A menos de dos semanas para que se celebren las elecciones europeas, varias son las cuestiones que copan el debate entre sus candidatos. Si bien aquellas estrictamente ligadas a Europa se disipan, la internacionalización del periodo preelectoral –a través de Palestina o Milei- toma mucho más protagonismo.
¿Cómo ve a las diferentes fuerzas en este momento de la campaña?
Orriols: Veo al PSOE con cierto desgaste por una legislatura gripada que no se parece en nada la interior, pero con cierto flotador generado por las elecciones catalanas. Veo a un Partido Popular que, aunque lidera, no consigue despuntar aún. Veo a Vox que, poco a poco, se pone a rebufo de este movimiento de extrema derecha europeo y eso le puede beneficiar y mucho, algo que de momento no ha sabido hacer. Y la parte que más me interesa es el espacio de la izquierda del Partido Socialista. Porque ahí, si bien antes había un dominio clarísimo de Sumar -que conseguía dos tercios del espacio- en las últimas encuestas se muestra que Podemos y Sumar se quedarían en un 50-50. Por tanto, en la última fotografía de este ciclo electoral podríamos encontrarnos una izquierda del PSOE altamente dividida, donde los ciudadanos no saben exactamente cuál de los dos partidos es el viable.
Simón: Los sondeos que actualmente existen muestran una disparidad muy grande con respecto a hace una o dos semanas, pero poco a poco van convergiendo. Por ello, se puede sintetizar que hay dos pautas. La primera es que la delegación que va a mandar España al Parlamento Europeo -61 eurodiputados- van a estar más a la derecha de lo que estuvieron en el 2019. La segunda es que también se verá un incremento en el peso de las fuerzas euroescépticas, sobre todo entendiendo que tanto Vox como, potencialmente, algún partido que pueda surgir a su derecha haría que la delegación española tenga aproximadamente un sexto de eurodiputados que son contrarios a la integración. En cualquier caso, esto está muy por debajo de lo que ocurre en otros países como Italia, Francia o Alemania, porque tanto PP como PSOE van a concentrar la mayor parte de los apoyos. Se podría añadir un tercer elemento, pues hay un acuerdo, salvo en el CIS, en el que el PP sería el primer partido, pero aquí es donde entra la cuestión de por qué margen.
Dabán: El PP sigue estando el primero en las encuestas, pero el PSOE le va recortando terreno. Los diez, doce puntos con los que los populares llevaban aventajaban a los socialistas hace unos meses pueden acabar en empate técnico, y eso sería un triunfo para Pedro Sánchez. El líder socialista está siendo muy hábil a la hora de disputar el terreno a Sumar, que sigue desinflándose en las encuestas; y a la hora de presentar como un mismo bloque al PP y a Vox.
Rodríguez: En este momento de la campaña veo posiciones fuertes en el PSOE y en el PP. Con los sondeos en la mano se ve como grupos nacionalistas que tradicionalmente conseguían representación ahora pueden perderla, además de cómo la irrupción de nuevas formaciones puede desgastar a ciertas propuestas situadas a la izquierda del PSOE y a la derecha del PP.
¿Es una campaña enfocada en el duelo Montserrat-Ribera o en el duelo Sánchez-Feijóo?
Orriols: Las elecciones europeas son muy particulares. Los politólogos las llamamos de segundo orden. Son unos comicios donde la gente no tiene tanto en mente las instituciones europeas, rendir cuentas a las políticas que se hacen en Europa o buscar representación en el Parlamento Europeo, sino que se hace mucho en lógica nacional. Por lo tanto, es muy probable que en la campaña, aunque habrá protagonismo de las candidatas, la gente tendrá mucho más en mente a Pedro Sánchez y a Feijoo. En realidad, el elemento distintivo de este tipo de elecciones, que son unas en las que hay menos participación política, suele ser que estas pasan a ser una especie de plebiscito al Gobierno o una forma de castigar al partido gobernante. También son una forma de votar a formaciones ideológicamente más extremas porque sabes que las consecuencias no son tan importantes como unas elecciones generales.
