En un tablero geopolítico mundial en el que el presidente estadounidense, Donald Trump, mueve las fichas a una velocidad difícil de digerir, las fotos, los discursos y las declaraciones de intenciones ceden paso a una acción que cada vez cuenta más: los hechos.
En esta vertiginosa adaptación al nuevo orden global que quiere imponer Trump, el think tank europeo busca mantener el estatus que para el presidente estadounidense no tiene, a tenor de las negociaciones con el líder ruso, Vladimir Putin, sobre el futuro de Ucrania sin tener en cuenta al viejo continente.
En esta actitud de, dicho en lenguaje coloquial, arréglatelas como puedas para seguirme o prepárate para cualquier cosa, a Europa no le interesa un enfrentamiento con la primera economía mundial, máxime cuando existen posibilidades de escenarios como que Estados Unidos retire sus tropas de los países vecinos a Rusia.
Y no todo es Ucrania. Pese a la escenificada indignación europea respecto al ninguneo de Trump, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, ha propuesto una alianza con el líder estadounidense para frenar a China y sortear los aranceles del líder republicano. Entre otros frentes abiertos para estrechar lazos con el magnate.
En este juego, el presidente Pedro Sánchez no lo tiene fácil. El diario británico The Economist, perteneciente a la familia judeoalemana Rothschild, critica la “obsesión” de Europa con la formación de grupos como la zona euro, y advierte de la importancia de que se junten actores clave como Reino Unido, y no dar “peso” a naciones como Hungría y España quienes, afirma, “no se quieren rearmar”. En este sentido, serán el presidente de Reino Unido, Keir Starmer, y el de Francia, Emmanuel Macron, los que irán a la Casa Blanca la semana que viene para reunirse con Trump. Una reunión crucial en la que se debatirá sobre la seguridad de Europa y la posibilidad de envío de tropas allí para hacer frente a Putin, ya que según lo que estipula la OTAN, si se ataca a uno de los países miembros se activará el artículo 5 por el que deberán intervenir todos. Una situación que pondría en un brete al presidente estadounidense.
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Olaf Scholz, Pedro Sánchez, Dick Schoof, Donald Tusk, Giorgia Meloni, Emmanuel Macron, Mette, Frederiksen, además de Antonio Costa, Ursula von der Leyen y Mark Rutte
De lo que salga de esta reunión, y de pasos sucesivos, dependerá el posicionamiento de nuestro país y lo que se le exija. Pese a la pasada reunión en París del presidente con los principales líderes de Europa, las nula sintonía con Trump tanto ideológica como estratégicamente le coloca en una posición complicada respecto al resto, y su presentación de socio fiable en la nueva geoestrategia se va a tener que demostrar. De momento, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ya ha advertido a los países miembros de cumplir con el 2% antes de verano, lo que no entra en los planes de Sánchez, quien asegura poder llegar a él en 2029.
Alcanzar el 2% no está en los objetivos de Francia, por ejemplo: Macron le podría decir a Trump en su próxima reunión -se entrevistará también con el líder republicano este lunes solo- que elevará el gasto del 2,5% al 5% del PIB, y Dinamarca lo incrementará hasta el 3,5%.
El hecho de que España sea el último de los 32 de la OTAN en cumplir con el 2% del PIB exigido desde la cumbre de 2014 de la Alianza Atlántica le sitúan en una situación de debilidad: Nuestro país tiene un gasto del 1,28% del PIB, mientras que Polonia, con la mitad del PIB, alcanza el podio del gasto con un 4,2%.
Según los datos que aporta la OTAN, entre los países que no alcanzan el 2% por delante de España se sitúan Eslovenia, Luxemburgo, Bélgica, Canadá, Italia, Portugal y Croacia. Los que logran el 3%, de menor a mayor gasto: Grecia, Letonia, Estados Unidos y Estonia, y el resto se ubica en la franja comprendida entre el 2% y el 3%.
Sentencias como: “No comparto ni voy a alentar jamás una deriva militarista que nos abogue a una carrera armamentística” -según afirmó en la conferencia de embajadores celebrada el pasado mes de enero-, o “el mundo tiene prioridades más urgentes que atender», ya no se escuchan tan altas en boca de Sánchez. Las elecciones alemanas de este domingo son decisivas para la estrategia europea común. Los trumpistas apoyan a la candidata de APD, Alice Weidel, quien podría arrebatar el poder al canciller Olaf Scholz, principal aliado de Sánchez en la UE.
La posición española no tiene visos de cambio ante la imposibilidad de Sánchez de llegar a acuerdos con sus socios de gobierno. La imagen del Ejecutivo sobrevive a bases de partidas sacadas de créditos extraordinarios y del fondo de contingencia, pero es una carta difícilmente vendible. Sánchez sale del escollo con datos reales y positivos, como que somos el décimo mayor contribuyente de la OTAN, nuestra aportación en las misiones y nuestro liderazgo: en el flanco este en Eslovaquia, donde lideramos una brigada multinacional, o el cumplimiento de algunas vertientes del PIB, como el gasto en equipamiento, ya que nuestro país supera desde 2017 el 2% establecido.
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Efectivos españoles en Eslovaquia, donde lideramos la brigada multinacional
El último movimiento ha sido aprobar por decreto -es decir, sin pasar por el Congreso evitándose el bloqueo de los socios-, la medida de 400 millones destinada a subir las retribuciones de los militares en las misiones, una partida que lava su imagen frente a sus socios contrarios a una inversión en armamento, pero que no mejora nuestras capacidades.
Lo que España se juega
Pese a la creencia en algunos sectores de que España ocupa el último de los pensamientos del presidente, Estados Unidos tiene dos bases militares en Andalucía: base de Morón de la Frontera (Sevilla) y la conjunta para la fuerza aérea y naval, ubicada en Rota (Cádiz). Y, mientras todas las miradas se dirigen a Ucrania, Marruecos ha incrementado un 7,25% su gasto en Defensa, un socio determinante para Trump, quien ya en 2018 afirmara que las ciudades de Ceuta y Melilla pertenecían al reino alauí y podría presionar para que el país vecino abandonara las negociaciones sobre el establecimiento de las aduanas.
Oriente Medio es otro escenario de choque entre Estados Unidos y España. El Ejecutivo de Sánchez ha establecido una intensa hoja de ruta exterior en favor de Palestina desde la masacre del 7 de octubre de 2023. Una postura que no cuaja con la intención de Trump de convertir Gaza en la “Riviera de Oriente Medio” y distribuir a los gazatíes entre Egipto y España. Precisamente, esta semana Sánchez y el presidente Abdel Fattah Al Sisi han dado un paso más en sus relaciones con la visita oficial del mandatario árabe al crear una Asociación Estratégica.