La expectación fue exactamente la misma que la del pasado nueve de enero en los nuevos juzgados de Badajoz. Dos autobuses de Hazte Oír con proclamas en contra del Gobierno, decenas de medios de comunicación y agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil pendientes de todo. Pero esta vez hubo una diferencia: una valla para que los medios gráficos no pudieran abalanzarse, ya que, en esta ocasión, el hermano del presidente del Gobierno sí dio la cara.
David Sánchez no solicitó la entrada por el garaje e hizo el paseíllo hasta la puerta de los juzgados a pie. Solo y aparentemente tranquilo. Eso sí, sin contestar las preguntas de la prensa. A la salida hizo lo mismo, aunque no pudo evitar ser perseguido por los compañeros periodistas, lograr de él, ninguna declaración.
Dentro de la sala de vistas, ante la jueza, volvió a desmentir todos los delitos que se le imputan. “Esta vez venía mucho más preparado”, aseguran fuentes presentes, que consideran que su primera declaración fue perjudicial por sus titubeos a la hora de describir ciertos aspectos del cargo que ostenta desde 2017 en la Diputación de Badajoz como Coordinador de Conservatorios. Ese, precisamente, era uno de los propósitos de este viernes de la magistrada. Estudiar los enchufes en torno a la figura del hermano del presidente del Gobierno.
David Sánchez solo respondió a las preguntas de su abogado. Y se afanó en intentar aclarar sus responsabilidades laborales y qué era la oficina de artes escénicas. Si bien, su respuesta de hoy tampoco fue diáfana al respecto: “No era un sitio físico. Era un paraguas de actividades que intentaba servir de plataforma para poder proyectar recursos locales de artistas, promover producciones propias, etcétera”, dijo en sede judicial.
Por otro lado, la pieza por la que declaraba David Sánchez indaga en la contratación de Luis Carrero, ex asesor de Moncloa y amigo del hermano del presidente. Acabaron trabajando codo con codo, y Carretero ocupando el puesto de Jefe de Sección de Centros y Programas de Actividades Transfronterizas. La jueza sospecha que su contratación atendió a las “preferencias personales” de David Sánchez. Por ello, les imputa a ambos los delitos de tráfico de influencias y prevaricación
Su abogado le preguntó por un correo electrónico incautado por la UCO de noviembre de 2023 en el que daba por hecho que la plaza iba a ser para Carrero: “Cuando te incorpores quiero pasar una semana para servir de apoyo”, dijo en un mensaje David Sánchez dos meses antes de que se publicaran las bases de la plaza a la que optaba Carrero. Pero, para el hermano de Sánchez, este correo está sacado de contexto: “Fue un malentendido. El conocimiento de la contratación que tengo yo es nulo. Me crucé con Carrero y me hizo un comentario que yo malinterpreté. Dijo que ya estaba la plaza. Y confundí lo que era la publicación con que él había obtenido esa plaza”.
Eso sí, reconoció que fue él quien le envió la convocatoria de la plaza porque “había mostrado interés”, una manera de agradecer que se hubiera interesado por sus proyectos. Y aseguró que lo hizo en su “tiempo de descanso y de forma desinteresada”.
Además, admitió que conoce a Carrera desde hace 20 años y que entre ellos se llaman “hermanito”. Apodo que utilizaban en el intercambio de correos electrónicos intervenidos y que sembró la duda de si Carrero se refería a David Sánchez, así por su parentesco con el jefe del Ejecutivo.
Por su parte, Carrero dijo que un día se acercó a la Diputación y allí conoció a Ricardo Cabezas, Diputado Delegado del Área de Cultura, y a Manuel Candalija, Director del Área de Cultura, también imputados en el caso por haber participado en su contratación. Ambos declararon este viernes y exculparon a Carrero y David Sánchez asegurando que la adjudicación del puesto fue “regular”.
Carrero añadió que siempre había estado vinculado con Extremadura porque fue profesor en una escuela de idiomas de Mérida. También desmintió que el correo en el que se proponía a la plaza fuese en serio. Dijo que se trató de “un brindis al sol”.
La otra aspirante
En la jornada de este viernes, la primera en declarar fue Cristina de Frutos, directora de orquesta y aspirante a la plaza que acabó ocupando David Sánchez en 2017. Ante la jueza, dijo que se sintió en “desigualdad de condiciones durante el proceso de selección” y que sentía que David Sánchez “les había usurpado la plaza a todos”.
De Frutos aseguró que no le hicieron ninguna pregunta durante la entrevista porque el aspirante que ganó la plaza “había contestado muy bien las preguntas”. También confesó que días antes, recibió un mensaje de WhatsApp de Antonio Luis Suárez Moreno, coordinador del conservatorio de Plasencia que le dijo: “Ya ya sé para quién es el puesto, es para el hermano de Pedro Sánchez”. Un mensaje que según la testigo debe ser “recuperable”.