Simón: Realmente, yo no hablaría de candidatos, hablaría de temas. Aquí hay dos elementos. Por un lado, el Partido Socialista incide en la amenaza de la ultraderecha y en los pactos con Vox y también con los partidos de extrema derecha en el Parlamento Europeo. Por lo tanto, está empleando el mismo marco que tenía para el 23-J. Y por otro lado, el PP plantea un marco en el que estas elecciones sean una suerte de plebiscito sobre Pedro Sánchez. Ya se verá si por más o menos margen, pero, en cualquier caso, esos dos son los elementos centrales. Otra cosa distinta es el papel que juegan las candidatas. Obviamente juega más papel Teresa Ribera que Dolors Montserrat. Parece que aquí hay una cierta descompensación. Está casi más en la arena Feijóo que Montserrat, mientras que Ribera y Sánchez están jugando algún tipo de papel en la campaña.
Dabán: Definitivamente son los líderes nacionales los que mueven la campaña, y no sus candidatas. Ni Ribera ni Montserrat tienen un carisma especial, y tampoco al votante el tema europeo le seduce demasiado, por mucho que sea importante para su vida diaria.
Rodríguez: Es una campaña en marco nacional, las candidatas no existen. De hecho, hemos visto cómo la candidata popular ni siquiera ha intervenido el principal acto de su campaña. Son unas elecciones generalmente despersonalizadas, y que, en este caso, se están centrando en política nacional. De hecho, el Gobierno está llevando a cabo hitos importantes estas semanas siempre mirando al fortalecimiento de su campaña. Un ejemplo de esto es que este lunes se firmó un acuerdo milmillonario para mandar armas a Ucrania. La única explicación que se presume por la que no se llevó al Congreso es la de no mostrar un acuerdo transversal PSOE-PP, que es lo que hubiese pasado si se llevaba a la votación en la cámara. En estos momentos salir del enfrentamiento y buscar una posición en común -aunque exista- no le interesa a nivel táctico al PSOE.
¿Cómo le puede afectar al PP el papel de Vox?
Orriols: Vox y los partidos ideológicamente extremos suelen tener una ventaja en este tipo de elecciones. No solo por el sistema electoral, que les beneficia porque los umbrales de acceso a escaños son mucho más bajos, sino porque, insisto, en este tipo de comicios los ciudadanos tienen menos reservas en votar a partidos ideológicamente extremos. Además, de cara al 9-J se está organizando esta familia de extrema derecha y, por tanto, va a poder llegar a cobrar un protagonismo mayor del que podría tener de forma de forma aislada.
Simón: Seguro que una de las preguntas que vamos a intentar resolver esa noche electoral va a ser la diferencia que hay entre PP y PSOE. Evidentemente, aunque tengas una delegación más a la derecha, cuando tú tienes a un Vox fuerte o partidos de protesta fuertes en la derecha, el margen para que el PP despunte mucho respecto al PSOE se acorta. Por tanto, evidentemente, el que Vox haya conseguido marcar el arranque de campaña con aquel evento que hicieron en Vista Alegre y el hecho de que hayan instalado mucho el marco relativo a esas cuestiones que tienen que ver con el antiglobalismo y Milei, ha terminado viniéndoles muy bien, justamente para ser ellos los que ponen el foco. Esto también erosiona al PP y le pone complicado el que su pregunta sobre el plebiscito a Sánchez sea lo que se imponga.
Dabán: Sí, porque con un discurso tan polarizado entre dos bloques es difícil encontrar un hueco donde colocar tus mensajes. Prueba de ello es lo ocurrido con Milei. Sánchez y Abascal se enzarzaron y los mensajes de campaña de Feijóo cayeron en saco roto. Además, el sistema electoral de circunscripción única de las europeas hace que Vox rentabilice más sus votos y no pierda escaños con los restos como ocurre en las generales.
