El PP caminaba de la mano hasta ayer con Vox en seis comunidades autónomas. Muchas veces esos pactos han hecho que la derecha tradicional se sienta incómoda y dé volantazos en el tratamiento de ciertos temas. Lo vimos hace unas semanas con la exposición de banderas arcoíris en las instituciones por las celebraciones del Orgullo LGTBIQ+. Tampoco es fácil para el PP, últimamente, hablar de memoria democrática teniendo a la extrema derecha de compañera de pupitre. O cuando se guardan minutos de silencio por los asesinatos machistas y Vox se niega a participar.
La última crisis en la derecha es consecuencia de la crisis migratoria y la reubicación de menores no acompañados. Mientras Alberto Núñez Feijóo promete solidaridad de las comunidades en las que gobierna para la admisión de menores, Santiago Abascal ha decidido romper todos los gobiernos con el PP.
Unas ideas que alejan a muchas mujeres votantes. Si en 2019 el voto de la derecha se distribuía de igual manera entre hombres y mujeres, en 2024 hay una diferencia del 10%, es decir, el 60% de los votantes de derecha son hombres frente al 40% que son mujeres. Ellas han ido abandonado a estas formaciones.
Prueba de ello han sido los dos últimos grandes comicios en los que todas las españolas estaban llamadas a las urnas. En las elecciones europeas del 9 de junio, el 43% de las mujeres menores de 35 votaron al PSOE frente al 20% que votó al PP. Y en las últimas elecciones generales del 23 de junio, el rechazo de muchas mujeres a la alianza PP-Vox hizo que estas se alejaran de la derecha y mirasen a la izquierda. De los votos recibidos por el PSOE, el 56% eran mujeres, frente al 34% de voto femenino que obtuvo Vox.
Por edades hay diferencias. Las babyboomers son las más afines a los postulados de la derecha frente a las mujeres de la generación Z que huyen de los discursos de Vox, y por tanto, también expresan su rechazo hacia el PP por pactar con ellos.
Para el analista demoscópico y político Andrés Medina, el PSOE “parece haber conseguido enarbolar la bandera de la protección y la certidumbre ante la coyuntura actual entre las mujeres”.
De hecho, según el Centro de Estudios Murciano para la Opinión Pública (CEMOP), Pedro Sánchez despierta más simpatía entre las mujeres (31%), frente al 25% de Alberto Núñez Feijóo o el 4% que prefiere Abascal.
Si nos vamos al punto más extremo de la derecha, casi no encontramos mujeres. El 75% de los 800.000 que consiguió la agrupación de electores ‘Se acabó la Fiesta’ de Alvise Pérez en las elecciones europeas fueron hombres.
Un fenómeno que encontramos también en otros países como Brasil, Portugal o Argentina, donde el porcentaje de hombres votantes de extrema derecha supera en más de un 10% al porcentaje de mujeres que se decantan por esta opción.
Sin embargo, que las mujeres den el espaldarazo a la derecha no significa que se vayan por consiguiente a la izquierda. La política crea desafección en ellas y provoca abstención. En las elecciones del 9J, a pesar de que en el censo electoral hay un millón más de mujeres que de hombres, se recabó más voto masculino. La abstención fue femenina en mayor medida: “Ellas llegaron al final de la campaña más indecisas, 1,4 millones no decidió su voto hasta el último día, y también más desmovilizadas, 1,3 millones tenía claro a quién votar, pero no garantizaba su presencia en el colegio electoral”, explica Medina.