Tribuna

El papel del hombre en el feminismo

En tres de los debates que tenían como objetivo mostrar las diferentes posturas y propuestas políticas feministas solamente participaron las mujeres

Manifestantes participan en la marcha organizada por el Movimiento Feminista de Madrid con motivo del Día de la Mujer el año pasado.

Manifestantes participan en la marcha organizada por el Movimiento Feminista de Madrid con motivo del Día de la Mujer el año pasado. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

El pasado 12 de mayo tuvieron lugar las elecciones al Parlamento de Catalunya. Como en toda campaña electoral, los debates son una pieza clave de comunicación política, es el lugar donde se exponen las ideas y propuestas de los diferentes partidos políticos que confluyen en las elecciones y, por ello, deberían configurarse como una importante herramienta para incentivar un voto más informado y racionado.

A tal efecto, han sido muchos los debates que se han llevado a cabo durante toda la campaña en Cataluña, pero en concreto, quería referirme a los que han tenido como eje central al feminismo. Han sido tres los debates que tenían como objetivo mostrar las diferentes posturas y propuestas políticas feministas.

La participación en ellos, tanto en participantes en el debate como en el público, eran exclusivamente mujeres. Ante este hecho, deberíamos de preguntarnos cuales son las causas que llevan a muchos hombres a no querer unirse al feminismo o a no sentir ningún de interés ni compromiso por este tema. Explicar qué es el feminismo puede no ser fácil pues la forma de entenderlo también varía en función de quién responda a esta pregunta. Existen numerosas corrientes intelectuales y políticas que muestran vertientes muy dispares en cuanto a lo que ellas entienden como feminismo: feminismo radical, feminismo marxista, transfeminismo….

Todo esto lleva a que no todo las personas, hombres y mujeres, puedan entender de que se está hablando. Se están creando muros entre hombres y mujeres cuando para defender al feminismo se utiliza un lenguaje violento y de confrontación: “los hombres nos oprimen”, ”la guerra contra el patriarcado”, “la batalla contra la violencia de género”…Estas consignas no solo consiguen que los hombres no se identifiquen con el feminismo, sino que también, hace que muchas mujeres no se sientan representadas por este posicionamiento.

El feminismo radicalizado nos intenta mostrar una imagen uniforme de los hombres basada en estereotipos negativos en un discurso que pretende distinguir entre buenas y malos, oprimidas y opresores creando una imagen distorsionada de nuestra sociedad.

Esta situación nos lleva a la falta de empatía por una gran parte de la población masculina ante las reivindicaciones feministas, del mismo modo, que el actual feminismo radicalizado y politizado nos está llevando a la falta de apoyo y de interés por aquellas mujeres que entienden el feminismo como una defensa de sus derechos sin por ello tener que atacar al hombre.

La defensa del feminismo debería de entenderse como la defensa de la igualdad y esto debería de hacerse al margen de si se es hombre o mujer. Deberíamos de ser capaces de crear una base social lo más amplia posible, con la total implicación de los hombres en el objetivo de conseguir la igualdad considerándolos como parte aliada e interesada en este proceso.

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