Rodríguez: El PP no deja de ser el elemento al cual están pinzando entre el PSOE y Vox. El riesgo que corre es el de quedar desdibujado si no se aferra a su estrategia firmemente y deja que el marco comunicativo y de campaña se los sigan marcando otros. A su favor juega con que hay una gran parte del país que necesita sosiego político, consenso y altura de miras. Si se centran en ofrecer eso -que nadie tiene sobre la mesa- y ser contundentes en su defensa, les será más sencillo consolidar su crecimiento. En cuanto a Vox, puede tener fugas de apoyo en diferentes sentidos. La parte más moderada puede retornar al PP y la parte más hastiada o desencantada con Vox tiene nuevas opciones como Se Acabó La Fiesta de Alvise Pérez, que puede recoger a todos esos votantes que están cansados de un sistema que sienten ya no les defiende ni representa.
¿Y al PSOE le pueden lastrar los presuntos casos de corrupción? ¿Le viene mejor internacionalizar campaña?
Orriols: Sí. Aunque no solo los casos de corrupción. Yo creo que es corrupción y, sobre todo, la ley de amnistía y la parálisis legislativa que tiene el Gobierno. Todo esto puede generar un cierto desgaste que le puede pasar factura en unas elecciones que son particularmente sensibles para los gobernantes. En todo caso, son unos comicios que transcurren menos de un año después de las elecciones generales y que, por lo tanto, el tiempo que ha pasado para que pueda haber cambios es mucho menor al que habría si estas elecciones hubieran sido a mitad de mandato.
Simón: No estamos viendo que tengan necesariamente un impacto en estas elecciones. Al final es importante recordar que son comicios en los que la participación es muy baja, donde va a participar gente muy motivada y más ideologizada. Por lo tanto, no parece que se esté viendo un impacto relevante de esto. La prueba es que los números del PSOE han ido mejorando. Es decir, durante la última semana se ha visto que la mayoría de las encuestas ya le dan consolidados en 20-21 eurodiputados. Por lo tanto, eso hace sospechar que la corrupción ahora mismo no es el eje central que está llevando la campaña. Por lo tanto, el tema de la internacionalización, sin lugar a duda, sí que tiene mucha más relevancia. Palestina, como la pelea con Milei, es algo que genera un ciclo de noticias y es algo que viene a reforzar el marco de la izquierda. Sobre todo porque el de Palestina es un tema que moviliza mucho más a la izquierda que a la derecha, algo que le puede venir bien para arañar un votos más.
Dabán: El PSOE está intentando, y le está saliendo bien, pasar por alto por todos los casos de corrupción. Sánchez no ha dado ni una explicación sobre el caso Koldo y sobre las cartas de recomendación escritas por su mujer. Será difícil, además, que los tribunales tomen en campaña ninguna medida especialmente llamativa, aunque tampoco hay que descartarlo del todo. Definitivamente Sánchez se encuentra más cómodo internacionalizando la campaña, confrontando con Milei y reconociendo al estado palestino. Eso sí, sin pasar por el Congreso para evitar debates incómodos que distorsionen su plan de campaña.
Rodríguez: La corrupción no pasa factura. Es un poco duro afirmar esto, pero lamentablemente hemos visto como el nivel de tolerancia de la sociedad española en esta materia es elevado y no castiga a los habituales. Siempre se utiliza como ataque en campañas electorales, pero los resultados dicen que la ciudadanía parece estar anestesiada al respecto. En cuanto a qué campaña le puede venir mejor al PSOE, la clave no está sobre si nacionalizarla o internacionalizarla. Lo que les resulta efectivo es direccionar el discurso para que solo se hable de lo que pretenden, y en ese sentido están implementando una estrategia fructífera. Hoy abro una crisis diplomática con Argentina sin precedentes, mañana reconozco como estado a Palestina sin consenso con el resto de los actores políticos y pasado apruebo la ley de amnistía. Suficiente carburante para direccionar el discurso y que no se hable de nada más. De hecho, no se habla ni de la campaña europea.