Crónica de un adiós anunciado: el retrato político de la vicepresidenta

Su equipo califica de “valiente” la decisión de Díaz, que ha ido concadenando fracasos electorales y enfrentamientos internos

Tras los nefastos resultados de Sumar en las elecciones europeas, Yolanda Díaz dejó este lunes la dirección del partido que ella misma fundó: “Es necesario dar un paso a un lado para dar un paso adelante en la política que importa a la gente”, argumentó. Seguirá como vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo dentro del Gobierno de coalición.

Los tres diputados que consiguió el partido de Díaz este 9J dejaron sin representación en el Parlamento Europeo a Izquierda Unida. Por eso, fuentes de la formación aseguran a Artículo 14 que hay “cabreo” en la formación: “Existe la sensación de que somos a los que peor se les trata”, destacan. “Todo proyecto sin organización es efímero”, ha criticado Antonio Maillo, el coordinador federal.

El único análisis que hacen fuentes de Sumar a Artículo 14 es que la salida de Díaz de la dirección fortalecerá el partido y que apoyan su decisión, la cual califican de “valiente”. Desde la Ejecutiva aseguran que aún no hay nombres puestos encima de la mesa aunque las especulaciones ya son muchas. Y en Más Madrid confirman a este periódico que no se esperaban la decisión, pero daban por hecho que después de los resultados del 9J “iban a pasar cosas”.

Ahora, los ochenta miembros del grupo coordinador elegirán un sucesor en menos de dos semanas por mayoría simple. Queda por ver cómo se recompone Sumar, un proyecto político que desde su nacimiento llevaba el nombre de Yolanda Díaz por delante.

Claves de la trayectoria de Díaz

La vicepresidenta siempre ha estado ligada al activismo político por su padre, Suso Díaz, un veterano sindicalista de CC.OO. Abogada laboralista, comenzó en política en Galicia en 2003 como concejala de Izquierda Unida en Ferrol. Después unió fuerzas con el histórico nacionalista gallego Xosé Manuel Beiras para formar Alternativa Galega de Esquerda (AGE). En las elecciones gallegas de 2012 esa formación obtuvo 9 escaños, convirtiéndose en la oposición del PP en la Xunta.  Apenas un año después, AGE saltó por los aires por discrepancias internas. Un desenlace que recuerda a lo que ahora pasa con la coalición de Sumar.

Yolanda Díaz, durante el pleno del Parlamento de Galicia, en Santiago de Compostela

Fue la amistad que entabló con Pablo Iglesias la que le llevó a la política nacional y, en 2020, el entonces líder de Podemos la designó para coger la cartera de Trabajo. Allí Yolanda Díaz cosechó grandes éxitos. Se erige como una líder de izquierdas que consigue cerrar acuerdos con la Patronal y con sindicatos a la vez. Entre sus hitos: los ERTE durante la pandemia, la reforma laboral o las subidas del salario mínimo interprofesional.

En 2021, Iglesias abandonó la política abriendo una crisis de liderazgo en la formación morada. Pablo Iglesias se empeñó en que fuera Díaz la sucesora, ella se sintió presionada e incluso se planteó dimitir. Pero, finalmente, asumió la vicepresidencia y marcó sus condiciones. Si iba a ser la candidata a la izquierda del PSOE iba a ser a su manera: “Voy a tender puentes, la política del ruido y los muros no conduce a nada”, anunciaba ya en abril de 2021.

En julio de 2022, inició ese “proceso de escucha”. Una forma de tantear el terreno de la izquierda española e ir viendo con qué fuerzas contaba para su nuevo proyecto político.

Escuchar a la ciudadanía le llevó casi un año a Díaz. Hasta abril de 2023 no confirmó que se presentaba a las siguientes elecciones generales: “Estamos cansadas de tutelas”, gritó emocionada en Magariños la ya candidata de Sumar. En ese acto faltó Podemos. El proyecto de país que presentaba Díaz no empezaba con buen pie.

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias durante una reunión con sindicatos.

Aun así, Podemos y Sumar se presentaron en coalición a las elecciones del 23 de julio. Un acuerdo agónico que llevaron al límite a las estructuras. Sumar no quería dar un buen lugar en las listas a Irene Montero, muy desgastada políticamente tras la polémica ley del ‘Solo si es sí’. En esas elecciones generales, Sumar obtuvo 31 diputados, 4 menos que Podemos en 2019. La misma noche electoral la secretaria general de Podemos abría fuego contra Yolanda Díaz: “La estrategia de invisibilizar a Podemos no ha funcionado”, apostilló Ione Belarra. Y en diciembre de 2023 ocurrió lo inevitable: Podemos rompió con Sumar y se fue al grupo mixto.

Derrotas electorales continuadas

Negociaciones de coalición muy duras y fracasos electorales, esta es la tónica que iba a protagonizar Sumar en los siguientes comicios. Ocurrió en febrero en Galicia. Sumar y Podemos presentaron listas separadas y ninguna de las formaciones obtuvo representación. Un gran batacazo para Díaz, que no consiguió ni un solo escaño en la tierra donde comenzó su andadura política.

También intentaron ir juntos en Euskadi. Otro intento fallido y otro fracaso electoral. Si en las elecciones de 2020 el espacio a la izquierda del PSOE no nacionalista ganó en el País Vasco 6 diputados, en 2024 solo obtuvo un diputado de Sumar y ninguno de Podemos.

En Cataluña, los morados ni si quiera se presentaron por su cuenta. Sumar sumó fuerzas con los Comuns de Ada Colau y perdió dos escaños con respecto a las elecciones anteriores.

Con esta dinámica llegó Sumar a las europeas de este domingo. Una cita decisiva en la que Podemos y Sumar se medían las fuerzas. Sumar obtuvo 3 eurodiputados, Podemos 2. Perdieron un escaño con respecto a los 6 que logró la formación morada en las europeas de 2019. Un mal resultado que fue la gota que colmó el vaso para Yolanda Díaz en la que su liderazgo ya no tenía sentido.

Hace solo tres meses tuvo lugar su asamblea fundacional para sentar las bases orgánicas del partido y oficializar el liderazgo de Díaz. Una asamblea que tampoco estuvo exenta de discrepancias por la configuración territorial y las coaliciones con los partidos regionales como Más Madrid, Compromís o la Chunta Aragonesista.

De trato amable con los periodistas y sus adversarios políticos, Díaz tampoco ha conectado con algunos de sus compañeros de gabinete del ala socialista. Intentó en los últimos meses fortalecer su perfil propio, lo que no gustó nada en Moncloa. “Nos quieren hacer un sándwich”, se quejaban los suyos en la recta final de las europeas, mientras Díaz hacía bandera de medidas económicas o el reconocimiento del Estado Palestino. No es en todo el caso el final, precisan. “La legislatura comienza ahora”, y en su papel de vicepresidenta siempre ha brillado más que en el de gestora del partido, enfatizan en Sumar.

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