Las elecciones en Cataluña de 2024 se postulan como una de las más importantes de la historia de la comunidad autónoma. Pero los resultados no solo van a dejar una huella enorme en el devenir catalán, sino también en toda España. Se suele decir siempre que «estas elecciones autonómicas son en clave nacional». Sí, se ha dicho antes en las gallegas y en las vascas. Sin embargo, hay pocas que realmente vayan a provocar un efecto dominó que resuene con fuerza en el Congreso de los Diputados como éstas.
A fin de cuentas, está en juego la legislatura de Pedro Sánchez. Hay dos socios del PSOE en Madrid que están peleando ―según todas las encuestas― por el segundo puesto de las elecciones en Cataluña. Por eso están mirando de reojo a su compinche socialista en el Congreso, para ver qué van a hacer, hacia dónde se van a mover y cuáles van a ser las cesiones que tendrá que llevar a cabo Sánchez para mantener a todos contentos. Aquí, sin embargo, la ingeniera política del superviviente va a ser más compleja que nunca. Alguien no va a quedar satisfecho.
En ese contexto, no es de extrañar que Salvador Illa haya dejado la puerta abierta tanto a Junts per Catalunya como a Esquerra Republicana. Las cuentas son complejas, porque pactar con uno puede mover a varios hacia el otro lado, mientras que la combinación de dos sumas podría no alcanzar la mayoría absoluta necesaria para investir a Salvador Illa como presidente. Por ese motivo, conviene repasar cuáles son los posibles pactos y los escenarios de las elecciones en Cataluña. Todo está en el aire. Todo es posible. Y todo podría tener consecuencias imprevisibles.
Un bloque progresista liderado por Salvador Illa
La posibilidad más realista de las elecciones en Cataluña 2024 es crear un bloque progresista liderado por Salvador Illa. Se presupone que el candidato socialista va a ser el más votado, por lo que unificará los escaños de Comuns Sumar para dar continuidad a la coalición nacional. Si las sumas salen, y hay concesiones mediante, lo lógico es pensar que el PSOE se aproximará a ERC para ofrecerles una propuesta lo suficientemente jugosa como para que la izquierda independentista acepte investir presidente a Salvador Illa.
Sin embargo, hay varios hándicaps en la negociación entre el Partido Socialista y Esquerra Republicana. El primero de ellos es la hoja de ruta de ERC. Pere Aragonès no ha escondido nunca los planes de su partido. Hay dos líneas rojas que no están dispuestos a cruzar: por un lado, el control fiscal a la vasca; por el otro, un referéndum a la escocesa. El segundo hándicap es que un pacto entre PSOE y ERC suscitaría la furia de Junts. Y Pedro Sánchez depende de Puigdemont en Madrid.
La alianza inverosímil: PSOE y Junts per Catalunya
Cualquier socialista que se precie asumirá que esta alianza es tan inverosímil como insólita. A fin de cuentas, Junts per Catalunya es la herencia de CiU y CiU representa a la derecha conservadora de Cataluña. Es decir, están más cerca del PP en cuestiones políticas e ideológicas que del PSOE. Sin embargo, la política ―como el amor― no entiende ni de lógicas ni de historias. La política entiende de bloques, de pactos, de acuerdos y de concesiones. Y esa es la senda que Salvador Illa está dispuesto a cruzar, alentado por Ferraz, para salvaguardar el Parlament.
No obstante, como en el caso del pacto PSOE-ERC, el de Junts sería un acuerdo que suscita problemas. A fin de cuentas, Carles Puigdemont sigue convencido de que la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) es la única vía que tiene el independentismo para alcanzar su esperada soberanía. Para colmo, un pacto entre PSOE y Junts per Catalunya provocaría que el resto de los partidos de izquierdas, empezando por Comuns Sumar, se desplazaran a la oposición. A no ser de que Junts aceptara una serie de políticas sociales que hiciera saltar por los aires sus propios programas a cambio del referéndum y la DUI.
Volver al año 2017 tras las elecciones en Cataluña
El tercer escenario, y tal vez el más peligroso para la unidad nacional y la legislatura de Pedro Sánchez, es la repetición del bloque soberanista que tuvimos hace siete años. Es decir, un pacto entre todos los partidos independentistas de Cataluña: Junts, ERC y la CUP. Si las tres fuerzas logran sumar ―sin necesitar a Aliança Catalana―, podríamos volver a tener un bloque independentista bien armado que iniciaran un segundo ‘procés’ en torno a las figuras de Carles Puigdemont y Pere Aragonès. La fuerza soberanista más votada pondría el rostro, pero el objetivo sería el mismo que antaño: referéndum y declaración de independencia.
Desde luego, si este escenario llegara a cumplirse ―y por lo escuchado ayer en “El Debat” de La Sexta da la sensación de que no se descarta por parte de Junts―, sería uno de los más peliagudos para la continuidad de Pedro Sánchez al frente del Congreso de los Diputados. Todo saltaría por los aires, empezando por esa Ley de Amnistía que hizo a la medida de Puigdemont con el leitmotiv de «dejar atrás el procés». Sin embargo, esto no haría más que resucitar el ‘procés’, echando por tierra las tesis de Ferraz y llevándonos de vuelta al mismo contexto sociopolítico que tuvimos en 2017. Eso sería una auténtica pesadilla para el «sanchismo».
¿Cabe un milagro constitucionalista en estas elecciones?
No, en absoluto. Y no solo porque actualmente sea incompatible un acuerdo entre PSOE, PP, Ciudadanos y Vox para frenar al independentismo y ofrecer una salida constitucional al proceso soberanista. También es imposible porque los números no salen. Tendría que haber una espantada de los votantes independentistas a uno de estos cuatro partidos en la última semana antes de las elecciones en Cataluña para que hubiera un terremoto electoral que permitiera un bloque constitucionalista liderado por Salvador Illa.
Estos son los cuatro escenarios posibles que dan las elecciones en Cataluña 2024. Todo apunta a que la pelota está en el tejado del PSOE, y que serán Pedro Sánchez y Salvador Illa quienes deciden el curso a seguir por el socialismo catalán a la hora de formar una legislatura en el Parlament sin perjudicar la nacional. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que surja un nuevo bloque soberanista que recupere el ‘procés’ y le cree un nuevo problema a Sánchez. Todo en juego este próximo domingo 12 de mayo en la comunidad catalana.