Ana Oramas (Coalición Canaria) no pudo ir al cementerio el día del entierro de su padre. A finales de mayo de 2017, escasos días antes de la moción de censura que desalojaría del poder a Mariano Rajoy, la ya exdiputada de Coalición Canaria acudió a la Cámara tras la muerte de su progenitor. Su voto era clave para que salieran adelante los que serían los últimos Presupuestos del PP, y Oramas no faltó a esta cita. Sí se ausentó el socialista Gregorio Cámara, por la pérdida de otro familiar, aunque su voto no era decisivo.
Aina Vidal (Comunes-Sumar), se vio empujada a hacer público que padecía cáncer en enero de 2020, porque su apoyo era necesario para que prosperase la investidura de Pedro Sánchez en segunda votación. Su esfuerzo por personarse en la Cámara en un estado tan delicado le granjeó una sonora ovación de la mayoría de grupos. La recibió visiblemente emocionada. No llegó a tiempo para pedir el voto remoto en la primera sesión, y visto lo ajustado de los equilibrios parlamentarios, escogió participar presencialmente en la sesión decisiva.
Ocho años después del debate presupuestario al que asistió Oramas, el Congreso tramita una reforma que, de haber operado entonces, le habría reconocido la posibilidad de votar sin estar presente en la Cámara. De despedirse de su padre sin afectar a la tramitación de unos Presupuestos. “No llegué a pedir el voto telemático porque no había cauce, no se trataba de que estuviera enferma”, explica a Artículo14 años después. Cámara no habría tenido que elegir ausentarse.
El caso de Vidal estaba entre los supuestos que sí eran aceptados para excusar una ausencia, pero si en lugar de ella hubiera sido un familiar muy cercano quien pasase por esa enfermedad, no habría tenido otra que asistir para salvar la investidura. El voto telemático sólo tiene 14 años de vida, pero el número de supuestos para reclamarlo apenas se ha actualizado en una ocasión, y ahora está a punto de hacerlo.
Cuarenta y tres años después de nacer, el Reglamento del Congreso de los Diputados mutará en los próximos meses para permitir que sus señorías puedan solicitar el voto telemático en varios nuevos supuestos.
Los grupos que sustentaron la investidura tramitan un retoque para que la normativa que rige la vida de la Cámara Baja, y que tiene rango de ley, contemple específicamente la “adopción o guarda con fines de adopción o acogimiento”, o “los tratamientos de reproducción asistida”, como supuestos para excusar la presencia de los parlamentarios en pleno, permitiéndoles ejercer su derecho a voto desde la distancia. En las comisiones, quienes forman parte de grupos grandes o medianos a menudo pueden ser sustituidos por compañeros de filas, pero el voto telemático es la única opción que les queda a quienes no pueden asistir físicamente a algunos plenos.
Entre las nuevas causas se incluirá y reconocerá, por primera vez, “la necesidad de atender al cuidado del cónyuge o pareja de hecho, familiares por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado, así como de personas dependientes”. También el fallecimiento del “cónyuge, pareja de hecho y familiares hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad”.
Los cuidados se cuelan en una norma clave para la vida en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, apenas tres años después de la última reforma de ese mismo artículo (82.2), realizada por motivos bien distintos. Y el Senado trabaja en otra modificación de su propio Reglamento que incluirá un redactado bastante similar, que debería ver la luz en los próximos meses.
Ambas Cámaras han tramitado estos años decenas de iniciativas, vinculantes y no vinculantes, sobre cuestiones como los cuidados de familiares, menores y personas dependientes. Pero el debate que puede repercutir en el desempeño directo de sus señorías no se ha oficializado hasta ahora, después de año y medio largo de una legislatura que ya vivió una modificación exprés del Reglamento para permitir el uso de las lenguas cooficiales, escasos días después de constituirse las Cortes.
Los diputados no son trabajadores al uso: no tiene derecho a la baja médica ni a cobrar paro, aunque sí reciben una indemnización cuando cesan, por una cuantía en función del tiempo que hayan pasado en sus respectivos escaños. Esta puerta no se había abierto antes, según fuentes socialistas, por la “importancia de la presencialidad y del voto de diputados y diputadas”. Otros grupos no saben explicar por qué, hasta ahora, no se habían abordado estos escenarios.
Un ordenador “de cinco kilos”
Antes de la pandemia de Covid-19, que obligó a invertir más en medios electrónicos, una diputada recuerda la logística que había que asumir para votar a distancia. “Te daban un ordenador que pesaba cuatro o cinco kilos”. Tenían que enviarlo, y también “hacerte llegar unas claves”. Para entonces, a lo largo de los años las respectivas Mesas ya habían visto todo tipo de casos, pero los supuestos para votar sin asistir al pleno no cambiaron: ni el accidente de coche de un marido o esposa, ni un grave diagnóstico médico sobre un hijo menor servían de justificación.
