El Partido Popular ha sufrido su peor semana desde que Alberto Núñez Feijóo preside el partido a nivel nacional. La ley que rebaja las penas a los presos etarras ha sacudido por completo a los populares, dejando en “shock” al partido. Miembros -a todos los niveles- lo reconocen: “Este tremendo error nos pasará factura”, lamentan en las filas populares. Estructuras territoriales, barones autonómicos y cargos medios se dividen en dos grupos: los que creen que “alguien debería ser cesado” y “asumir la responsabilidad del error en primera persona” y los que esperan que el “suflé” vaya bajando con el paso de los días.
El detonante fue la votación del pasado 18 de septiembre, cuando el Congreso aprobó por unanimidad la modificación de la ley orgánica que incluye una transposición europea sobre intercambio de información de antecedentes penales. Todo el panel de votaciones con luz verde, lo que significa que PP y VOX votaron a favor. Nadie se percató de los retoques legales que se introdujeron durante su paso por la Comisión de Justicia de la Cámara Baja -en el mes de julio- y que tenían un impacto directo en el cómputo de las penas de presos etarras, y el texto siguió su trámite parlamentario normal hasta llegar al Senado. En la Cámara Alta tampoco se enmendó nada. En la cúpula popular pasaron en solo 24 horas de calificarlo como un “error generalizado” a un “error injustificable”.
Así, Feijóo asumió en primera persona el tremendo fallo, sin titubeos. En cuanto se enteró telefoneó a la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Maite Araluce, para disculparse. Al día siguiente volvió a pedir “disculpas” a las víctimas del terrorismo por el “injustificable error” cometido al no percatarse de la “treta parlamentaria” del Gobierno colando la reforma. Una “artimaña” que calificó como “indecente“” y propio de la “bajeza moral” del PSOE. El líder del PP apeló al Gobierno a que retirase el texto, ya que es el único que puede frenar la reforma: “Queremos paralizar esta indecencia, el pacto encapuchado entre Bildu y el Gobierno (…) están a tiempo de tener que ahorrarse, agachar la cabeza por no poder mirar a los ojos”, lamentó el presidente popular.
En medio de la desesperación, el PP -aprovechando su mayoría absoluta en el Senado- retiró del orden del día en la Cámara Alta la votación final de la polémica normativa. Un retraso que no sirve para nada, solo para ganar tiempo. Fuentes populares critican esta decisión en privado: “No hay solución y únicamente sirve para alargar el tema y que estemos una semana más hablando de ello”, explican miembros del PP. La votación será este lunes 14 de octubre, a las 12:00. Cargos intermedios del PP aseguran que las “disculpas no valen” y que es necesario “un cese o dimisión” con urgencia. Ha sido una cadena de errores, demasiadas personas.
La cúpula no quiere oír hablar de dimisiones
En este punto, Génova descarta -de momento- dimisiones y sanciones. Hablan de “error colectivo” y aseguran que “no van a apuntar al eslabón más débil”, explican desde la dirección nacional. Miembros del propio Comité Ejecutivo Nacional tildan lo ocurrido de “bochorno tremendo”. “Hay mucha gente: asesores, equipo jurídico, ponentes (…) alguien no ha hecho su trabajo”, aseguran en privado estas fuentes que piden cambios en los equipos del Grupo Parlamentario.
El propio alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, vaticinó que “habrá consecuencias políticas” para el partido. El presidente de Murcia, Fernando López Miras -en declaraciones a La Sexta- aseguró que existía una “falta en las diligencias en el estudio de la documentación de la enmienda”, pero ponía el foco en que los votos del PP “no eran decisivos” para el resultado e indicó que el único responsable directo es el Gobierno de Sánchez.
Pero el “error injustificable” no ha sido lo único que ha provocado críticas internas y externas. Durante la sesión de control al Gobierno hubo una “sorpresa” que no gustó a todos los sectores del PP. La hermana del edil de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y actual senadora del PP, Marimar Blanco, acudió al Pleno “sabiendo que Feijóo empezaría su intervención hablando del asunto de los presos”, según remarcaron desde Génova. Entró en el hemiciclo mientras el presidente del Gobierno comparecía. Toda la bancada popular se puso en pie para aplaudirla. Algunos vieron en esa escena una “instrumentación poco acertada”. Ante ella, Feijóo reiteró sus disculpas a todas las víctimas por el error de su partido.
Durante la misma sesión de control, el portavoz parlamentario popular, Miguel Tellado, mostró unas fotografías de algunos asesinados por la banda terrorista y provocó la indignación de familiares. Varios se lo recriminaron en público, entre ellos, Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo y hermana de Gregorio Ordóñez, político popular asesinado por ETA en 1995. Miembros del PP creen que la “sobreactuación” no les beneficia. Sostienen que no se debería exponer a las víctimas y que se deberían limitar a señalar al Gobierno como responsable. En privado barones autonómicos apoyan a Miguel Tellado. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, cree que el portavoz está realizando una gran labor al frente de la Cámara Baja.
Así, la semana termina y Feijóo solo piensa en pasar página. Para ello ha retomado su agenda social y mañana se reúne con el presidente de la patronal, Antonio Garamendi y con CCOO para avanzar en su Ley de Conciliación. En los próximos días también registrarán su Ley de Vivienda.
Abascal termina con su purga interna.
Lo cierto es que VOX cometió el mismo error que el PP y también ha sufrido las consecuencias. En la sede nacional han recibido varias llamadas durante la semana pidiendo darse de baja de afiliación, según explican fuentes de la dirección de la calle Bambú.
Una herida que la histórica dirigente del partido, Rocío Monasterio, utilizó para lanzar un dardo a la dirección tras ser apartada como presidenta de VOX en Madrid: “No sabía que yo era la directora del grupo jurídico del Congreso sin haberme enterado”, ironizó Monasterio antes de entregar su acta como diputada autonómica y abandonar -de momento- la política.
Con la salida de Monasterio termina una purga interna que Abascal comenzó hace mucho tiempo. Una larga lista con destacados nombres como los exlíderes Espinosa de los Monteros o Macarena Olona, además del gurú económico, Rubén Manso. Poco queda de la foto original de los fundadores del partido. La cúpula quería apartar a Rocío Monasterio desde hace un año y medio y ahora- sin procesos electorales de por medio- han culminado su objetivo. Monasterio podría haberse aferrado a su silla como diputada rasa. No lo ha hecho y ha abandonado VOX para siempre. Era la crónica de una salida anunciada.