11-S Diada

Forcadell, “la abuela” que agitaba la calle

La ANC todavía la reclama para incitar a la movilización del independentismo, pero la desmagnetización es una evidencia

Carme Forcadell. Artñiculo14

No queda rastro de aquellas Diadas multitudinarias en Cataluña que se contaban cada 11 de septiembre por cientos de miles, sino por millones, siempre dependiendo de quién echara la cuenta. Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana entre 2012 y 2015, fue una destacadísima protagonista de aquellas exhibiciones de fuerza del independentismo en las calles. El repertorio de movilizaciones fue imponente e incluyó una cadena humana de 400 kilómetros emulando la célebre “cadena báltica” que unió en 1989 a estonios, letones y lituanos para reclamar la independencia de sus repúblicas de la URSS.

El procés encumbró a Forcadell, cuya única experiencia política antes de la ANC había sido la de concejala de ERC en el Ayuntamiento de Sabadell entre 2003 y 2007. Pero a golpe de movilización, acabó en la primera línea del movimiento independentista como número dos de la lista de Junts pel Sí y, a continuación de aquellas elecciones de 2015, como presidenta del Parlament. Fue la máxima autoridad de la Cámara catalana en la legislatura de la desconexión, del trauma y del colapso. La encargada de acelerar sin mirar atrás para consumar los planes independentistas que acabaron juzgados en el Supremo y condenados con penas de prisión (3 años y 3 meses estuvo Forcadell privada de libertad).

Encarcelada, quiso dedicarle un libro a su nieto Jan, quien, según la editorial, no entendía por qué estaba en prisión. “¿Ha hecho algo malo?”, se preguntaba el muchacho. Forcadell dio su versión de los hechos en Les paraules seran sempre lliures, un título que emula uno de los cánticos más reconocibles del procés. Con el paso del tiempo, aseguró que una de las experiencias más duras de prisión fue no ver nacer a su segundo nieto y permanecer alejada del primero, que era pequeño.

De líder de masas a predicar en el desierto

La ANC todavía reclama a Forcadell para animar a la gente a salir a las calles, pero el movimiento se ha desmagnetizado. No hay estrella del procés que resucite a una población cada vez más distanciada de la idea independentista, según acreditan las propias encuestas de la Generalitat.


Hay otros frentes que la exconcejala de ERC quiere atender, aunque sea superficialmente. Entre ellos quiere echar una mano a la secretaria general, Marta Rovira, después de filtrarse unos mensajes en los que pedía sacar provecho de la cartelería dimatoria dirigida contra Ernest Maragall. La filtración se atribuye al entorno de Oriol Junqueras y se explica como una maniobra más para ganar el congreso de ERC del 30 de noviembre. “Estoy enfadada por los egos de la gente. Hay muchos egos dentro del partido”, ha dicho en una entrevista a Ser Cataluña.

Hacen falta nuevos liderazgos, todas las personas que estuvimos al frente en 2017 tendríamos que dar un paso el lado, pero yo no soy nadie para decir que tienen que hacer ni el president Puigdemont ni Junqueras. Yo personalmente creo que hace falta renovación, pero cada uno tiene que tomar sus decisiones”, añadió. Y aprovechó para descartarse a pesar de las ofertas que ha recibido de la familia política de Rovira: “Me descarto y es muy difícil que me puedan convencer. En política tienes que ser honesta y coherente. Yo creo que la gente que estaba al frente durante el referéndum del 1-O nos tenemos que retirar porque no lo hemos hecho bien”.

El pesimismo ha invadido a la mujer que más agitó las calles en los tiempos en que el procés. “La militancia de ERC está decepcionada y triste, yo también”. Son las palabras libres de la propia Forcadell.

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