Caso Begoña Gómez

Sánchez utiliza la imputación de su mujer para tratar de movilizar al votante progresista

El presidente deja clara la estrategia en su nueva carta y la maquinaria de Ferraz se pone en marcha: “Puede suponer el tirón final” de cara al 9-J

Begoña Gómez, en una imagen de archivo EFE

“No es una situación agradable, pero quién sabe; igual cuanto más sobreactúe el PP, más se moviliza nuestro electorado”. Esta reflexión hecha en petit comité por una de las personas de más peso en el PSOE evidencia que Ferraz ha hecho completamente suyo eso que dijo Pedro Sánchez con la Amnistía de “hacer de la necesidad virtud”. En la sede socialista ha sabido a cuerno quemado la imputación de Begoña Gómez. Era un sabor que a tenor de los últimos movimientos daban por descontado que tarde o temprano terminarían paladeando, aunque los más ingenuos no esperaban degustarlo tan pronto.

“No pensaba que todo esto iba a llegar tan lejos”, dice sorprendido otro de los miembros del círculo más cercano a Sánchez. En Moncloa vaticinaban que Juan Carlos Peinado iba a estirar la instrucción, pero muchos no creían que terminaría sentando a Begoña Gómez en su juzgado: “Sabe que no hay nada y que su actuación no se sostiene desde el punto de vista procesal”. Esas voces de la Moncloa y el PSOE recuerdan que, tras jugar al escondite con la imputación, tras no respetar el secreto de sumario y después de no llamar a Gómez al principio de la instrucción, ahora la cita con un mes de antelación, sin haber escuchado a los testigos y dejando de lado el informe de la UCO que dice que la causa es agua de borrajas.

Con todos estos ingredientes, en los equipos socialistas ven claro que se ha forzado el artefacto para hacerlo estallar en campaña. Evitan eso sí hablar de prevaricación y prefieren definir la situación como “vidriosa” y “compleja”. Tampoco optan por llamarlo lawfare, aunque recuerdan que tradicionalmente todos los asuntos judiciales espinosos que pueden afectar a unas elecciones se guardan en un cajón hasta que se abren las urnas. También ha sorteado hacer una acusación tan grave Pedro Sánchez que en una nueva carta sí ha defendido que los acontecimientos de las últimas horas “tratan de interferir en el resultado electoral”.

La imputación: una excusa para la movilización

Que interfieran para bien es lo que van a buscar en el PSOE. El primero que ha dejado claro este viraje ha sido el propio presidente redactando otra misiva en la que anima a la ciudadanía a votar para darle la respuesta a Feijóo y Abascal en las urnas. Esta vez la carta no lleva aparejado un proceso de reflexión y Sánchez se declara dispuesto a plantar cara.

En el equipo de campaña creen que la imputación de Begoña Gómez puede ser el picante que anime a los votantes de izquierda indecisos a coger la papeleta de Teresa Ribera y compañía: “Puede suponer el tirón final para que recortemos la desventaja tan pequeña que nos dan ahora las encuestas”. “Dos escaños no son tanto, recuerda que hace poco tiempo el PP pensaba sacarnos 10 puntos”, subraya otra voz autorizada, que hace un vaticinio: “Si el PP no gana muy bien y no nos saca mucha distancia va a tener difícil seguir con su estrategia de oposición, ¿Va a seguir hablando entonces de Amnistía y de Begoña?”.

Precisamente, ese es exactamente el plan de Génova, que piensa que la imputación de la mujer de Sánchez devuelve la campaña al carril que ellos nunca quisieron abandonar. Tras dos semanas hablando de Palestina, Netanyahu, los euroescépticos y al auge de la ultraderecha, los gurús populares esperan que el viento haya cambiado a su favor y tener un arma con la que conquistar el voto de muchos indecisos y que sirva para que muchos potenciales seguidores socialistas se queden en casa.

Precisamente hablando de armas, recuerdan en el núcleo del Gobierno que “las espadas tienen doble filo”, dando a entender que igual esta decisión que ahora jalea el PP se puede volver en su contra. Lo sabremos este domingo.