Arrecian los nervios en el Partido Popular. “De nuevo, la campaña se nos hace cuesta arriba”, admite un presidente autonómico, en conversación informal con este diario. Alberto Núñez Feijóo no contempla otro escenario que ganar los comicios europeos del próximo domingo, pero la distancia con el PSOE se ha ido achicando. Al menos, así se desprende de las encuestas internas, pese a la aprobación definitiva de la polémica ley de amnistía o las revelaciones judiciales y periodísticas que afectan a Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez.
La posibilidad de que Feijóo presente una moción de censura tras el ciclo electoral de este año, lo que llevaría aparejada una negociación del PP con Carles Puigdemont, alimentó la inquietud de destacados dirigentes del partido. “¿No había otro momento para abrir este melón?”, según el diagnóstico coincidente de varios dirigentes. “¿Pedimos el voto contra Sánchez por amnistiar a Puigdemont y nos vamos a reunir con él después?”, añadía una senadora del partido. “Otra vez con lo de Puigdemont… Yo a veces no entiendo nada”, se exasperaba un líder regional.
En concreto, en relación a una hipotética moción de censura, el jefe de la oposición aseguró en Espejo Público: “¿Qué herramientas vamos a utilizar? Todas las que consideremos oportunas. La que usted refiere es una herramienta, sí. Para eso hay que tener el contexto adecuado y pensar que puede ser útil en ese contexto. Eso es lo que puedo decir, para ser un poco serio y para respetar un poco las instituciones de mi país”.
El Gobierno rápidamente aprovechó las declaraciones de Feijóo para tachar de “puro teatro” su campaña contra la amnistía. Vox, en paralelo, le solicitó garantías de que no contará con el aún prófugo de a la Justicia. Ante el desconcierto interno y las críticas de unos y otros, fuentes del PP aclararon que el objetivo de Feijóo es ganar a Sánchez en las urnas, alejando así la opción de una moción. También se trasladó internamente, recibiendo el respaldo de los líderes territoriales.
Así lo interpreta un histórico de la formación: “Cuando tienes que matizar tu posición, mal. Pero si ocurre en campaña y con las encuestas ajustadas, todavía peor”.
En efecto, el PP ha pasado dar por segura una victoria inapelable el 9J a mostrarse mucho más cauteloso. Antes de las elecciones catalanas, según los sondeos internos, los populares sacaban al PSOE hasta 6 puntos de distancia. Esa distancia se ha ido acortando, aunque en ningún caso los socialistas se han puesto por delante. Solo el CIS da a los socialistas ganadores el próximo domingo.
Para las fuentes consultadas en la formación, no vale con el empate técnico. “El resultado del domingo tiene que ser claro. Ganar en votos y escaños, a una distancia clara, de cuatro, cinco puntos”, apunta un líder territorial. Ese resultado sí está pronosticado por los estudios demoscópicos de algunos periódicos, como el ABC.
La clave ahora pasa por “evitar nuevos errores”, en boca de un destacado cargo del PP. En la Comunidad Valenciana o en Castilla y León citan como tal haber atacado a Vox en vez de ignorar a los de Santiago Abascal. Otras voces de la formación lamentan no haber puesto más el foco en las cuestiones relativas a la UE, lo que habría permitido a Dolors Montserrat, la candidata a las urnas, tener más protagonismo. En las últimas horas, la formación recuperó la cuestión migratoria.
“Cambiar ahora de estrategia lo vería una locura. Hemos situado el marco de Sánchez sí o Sánchez no, y tenemos que perseverar”, añaden las fuentes consultadas. El último domingo de campaña, Feijóo declaró: “España está en el foco de Europa por las sombras de corrupción del presidente, de su gobierno, de su partido y de su casa”. El lunes, afirmó que Sánchez tendría que dimitir por los escándalos que rodean a su cónyuge.
Todo el partido echará el resto en esta recta final de la campaña. De hecho, la consigna es “prietas filas”. Génova dio orden de municipalizar las elecciones, para lograr la implicación de las estructuras autonómicas y provinciales. Barones autonómicos han llegado a compartir carteles electorales con Feijóo y Montserrat. Si bien, nadie esconde en el PP que el resultado del domingo será atribuible en exclusiva a su líder nacional, tanto si se gana –como todo el mundo cree en el PP- como si es más ajustado de lo previsto.
Esto no significa que se fuera a poner en duda su liderazgo, como sugieren en el Ejecutivo, pero sí que sería un importante revés electoral. En el equipo de Feijóo auguran que ocurrirá como en Galicia y Cataluña, cuando también surgieron temores internos en la recta final de la campaña y luego se ganó con mayoría absoluta en la primera comunidad y se multiplicó por cinco el resultado en la segunda. “Les vale todo para atemorizarnos y que olvidemos sus desmanes, pero no lo van a conseguir”, zanjaron, en relación a sus rivales políticos.