Una victoria parcial, sobre la bocina, anunciada hora y media después de acusar a María Jesús Montero de haberse levantado de la mesa de negociación. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, celebró este viernes el acuerdo con la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda para que el salario mínimo interprofesional no tribute por IRPF tras la última subida del SMI.
Con la resolución de esta disputa al límite del plazo, se apuntaba una victoria algo agridulce, toda vez que Hacienda sí exige que en 2026 el SMI tribute si hay nuevos incrementos. En una entrevista en Al Rojo Vivo (La Sexta), Díaz anticipaba que lo aceptará cuando el SMI (16.576 euros anuales) llegue al 60% del salario medio neto (cerca de 25.600 euros anuales), el objetivo marcado por el acuerdo de coalición.
“La vocación del gobierno es que en el año 2026 siga subiendo el salario mínimo interprofesional, que no haya ningún trabajador que esté por debajo del 60% del salario neto”, respondía Montero, dejando claras sus intenciones.
Díaz se había resistido durante toda la semana a asumir esta condición, y el viernes intentaba esquivarla, como trataba de evitar el choque con la ministra de Hacienda. La portavoz de su grupo en el Congreso, Verónica Martínez Barbero, sin embargo, presumía en redes sociales de que han marcado el rumbo al socio mayoritario: “El Gobierno se mueve en la dirección correcta cuando sigue el rumbo que marcamos desde Sumar”, aseguró.
Por lo pronto, la vicepresidenta segunda se apuntaba un tanto a las puertas del congreso que celebrará su partido este fin de semana. Después de que Montero se negase a rectificar en múltiples ocasiones, y de que ella misma protagonizara una rueda de prensa en La Moncloa en la que denunció haberse enterado “por la prensa” de la decisión de la ministra de Hacienda.
Si Montero amagó con usar el veto presupuestario en el Congreso para bloquear una iniciativa de Sumar para elevar el umbral de tributación del SMI, Díaz respondió avanzando una alianza con el PP para tumbar este veto. Evitaron que el choque fuera a más, pero los desencuentros con esta materia han marcado un nuevo nivel.
Oxígeno por desmarcarse del PSOE
El CIS de marzo ha sido el primero en diagnosticar una leve mejoría de Sumar en intención de voto tras muchos meses de caída o estancamiento, y con Podemos registrando ligeras subidas. Los suyos están ávidos de buenas noticias, y creen que el resultado de este pulso, como el que libró con Carlos Cuerpo sobre la tramitación de la reducción de la jornada laboral, le brinda algo de oxígeno político.
Está previsto que el proyecto de ley llegue a segunda vuelta en el Consejo de Ministros en las próximas semanas, y que de ahí pase a la Cámara Baja, donde aún no están atados los apoyos, aunque los contactos comenzaron hace meses.
El jueves, la Comisión de Trabajo del Congreso aprobó el dictamen del proyecto de ley que eliminará el despido automático por incapacidad permanente, y que forzará a las empresas a adaptar el puesto a los trabajadores. A falta de que llegue a pleno, es otro triunfo que lucir después de semanas de malas noticias.
Un ejemplo es el fracaso parlamentario de la ley por la que se perseguía crear la Agencia Estatal de Salud Pública, que capitaliza la ministra de Más Madrid Mónica García. Otro tiene que ver con la decisión del PSOE de no debatir siquiera los Presupuestos Generales del Estado para 2025, visto que no cuentan con los apoyos necesarios. “Hemos de presentar los Presupuestos. Después se perderá o se ganará”, insistió el viernes.
Otra es el contexto internacional, y la propuesta de rearme militar de la Comisión Europea, que Díaz rechaza ya abiertamente. Un aumento del gasto en el ámbito de la defensa, aunque se insista en aludir también a la esfera de la seguridad, es difícil de asumir para su electorado. Las primeras semanas con esta materia en el centro de la agenda pública han sido duras para la alianza de partidos que integran Sumar.
Hoy tienen una posición más aterrizada y matizada, Pedro Sánchez entiende su incomodidad y sus líneas rojas, y asumen que no tendrán que enfrentar votaciones parlamentarias en el corto plazo, por lo que respiran con algo de alivio. La situación es cambiante, pero las fuerzas que componen Sumar han pactado unos mínimos.
Díaz se consolidará como líder de facto
La interna de la organización, por el contrario, no acompaña. En apenas un año de vida, Movimiento Sumar ha vivido la salida de tres de sus grandes referentes: la propia Díaz (junio de 2024), el exportavoz parlamentario, Íñigo Errejón (octubre de 2024), y la de Elizabeth Duval, exsecretaria de Comunicación, hace solo una semana. Fue una de las cuatro personas que pilotaron de forma interina el partido desde el paso a un lado de su fundadora. Y no formará parte de la que será la segunda cúpula de Movimiento Sumar en su breve historia.
Ha habido otras salidas, como la de la exeurodiputada María Eugenia Rodríguez Palop, que dejó su cargo en la Ejecutiva después de no repetir en las listas al Parlamento Europeo en las elecciones del 9-J de 2024. Pero las de Errejón, Duval y Díaz han sido particularmente dolorosas. La de la exsecretaria de Comunicación es muy reciente. Y la del exportavoz, denunciado por supuesta violencia sexual, no ha cicatrizado, según varias voces de los partidos integrados en la coalición.
Pese a su dimisión y a la creación de la Coordinadora Colegiada, Díaz ha seguido ejerciendo el liderazgo en su partido y en el grupo parlamentario, y aspira a volver a la dirección como número tres de la lista. Aunque con la voluntad de mantener su estatus, en calidad de principal referente de su espacio en el Gobierno.
Esto es, como “coordinadora institucional” y como responsable de la acción del Ejecutivo, el principal resorte político con el que cuentan, dada su escasa y desigual implantación territorial (tienen algo más de peso en regiones como Euskadi).
Una asamblea con delegados y casi cerrada a los medios
Las actividades mollares de la Asamblea transcurrirán a puerta cerrada. Sumar ha dispuesto la celebración de algunos debates públcios sobre feminismo o vivienda (no sobre defensa), paralelos y concentrados durante una hora y media de la tarde del sábado.
Lo mollar, los debates sobre las enmiendas a los documentos político y organizativo, además de la presentación de candidaturas, discurrirán lejos de cámaras y micrófonos. Los protagonizarán 500 delegados, de los que 80 son de la dirección actual, y 380 del ámbito territorial.
Los resultados de la votación de candidaturas trascenderán a partir de las 20.00 horas del sábado, y el domingo saldarán su congreso con un serie de discursos en abierto, entre ellos el de Díaz. No se esperan sorpresas, y la lista oficialista (la de Díaz) está capitaneada por Lara Hernández, actual secretaria de Organización, y Carlos Martín, diputado y referente económico de Sumar, que ha discrepado de la línea oficial en cuestiones como la financiación singular catalana.
Con la marcha de algunos de sus referentes, el congreso de Sumar, 9 meses después del paso a un lado de Díaz, culminará su vertebración como partido tradicional. No será una suerte de plataforma aglutinadora de otras fuerzas, como se proyectó inicialmente. “Construir juntas, ganar el futuro”, es el lema de una Asamblea en la que se prevé que vuelvan a apelar a la unidad de la izquierda, con el foco puesto en Podemos. Con la figura de Díaz como primera espada del espacio político.