Que la mujer del presidente del Gobierno lleve más de dos meses envuelta en una investigación judicial por tráfico de influencias resulta, aparentemente, una manera bastante perfecta de sufrir una hemorragia electoral. Pero no está ocurriendo eso con el caso Begoña Gómez, cuyo pulso con el juez Peinado —lo último que ha pedido es que no quiere que se graben imágenes de su declaración judicial de mañana— apenas está desgastando al PSOE en términos electorales.
Según las encuestas que manejan los partidos a nivel interno, los socialistas se mantienen con una intención de voto que ronda el 30% (el mismo porcentaje que lograron en las elecciones europeas del 9 de junio). Esto significa que el goteo de informaciones relacionadas con las actividades de Begoña Gómez en la Universidad Complutense —el centro llegó a pedir ser acusación particular contra ella— no está desangrando al PSOE. ¿Cómo es posible?
Sánchez, el vampiro
Para obtener una explicación conviene rebobinar, ya que el PSOE de Pedro Sánchez ya ha demostrado en repetidas ocasiones ser ignífugo en otros incendios: la entrega a EH Bildu del Ayuntamiento de Pamplona, el pacto de la ley de Amnistía con Junts y ERC y la aparatosa expulsión del grupo del PSOE de un peso pesado como el exministro José Luis Ábalos. Nada de todo eso ha convertido a Sánchez en pasto de las llamas.
El analista demoscópico Andrés Medina observa dos claves esenciales para explicar este insólito fenómeno de resistencia. “Hay un primer factor que beneficia al PSOE desde hace bastante tiempo, que es la ruptura que ha sufrido a su izquierda el espacio de Sumar y Podemos. Sánchez ha logrado atraer una parte significativa de este voto. Y hay un segundo factor que es importante: el PSOE está logrando mantener a muchos votantes que ha captado procedentes de opciones nacionalistas / soberanistas. Ambos factores compensan las caídas que ha sufrido durante sus episodios de desgaste”, considera. En pocas palabras, “les vacía”, dice Medina en una imagen que parece sugerir a la de un vampiro haciéndose con la sangre de sus víctimas.
El PP no despega y la máquina del fango
Pero el análisis sería incompleto sin fijarse en lo que ocurre a la derecha, puesto que el PP tampoco logra una gran ventaja respecto a ese 30% del voto en el que se ha instalado el PSOE, apenas un punto menos que el 31,7% que consiguió en las generales de 2023. “Que el resultado de Feijóo en las últimas generales fuera insuficiente para desbancar a Sánchez le quita ese efecto burbujeante de la primera alternativa y devuelve al electorado de derechas al diván. Y ese electorado se acaba comportando de forma algo inesperada porque vota cosas raras (como a Alvise en las últimas europeas)”, explica este analista.
Y en esta dinámica se ha instalado la política nacional desde hace al menos un año sin que se perciban cambios a la vista. “El discurso relacionado con la máquina del fango se está demostrando bastante efectivo. En cierta manera ha servido para convertir el escándalo en rutina y para mantener suficientemente activa la alerta respecto a la llegada de una ultraderecha que Sánchez ya no solo identifica como política, sino también como judicial y mediática. Puede parecer algo insólito meter sobre todo a los jueces en este relato, pero está funcionando”, concluye Andrés Medina.
Al final, el PSOE demuestra conocer a la perfección cuál es su base social y completa este ejercicio de resistencia con una maniobra que requiere gran habilidad, que es el cambio de posición política. “El PSOE rechazaba la amnistía y ahora la defiende. Es un giro completo en la posición. Pero logra racionalizar este giro poco a poco y su base social no le penaliza. El PP tiene mucha más dificultad cuando intenta algo semejante”, observa este analista.
Así las cosas, la conclusión no puede ser otra que un Manual de Resistencia de Pedro Sánchez con cada vez más páginas.