“Nunca un ministro del Gobierno de España estuvo imputado por corrupción”. José Luis Ábalos está a punto de marcar un hito en la historia de la democracia. Así lo recuerdan en el entorno de Alberto Núñez Feijóo, donde piden “paciencia” para afrontar un episodio que, aseguran, será el que escriba la lápida del “sanchismo”. Pero el ansiado final no llegará en las próximas semanas, añaden. Ni siquiera en los meses venideros. “Nos quedan dos años y medio”, zanjan en Génova. El líder de la oposición, consciente de que si por algo se caracteriza la Justicia en nuestro país es por la lentitud, apuesta por el pragmatismo y descarta tomar decisiones de forma precipitada. A pesar de que no son pocos los que dentro de su formación le están demandando una línea de ataque más proactiva. Sin ir más lejos, hay quien no entiende que, a estas alturas, el PP siga sin citar a Sánchez en la comisión de investigación del Senado.
De momento, la estrategia de Feijóo pasa por exigir explicaciones a Pedro Sánchez por su relación con los miembros de la trama. A todas horas. “Se reunió varias veces con el cabecilla, Víctor de Aldama, y en los volcados de todos los dispositivos electrónicos que están pendientes no tenemos ninguna duda de que saldrán fotos de ambos”, apostillan desde Génova. En la última sesión de control en el Congreso, Feijóo pidió al presidente: “¿Puede explicar a los españoles cuántas veces, dónde y sobre qué hablaron usted y su mujer con el señor Víctor de Aldama actualmente en prisión?”. En la bancada azul, se hizo el silencio. El pasado miércoles, en una rueda de prensa, los periodistas volvieron a trasladar ese interrogante a Sánchez. Se volvió a hacer el silencio.
En las filas populares, analizado en profundidad el auto de la Audiencia Nacional que solicita al Tribunal Supremo la imputación de José Luis Ábalos, se muestran seguros de que todavía queda mucha información por salir a la luz. Y que la magnitud del caso irá “in crescendo”. De ahí la determinación de Feijóo por madurar cualquier iniciativa a seguir y no dar disparos al aire, a pasar de “las urgencias” que muestran algunos de sus cuadros. El líder popular quiere calma. Especialmente, después del fiasco que supuso la querella presentada hace semanas en la Audiencia Nacional contra el PSOE por un supuesto delito de financiación ilegal y que, como estaba previsto, el juez Pedraz acabó archivando con especial diligencia.
Para el PP, lo importante ahora es que todo el foco de atención se sitúe sobre “la corrupción de Sánchez”. Nada más que con las denuncias públicas y las reiteradas peticiones de dimisión, en el entorno de Feijóo creen que irán minando poco a poco al Ejecutivo. “Esto es a fuego lento. Antes de las europeas, muchos nos decían que por qué no llamábamos a Sánchez a declarar al Senado… si les hubiésemos hecho caso, no le habríamos preguntado por todo lo que sabemos hoy”.
En la dirección del PP reconocen que hay dirigentes territoriales que demandan apretar más con la corrupción. Pero eluden apuntar a nadie, conscientes de que, en este momento, lo mejor que le puede pasar al Ejecutivo es que se hable de “una crisis interna” en la orilla del adversario. En ese sentido, Feijóo está decidido a capear las diferencias en el seno de su partido para evitar cualquier incendio.
Críticas a Ayuso
Como muestra, la actitud que ha mantenido esta semana con Isabel Díaz Ayuso. La baronesa madrileña ha soliviantado a varios presidentes autonómicos con sus goles de efecto: desde el plantón a Sánchez hasta la denuncia de que España va camino de convertirse en un “Estado policial”, por la investigación a su pareja. “Está muy bien que vaya por libre, pero también nos afecta a nosotros”, se queja un barón de peso, en conversación con Artículo14, que lamenta que Ayuso imponga la agenda a todos los mandos del partido.
A pesar de que la Puerta del Sol ocupa casi tanta atención como la Moncloa, Feijóo apuesta por cerrar filas con Ayuso en todo momento.
Para este viernes estaba prevista la reunión Sánchez-Ayuso. Quienes sí acudirán al encuentro del presidente serán otras dos baronesas del PP: Marga Prohens, presidenta de Baleares, y María Guardiola, de Extremadura. Las dos llevarán su propia agenda, aunque pondrán sobre la mesa asuntos como “la reforma del Sistema de Financiación, las políticas en vivienda y la respuesta a la crisis migratoria”.