Decía Winston Churchill que “el político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el próximo mes y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”. Seguramente era tan optimista con la oratoria explicativa porque no contempló el panorama político que han dejado las elecciones catalanas. Algunos lo describen como “desolador”, pero sería más sensato hablar de incertidumbre que de otra cosa. En estos momentos, todo está en el aire. Incluso una de las opciones más viables, que es el tripartito de izquierdas, podría dejar de sumar tras contar el voto CERA. Será difícil, pero sigue siendo posible.
En ese contexto de incertidumbre que mencionamos, hablar de pactos se presupone como la única vía realista a la hora de gobernar. Pero ¿qué pactos pueden darse con los resultados de las elecciones catalanes? ¿Cuáles son los tres caminos que se dibujan en el horizonte político catalán y prometen terremotos políticos, sea cual sea el camino elegido por Salvador Illa? El líder socialista en Cataluña sabe que tiene la pelota en su tejado, y son tres los partidos que puede jugar con ella.
El tripartito progresista de izquierdas: PSC, ERC y Comuns
En estos momentos, y a falta de contabilizar el voto CERA, las fuerzas políticas de PSC, ERC y Comuns suman 68 diputados. Este es exactamente el número necesario para alcanzar la mayoría absoluta. Parece ideado a propósito. A todas luces, parece sensato admitir que es la opción ideal para las tres fuerzas. Las tres persiguen políticas progresistas y, a pesar de sus diferencias ideológicas en determinados aspectos, están muy cerca de entenderse. Lo han demostrado en el Congreso de los Diputados y pueden hacerlo ahora en el Parlament. Entonces, ¿por qué no es una realidad a estas alturas?
No lo es porque todo depende de ERC. El pacto entre PSC y Comuns se da por hecho. La alianza de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz va más allá de la índole nacional y puede trasladarse con facilidad a cualquier territorio autonómico. Sin embargo, la conversación con la izquierda independentista será mucho más difícil. A estas alturas, ni siquiera puede tener lugar. Pere Aragonès fue muy claro ayer a la hora de valorar el resultado de las elecciones catalanas: el pueblo ha decidido que ERC se vaya a la oposición. Habló de oposición, sí. En ningún momento habló de gobierno con Salvador Illa ni de ser claves para formar alianza alguna. Oposición.
Nadie puede culpar ni juzgar la posición de ERC. Son ellos los que más tienen que perder —y los que más han perdido— tras las elecciones catalanas. Hace apenas dos meses estaban al frente de la Generalitat. Ahora, se ven entre la espada y la pared. Tienen que elegir entre susto o muerte. Si pactan con el PSC para formar un tripartito, su base electoral independentista podría orientarse hacia Junts, creyendo que ERC ya no representa la vía soberanista porque llega a acuerdos sistemáticamente con el bloque constitucionalista. Y si provoca un bloqueo y la repetición de elecciones, entonces Puigdemont podría canibalizar aún más voto independentista para unificarlo en una sola formación político. Lo dicho: susto o muerte.
La cesión socialista de Junts a cambio de la legislatura de Sánchez
Lo contaba esta mañana Pilar Gómez, directora de Artículo14: Puigdemont dejará caer a Sánchez si no le da la Generalitat. A pesar de ser la segunda fuerza política en estas elecciones catalanas, el líder de Junts per Catalunya fue muy claro ayer. Habló directamente a ERC, pidiéndole que abandone la senda de unidad que para él representan partidos como PSC y Comuns y regrese a la vía unilateral con un bloque independista representado por él mismo, la propia izquierda catalana y la CUP, que ayer descendió notablemente en número de escaños.
¿La parte negativa de este bloque soberanista? No suman. Los números no dan. Sin embargo, hay una opción aún más compleja que está encima de la mesa. Esa opción es que Carles Puigdemont se presente a la investidura y que los diputados del PSC se abstengan. Eso le daría el Parlament a Junts, y quizás permitiría que los siete diputados de Junts en el Congreso voten, por ejemplo, los presupuestos generales del próximo año. Es decir, una cesión socialista en Cataluña a cambio de la viabilidad en la legislatura de Pedro Sánchez. Un juego político en toda regla. El trueque de toda la vida, vamos.
No obstante, a pesar de que en ese contexto las cifras sí salen, cuesta asumir que Salvador Illa quiera ceder su liderazgo después de haber sido el claro vencedor (votos y escaños) en estas elecciones catalanas. Es difícil ver al bloque socialista catalán aceptando una rendición política como esta, a pesar de salvar los muebles de un Pedro Sánchez que está cada vez más contra las cuerdas.
La repetición de las elecciones catalanas
Y la última posibilidad es que se consume el bloqueo parlamentario y haya una repetición de las elecciones catalanas. Si eso llega a suceder, los dos partidos más beneficiados —presuntamente— serían PSC y Junts. Se presupone que el Partido Socialista Catalán unificaría más el voto de la izquierda y se comería una parte del pastel electoral de Comuns. Lo mismo sucedería con Junts, que obtendría mayor ventaja por encima de ERC para consolidar el voto independista en una sola formación. Sería elegir entre el bloque socialista y el bloque soberanista, como una especie de segunda vuelta al más puro estilo francés.
Veremos qué acaba sucediendo, pero como hemos mencionado al inicio la situación política en Cataluña es compleja, abrumadora y llena de incertidumbre. Todo es posible y no lo es, al mismo tiempo.