los decibelios.