Pedro Sánchez no va a dimitir. Ni siquiera se lo plantea. “Por mucho ruido y por mucho insulto que hagan no me sacarán de ese carril”, recalcó él mismo durante la última sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Por tanto, la petición de un adelanto electoral, que agitan con suma intensidad desde Génova13, no es más que una quimera. Un grito al cielo. Así lo admiten los cuadros del Partido Popular, que son conscientes de que la legislatura “va para largo”. Al menos, vaticinan, durará un par de años más. Incluso sin que se aprueben unos nuevos Presupuestos Generales del Estado: “Sánchez cuenta con margen de maniobra suficiente para seguir adelante”.
La única baza con la que cuenta el líder de la oposición para derrocar a Sánchez antes de lo previsto, admiten fuentes de su entorno, es… presentar una moción de censura. Y ganarla. Un mecanismo que, ante la imprevisibilidad de un Junts amenazante y la grave situación de un Gobierno cercado por la corrupción, empiezan a demandar algunos dirigentes de la formación conservadora. Aunque sea por la escenificación. No obstante, Feijóo, tal y como publicó ayer Ángela Vera en Artículo14, descarta presentarla. De momento.
En los últimos días, el presidente del PP ha introducido en su discurso por el caso Ábalos una nueva variable: los socios de Sánchez. “Queda por ver quién permanece al lado embarrándose y embarrando la vida política española. Aconsejo a sus socios que revisen su posición (…), tengan en cuenta que los cambios a veces son inevitables y un cambio político en España es inevitable en este momento”, subrayó desde Bruselas el pasado jueves. Su intención es ir elevando, día a día, la presión sobre el PNV. Cada vez que dispare contra el Gobierno por la corrupción, también lo hará contra el PNV, al que hará corresponsable por no hacer nada.
Tal y como admiten fuentes populares a este periódico, la estrategia de Feijóo pasa por poner contra las cuerdas a los nacionalistas, que por boca de su portavoz en la Cámara Baja, Aitor Esteban, ya han rechazado ser la muleta del PP para tumbar a Sánchez a golpe de moción. Pero, si algo ha demostrado el PNV en el tiempo es cierta versatilidad: en 2018 pasó, en cuestión de una semana, de apoyar los Presupuestos de Mariano Rajoy, para dotar de estabilidad su segunda legislatura, a secundar la moción de censura que le mandó al patíbulo y aupó a Sánchez a la Moncloa. El pretexto de aquel giro copernicano fue la corrupción.
“¿Y por qué no se va a repetir ahora ese escenario?”, es la pregunta que se hacen en el entorno de Feijóo, donde trazan un paralelismo entre antaño y hogaño. En el comité de dirección del PP sostienen que la información que ha salido hasta ahora sobre “la corrupción” del Gobierno de Sánchez no es más que “la punta del iceberg” e irá conociéndose “más”. Los populares dan por sentado que conforme avance la investigación judicial se irán conociendo detalles de “la organización criminal” que operó en el Ministerio de Transportes que no dejarán a nadie exento de responsabilidad. Empezando por Sánchez, al que ahora denominan “el uno”.
De confirmarse este escenario, el PP cree que se hará insostenible para el PNV seguir dando cobertura a Sánchez. Aunque, quienes sostienen esta tesis obvian un dato no menor: el PNV gobierna en el País Vasco gracias al PSOE. Una alianza que imposibilita, y mucho, que en el Congreso puedan retirar el apoyo al Gobierno sin que tenga consecuencias en el parlamento vasco, donde la cada vez más blanqueada Bildu tiene tantos escaños como el PNV.
Este domingo, durante la manifestación contra el Gobierno de Sánchez que se celebró en la Plaza de Castilla, y que secundaron decenas de miles de personas, el líder de Vox, Santiago Abascal, volvió a dejar clara su postura ante la hipotética moción de censura: “Con la única condición de la convocatoria de elecciones inmediata, ni una sola cesión a separatistas”.
Desde ese mismo punto, la número tres del PP, Carmen Fúnez, insistió en pedir elecciones generales. En sus filas, la moción despiertan tantos apoyos como suspicacias. Sin ir más lejos, hace días, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, respondió de manera tajante cuando se le preguntó por la posibilidad de sacarla adelante con Junts: “Con los enemigos de España, ni a la vuelta de la esquina”. Una aseveración que comparten otros tantos cargos. Por eso, el sí del PNV es clave en este entuerto: libraría a Feijóo de tener siquiera una conversación informal con los de Carles Puigdemont.