Durante la jornada de ayer, Sumar se enfrentó a una delicada situación que sacudió los cimientos de su organización: la confirmación de denuncias de acoso sexual contra Íñigo Errejón, portavoz parlamentario del partido. La dirección de Sumar, encabezada por Yolanda Díaz, fue informada de que las acusaciones eran verídicas y que el tratamiento para controlar las adicciones del político, incluida una presunta adicción al sexo, no había resultado exitoso. En medio de un escándalo de gran magnitud, especialmente para un espacio político comprometido con el feminismo y la lucha contra la violencia de género, Errejón dimitió como portavoz del Congreso.
La renuncia de Errejón no fue una decisión precipitada. Fue el resultado de una serie de eventos que revelaron problemas de fondo en la dirección de Sumar. La secretaria de Organización, Lara Hernández, le llamó para preguntarle si el testimonio de una mujer anónima en redes sociales, que describía a un “maltratador psicológico” y “psicópata”, hacía referencia a él. Ante la respuesta afirmativa de Errejón, la organización decidió pedir su dimisión. Yolanda Díaz le transmitió el mismo mensaje. Errejón pidió un día para gestionar el asunto con su familia y, tras un día de especulación, hizo pública su salida.
En redes sociales, varios testimonios comenzaron a circular, incluyendo el de la actriz Elisa Mouliaá, quien afirmó haber sido acosada por el político y presentó una denuncia. Sumar, decidido a mantener su integridad como partido, trató de separar su imagen de la controversia. Sin embargo, esto ha resultado difícil para un espacio político que ha centrado su discurso en el feminismo y la lucha contra la violencia machista.
El inicio de una espiral de problemas
Los problemas de Errejón con la violencia machista y su adicción al sexo no eran desconocidos en los círculos de Sumar. A principios de año, cuando asumió el cargo de portavoz parlamentario en sustitución de Marta Lois, ya existían rumores sobre su conducta. Según fuentes internas, fue en ese momento cuando el exdiputado comenzó a tratarse por sus adicciones. Y fue entonces cuando la dirección del partido fue consciente de sus dificultades.
El propio Errejón, en su comunicado de dimisión, reconoció que llevaba tiempo en tratamiento psicológico. “No podía controlarse”, han admitido fuentes de Sumar a El Confidencial. Aunque también mencionan que su situación mejoró en cierto punto, pero no lo suficiente. En la organización sabían que “su peor etapa” había sido la legislatura anterior. No obstante, los últimos episodios confirmaron que aún tenía dificultades para manejar sus problemas personales.
La situación de Errejón ha evidenciado profundas divisiones dentro del espacio progresista y ha aumentado las tensiones con Más Madrid, un partido con el que el político madrileño ha tenido una relación complicada desde su fundación. La presión de Más Madrid fue determinante en la decisión de Sumar de exigir la renuncia de Errejón. “Somos y seremos un partido comprometido contra la violencia machista”, afirmó Más Madrid en un comunicado, donde subrayaron su compromiso con las víctimas y la necesidad de tomar medidas ante cualquier denuncia de acoso o abuso.
Mónica García, líder de Más Madrid y ministra de Sanidad, ha desempeñado un papel crucial en esta crisis y ha cuestionado la forma en que Sumar gestionó la situación de Errejón. Su equipo expresó su descontento ante la posibilidad de que Sumar intentara atribuir toda la responsabilidad a Más Madrid cuando, en su opinión, la organización liderada por Yolanda Díaz también era consciente de la situación de Errejón.
¿Quién sabía la verdad?
Una pregunta persiste en los círculos políticos. ¿Quién sabía la verdad sobre los problemas de Errejón y desde cuándo? Desde su renuncia, ha surgido un debate sobre la falta de acción en torno a las denuncias que pesaban sobre él. Aparentemente, muchos conocían los rumores sobre la conducta de Errejón. Eso incluye algunas voces de Podemos, partido del cual el exdiputado fue cofundador. La falta de una respuesta firme de estos espacios progresistas plantea serias dudas sobre la ética interna y el compromiso real con los valores que defienden públicamente.
Varios periodistas y políticos han asegurado que este “secreto a voces” ha circulado durante algún tiempo en la izquierda española. Se ha mencionado el caso de una joven que, en junio de 2023, acusó a Errejón de tocamientos en un concierto. Según el testimonio de esta joven, el equipo del político trató de enterrar el caso para proteger su imagen antes de las elecciones generales. Una estrategia que habría sido apoyada por Loreto Arenillas, diputada de Más Madrid en la Asamblea. Arenillas, presuntamente, le pidió a la joven que no hablara del tema.