acción exterior

¿Estarías dispuesto a ir a la guerra por tu país?

Europa necesitaría 300.000 soldados adicionales para defenderse sin EE UU. Mientras otros países estudian instaurar el servicio militar o una ley de movilización, España sólo dispone de reservistas al margen de las FAS

La sargento Ainhoa Tesoro, desde su carro de combate en la base de Adafi
La sargento Ainhoa Tesoro, Jefe de Carro de combate, en la base militar de Adafi (Letonia) Aurora García Mateache

Los desencuentros entre Europa y Estados Unidos propician que la exigencia militar crezca de manera exponencial. La conversación entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el ruso, Vladimir Putin, a espaldas de Europa el pasado 13 de febrero activó las alertas en el viejo continente, que se han agravado este fin de semana tras la polémica visita del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a la Casa Blanca.

En este contexto, los líderes europeos se reunieron este domingo en Londres para analizar todos los escenarios posibles y la capacidad de respuesta ante la amenaza rusa. Entre ellos, la solvencia europea al margen del apoyo de Estados Unidos.

Según un informe del tink tank Bruegel -digirido por Jean Claude Trichet, ex presidente del BCE-, en colaboración con el Instituto de Kiev para la Economía Mundial, Europa podría necesitar 300.000 soldados más y un aumento anual del gasto de defensa de al menos 250.000 millones de euros a corto plazo para disuadir la agresión rusa y poder defenderse de manera independiente. El mismo informe sostiene que,  “según las evaluaciones de la OTAN, Alemania, Polonia, Dinamarca y los Países Bálticos, Rusia está preparada para atacar en un plazo de tres a diez años”.

En caso de que hubiera un ataque ruso a un país europeo, por el que se activaría el artículo 5 de la Alianza Atlántica que establece una defensa conjunta en caso de ataque a un país integrante, los 100.000 efectivos que el país gobernado por Trump tiene desplegados aumentarían hasta 200.000, por lo que en un cálculo aproximado, Europa debería conseguir un número similar.

Actualmente, la fuerza de los ejércitos europeos es de 1,5 millones de efectivos, un número aproximado a los que tiene el Ejército ruso, sin contar con los apoyos de países afines. En esta coyuntura, los países han tomado la iniciativa de llamar a más personas a las filas de sus Fuerzas Armadas, incluidos hombres y mujeres. Una vía es el servicio militar obligatorio, como sucede en 16 países europeos, y la otra, potenciar el servicio de reclutamiento mediante una ley de movilización militar.

Francia sopesa la instauración de una “mili” para jóvenes de ambos sexos de una duración de medio año aproximado, mientras que, a finales del pasado año, el Consejo de Ministros alemán dio luz verde a aprobar una medida mediante la cual se restablece un registro en el que los jóvenes alemanes deberán inscribirse al cumplir los 18 años y especificar si están dispuestos a realizar el servicio castrense. Una manera de poder conocer el número de ciudadanos de los que dispondría en caso de haber una emergencia militar. “Si mañana surgiera un Estado de defensa, no sabríamos a quien podríamos reclutar porque no hay una base de datos completa”, aseveró el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius.

Albares ve “prematuro” tratar el despliegue de tropas a Ucrania

Si miramos dentro de nuestras fronteras, esta cuestión no está sobre la mesa. En 2001 el entonces presidente, José María Aznar, acabó con el servicio militar obligatorio, y la situación no se va a revertir de momento. La ministra de Defensa, Margarita Robles, fue tajante en su última intervención al respecto el año pasado en la Cámara Baja  “No va a haber servicio militar en España. En absoluto. Ni creo que se le haya pasado por la cabeza a nadie. En otros países, por su situación geográfica, perciben más esa situación”. Desde entonces, la estrategia geopolítica mundial ha cambiado considerablemente, pero según informan desde el ministerio, la postura de España sigue igual.

La soldado del escuadrón de caballería, en el carro de combate Centauro

La soldado del escuadrón de caballería, en el carro de combate Centauro

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró durante una entrevista este lunes, tras la reunión del fin de semana a la que asistió el presidente Pedro Sánchez,  que Zelenski “está defendiendo la soberanía y la libertad de Ucrania, pero también los valores democráticos”, y subrayó la necesidad de tener un pilar de defensa europeo: “Eso supone una mejor integración de nuestra industria de defensa y una financiación con un presupuesto europeo”. El incremento del PIB en el gasto militar por parte de los países integrantes de la Alianza Atlántica es una exigencia que el secretario general Mark Rutte ha puesto sobre la mesa y que España, a falta de llegar al mínimo del 2%, prevé cumplir en 2029.

Respecto a si el Gobierno español desplegaría tropas  en Ucrania para garantizar la seguridad, Albares matizó que, a su juicio, es “es prematuro hablar de esto”. “Tenemos tropas españolas desplegadas en distintos escenarios en favor de la paz, pero creo que en estos momentos el esfuerzo todavía es político y diplomático. Hay que conseguir una paz justa y duradera y no un mero alto el fuego temporal”.

Según planifica el Gobierno, se prevé aumentar en 20.000 el número de efectivos, lo que implicaría un aumento de los 140.000 militares que operan dentro y fuera de nuestras fronteras. El plan prevé la incorporación de 7.500 soldados antes de 2030, con la posibilidad de alcanzar los 20.000 adicionales en la siguiente década.

La Constitución Española establece en su artículo 30: “los españoles tienen el derecho y deber de defender a España”. En esta línea, si con el número de efectivos del Ejército no se tuviera suficiente, el Estado podría acudir a los reservistas. De especial disponibilidad -aquellos que salieron del Ejército a la edad de 45 años-, voluntarios  y obligatorios -civiles sin vinculación previa con las Fuerzas Armadas-, que rozan los 8.000 en la actualidad.

Inversión en capacidades

No obstante, no todo es incremento en efectivos, sino también inversión en capacidades. Aviación, transportes, misiles, drones, servicios de comunicación, de inteligencia… en esta línea, el BEI -Banco Europeo de Inversiones- dirigido por Nadia Calviño, estudia la apuesta por tres proyectos en nuestro país y subir a 2.000 millones la inversión.