El ala oeste de la Moncloa

El PSOE se encomienda a Begoña Gómez

Los altos cargos socialistas asumen que la decisión sólo depende de lo que le digan sus más íntimos. "Si ella le empuja a pelear es más factible que se quede"

Una imagen de respaldo a Pedro Sánchez de las últimas horas
Una imagen de respaldo a Pedro Sánchez de las últimas horas Kiloycuarto

Todo ha empezado con ella y lo que pase tendrá mucho que ver con lo que piense ella. A Begoña Gómez se encomienda ahora mismo la cúpula socialista porque serán los más cercanos (sus hijas, sus padres) los que terminen empujando o apartando a Pedro Sánchez de la puerta de salida de Moncloa. Quedan poco más de 24 horas para que sepamos cómo acaba el culebrón que inició la carta de un hombre enamorado.

El presidente, herido por el dolor de los suyos, abrió un periodo de reflexión de cinco días que se han hecho largos como cinco lustros. A quien más largos se le han hecho es al PSOE, que ha tratado de encubrir la zozobra y el pánico por la posible espantada de su jefe con una suerte de vigilia que devino en after en la sede de Ferraz.

Un comité federal sin presidente, pero para loar la figura del presidente en el que se han escuchado frases como que “está en juego la democracia” o que “están en peligro las reglas, las instituciones y la libertad”. Los principales popes del socialismo han mandado un hálito de fuerza en dirección a la carretera de La Coruña donde Sánchez sigue comiéndose la cabeza en el palacio en el que reside desde 2018.

Una de las más furibundas en su alegato ha sido María Jesús Montero, que, en ausencia del líder ha tomado prestado el bastón de mando para escribirle una carta al presidente: “merece la pena que sigas, merece la pena que ganen los buenos”. Incluso Emiliano García Page, uno de los barones más díscolos con la política sanchista, ha dejado claro que “cuentas con todo nuestro apoyo, y con el mío, particularmente”.

Como el barniz de los discursos no conseguía quitarle la pátina de vigilia al cónclave, al final Santos Cerdán ha cortado por lo sano y ha mandado a todo el Comité a mezclarse en la calle con los miles de simpatizantes que anegaban Ferraz. Allí los ministros y los principales cargos del partido se han dado un baño de autoestima en un momento particularmente bajo. Han sonado Quevedo, Raffaella Carrà, Rigoberta Bandini y los inevitables Serrat o Ismael Serrano, amén de La Internacional. Especialmente activas han estado de nuevo Montero o Alegría, dos de las personas que podrían heredar los dominios de Sánchez. También han estado muy arropados otros ministros presidenciables o con punch como Bolaños o Puente.

Golpe de efecto con resultado incierto

Una vez acabada la verbena el PSOE asume que sigue en el mismo sitio. Desde primera hora de la mañana ya se veía en los semblantes de los mandamases del partido que el miedo a que el presidente se vaya es real y que nada de lo que se haga o diga tendrá fuerza por sí mismo para virar el rumbo de los acontecimientos. La fiesta de Ferraz ha servido para empastar al partido y para dar un golpazo sobre la mesa, pero desde la cúpula se reconoce que “no sabemos si todo esto servirá de algo”.

Los colaboradores más estrechos de Pedro Sánchez dejan claro que nadie sabe si el presidente tiene la decisión tomada y mucho menos el sentido de esa decisión.

Todos los socialistas preguntados por la reflexión creen que al final todo dependerá en buena medida de una decisión conjunta entre Sánchez y Gómez: “Si Begoña empuja a Pedro a pelear y seguir su continuidad sería mucho más factible”, reflexiona una persona cercana al entorno del secretario general desde sus inicios en política.

Ha sido así a lo largo de toda su carrera; cuando Pedro Sánchez se ha encontrado en una encrucijada siempre ha tenido a Begoña aferrada a su mano. Ella le animó a pelear cuando sufrió el revolcón de sus propios compañeros y esa determinación le llevó primero a reconquistar Ferraz y luego a desalojar a Rajoy de La Moncloa. El amor y admiración que se profesan no estuvo oculto en esos primeros años de singladura política de Sánchez.

La de Begoña Gómez era una presencia constante en sus mítines, actos de campaña o incluso en sus primeros pasos como presidente. Luego el maremoto de ataques llevó a la mujer del presidente a dar un paso al lado, algo que no ha evitado que esté a punto de ser arrastrada por la corriente. En unas horas sabremos si el matrimonio decide seguir remando y afrontando la tormenta o aparca el manual de resistencia y aboga por volver a tierra firme.

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