Hasta ahora, entre los supuestos de “situaciones excepcionales de especial gravedad”, como se contempla hoy en el artículo 82.2 del Reglamento, ya cabían los “motivos de salud o accidente” que los grupos aspiran ahora a explicitar. Ese supuesto de “situaciones excepcionales” se plasmó en la anterior reforma de un artículo que se ha retocado sólo en dos de las 16 modificaciones que ha vivido el Reglamento en sus 43 años de vigencia.
Hasta la primera reforma de este artículo, en 2011, ni siquiera se había introducido la opción de que los diputados pudieran solicitar el voto telemático en pleno. Y fue entonces cuando se establecieron los primeros supuestos: “Embarazo, maternidad, paternidad o enfermedad grave”.
Con todo, los diputados lo solicitan, pero la Mesa es soberana para decidir si corresponde o no autorizar el voto telemático en cada uno de los casos, y debe razonarlo por escrito. En función de su composición, cada órgano de gobierno de la Cámara ha actuado “con una interpretación más o menos amplia de ese artículo”, reconocen fuentes de una Mesa anterior a la actual. Cada una ha establecido “su criterio”, más allá de los supuestos, y lo ha mantenido durante su legislatura: “Es un tema que no se puede cambiar cada día”, abunda otro veterano.
En varias ocasiones los diputados solicitaron permisos para votar en remoto ante el fallecimiento de familiares, pero no se concedían. “Era un tema que se citaba recurrentemente”, afirma una ex integrante del órgano de gobierno de la Cámara. En sus varias legislaturas de experiencia, nunca recuerda que se solicitara el voto telemático “por cuidados” que ahora se quiere instaurar. No se pedía. “Sólo se aplicaba para enfermedad grave y embarazo”, afirman otras voces.
Los viajes internacionales
Fuentes parlamentarias señalan que desde la irrupción de nuevos partidos, y la consiguiente formación de más grupos, un debate ha sobrevolado recurrentemente la Cámara Baja: si había o no que permitir votar a distancia a quienes participan en viajes oficiales en el extranjero. Ese fue “el gran debate” durante años, según un destacado exparlamentario, pero no cristalizó hasta 2022.
La novedad de la modificación del artículo 82 del Reglamento durante la presidencia de Meritxell Batet (PSOE) tiene que ver, precisamente, con la inclusión como supuesto de participar en una Delegación Permanente de las Cortes Generales en Asambleas Parlamentarias. Se aplica también a “los Diputados y Diputadas que tuvieran compromisos de representación institucional en el extranjero en cumbres europeas, iberoamericanas, de la OTAN, del G-20, así como reuniones oficiales de la Asamblea General de Naciones Unidas, de sus Convenciones, o asimilados”.
Años atrás, en la época de las mayorías absolutas y apenas un puñado de grupos, los diputados del PP y el PSOE que iban a asistir a un viaje oficial “se ponían de acuerdo”, rememora. “Uno por otro”, “se había arreglado de esa manera”, recuerda. En esta reforma no se avanzó en las materias que hoy están sobre la mesa.
El Senado incluye las citaciones judiciales
Si la reforma que se tramita en el Congreso tiene ya los apoyos garantizados, la modificación que promueve el PP en el Senado, donde cuenta con mayoría absoluta, se da por hecha. Hoy por hoy, el artículo 92 del Reglamento alude a algunos de los casos que contemplará la Cámara Baja, con mención expresa además a “accidentes” y a “situaciones excepcionales o imprevisibles suficientemente acreditadas”.
Con la reforma que impulsa el partido de Alberto Núñez Feijóo, el texto recogerá los mismos casos que contempla el Reglamento del Congreso, con el añadido de las “citaciones judiciales que requieran necesariamente la presencia del senador”. Y con la excepción cuando las votaciones coincidan con sesiones de los plenos de las Asambleas autonómicas a las que pertenezcan los parlamentarios, “siempre que dichas sesiones hayan sido programadas con anterioridad” a las del Senado.
Y, a diferencia de lo que han decidido los grupos del Congreso, la reforma de la normativa de la Cámara Alta contiene una nueva previsión, aprendida la lección del Covid-19: la opción de que la Presidencia pueda facilitar el voto remoto “en supuestos extraordinarios como catástrofes, calamidades, crisis sanitarias, paralización de los servicios públicos esenciales para la comunidad, así como en aquellos casos excepcionales en los que el Palacio del Senado no pudiera acoger la normal actividad parlamentaria”. El Congreso no ha llegado a esta pantalla. Como ninguno de los dos había abordado hasta ahora el permiso para no asistir a los plenos, manteniendo el derecho a votar, por tener que cuidar de un menor, familiar enfermo o persona dependiente.