Cuenta que cuando recibió la llamada de la Fundación Princesa de Girona, a principios de mayo, su corazón “explotó de emoción”. La química venezolana Yarivith Carolina González atravesaba un momento vital de no saber hacia dónde dirigirse, y recibir este reconocimiento a su trayectoria vital y esfuerzo fue para ella “un baño de agua tibia y esperanzador”. Primero, le dieron la noticia de que había quedado entre los finalistas, y después, cuando supo que había ganado, pensó: “Sí merecía la pena. Éste es el camino”.
¿Qué había pasado para para pensar que no le merecía la pena seguir?
Cuando terminé mi carga académica doctoral, me dediqué a la escritura de tesis, y tuve por una necesidad personal y familiar que retornar a Venezuela. Y las probabilidades de desarrollar la investigación en mi país son bastante inciertas.
Entiendo que el gobierno de Maduro no favorece la investigación.
La inestabilidad que se vive actualmente no es un secreto para nadie. Entonces, tuve que desarrollarme nuevamente a nivel personal y profesional. Y tuve que emigrar, lanzarme al vacío.
¿Dónde emigró?
Ahora estoy en Suecia. Mi propósito en la vida es seguir combinando el saber científico con el saber social, el trabajo voluntario y poder aportar mi conocimiento.
¿Por qué escogió Suecia?
Mi esposo y yo siempre vivimos donde nos da la corazonada, y cuando llegamos acá nos encontramos con un panorama bastante interesante, específicamente en temas de desarrollo sostenible. Y los dos somos ambientalistas, mi esposo es activista de los derechos humanos por el tema ambiental y abogado. Y yo toda la vida me he desarrollado en trabajos voluntarios por el desarrollo sostenible, combinándolo con investigación.
¿Por qué se le ocurrió centrar la investigación en el desarrollo de métodos y procesos sostenibles para la investigación de los metales valiosos?
Todo comenzó cuando en Argentina trabajé con el Grupo de Metalurgia Extractiva de la Universidad Nacional de San Luis. Trabajan con temas de extracción de metales de diferentes fuentes. Entre ellas estaba emanando un nuevo proyecto, el del reciclado de estos materiales a partir de baterías de litio. Entonces, en ese momento, se dio la oportunidad de hacer unas pasantías en la Universidad, y a partir de allí hubo un interés mutuo. Combinamos dos grandes misiones: tanto lo que traía el grupo en ese momento del reciclado de baterías, como lo que yo traía desde mi punto de vista ambiental. Obtuvimos hallazgos bastante importantes e interesantes. El valor agregado de esta investigación es la disminución del impacto ambiental. Una vez las baterías son agotadas, se ofrece un material que previamente ha sido extraído de los recursos naturales. Y se inserta nuevamente en la cadena de producción, impulsando la circular.
¿Qué es lo que más le enamoró de esta investigación?
Sin duda estar solventando un problema que hoy en día en Latinoamérica no es tan grave entre comillas, por supuesto, porque no tenemos una masa de autos eléctricos, pero que sin embargo sí la tenemos de residuos electrónicos con los celulares. Y, al darnos cuenta de que funciona, damos un paso hacia adelante, a pesar que nosotros en Latinoamérica no tengamos aún un amplio mercado actual de autos eléctricos. Sin embargo, nos estamos adelantando a lo que puede ser una situación problemática dentro de 5 o 10 años.
Una solución preventiva.
Sí, te puedo poner de ejemplo el plástico. Hoy en día es un momento grave que pudo haberse atajado antes. Si no vemos el problema luego va a ser más difícil solucionarlo.
Desde algunos sectores se apuesta por volver al combustible por el precio de los coches eléctricos y el que también contaminen. ¿Cuál es su opinión?
Hay que saber hilar muy fino con estos temas porque hay que ver qué se persigue. Yo invitaría realmente a todos a abrir un poco la mente y mirar de acuerdo al contexto en el cual nos encontremos. ¿Qué nos beneficia más? Porque si nos vamos a los países que son ricos en petróleo a nivel mundial, ellos van a defender su posición. Y eso está bien porque es lo que les produce dinero para sostener a su a sus ciudadanos. Igualmente, si nos vamos a otro tipo de países que producen otra tecnología, pues también van a defender su posición. La idea es conciliar la tecnología con lo que beneficie más a la sociedad y al medio ambiente.
Usted apuesta firmemente por la divulgación.
Sí, creo que hay que hacer ciencia que pueda ser transferible y solvente la problemática de una determinada sociedad. Porque los problemas que podemos tener hoy en día en Suecia no tienen nada que ver con los que hay en el norte de Venezuela. Es el mismo problema con un tratamiento distinto.
¿De qué manera pueden avanzar los científicos de la mano de la sociedad?
El interés científico se se está despertando de una manera vertiginosa, sobre todo porque los científicos que se están en formación están transfiriendo sus conocimientos desde un punto de vista práctico y real. Desde las ONGs en las que he trabajado, nos hemos trasladado a ciertas comunidades y hemos detectado situaciones problemáticas desde el punto de vista de la contaminación, por ejemplo. Y esto nos ha ayudado a nosotros a explicar con un tecnicismo más básico a la sociedad. Dejar a un lado los principios básicos de las ciencias duras, como la química, la física, siempre respetando lo que lo que significa, y de esa manera enamorar a las nuevas generaciones para que ellos puedan desarrollar investigaciones y ayuden a su vez.
¿A veces se considera que los científicos son enemigos del medio ambiente?
Sí, y no es así. Tenemos que tener mucho cuidado con eso. Nuestro deber es precisamente hacer una ciencia amigable con el ambiente. Mis investigaciones son un claro ejemplo de ello.
¿Cuáles son sus futuros proyectos?
Concluir prontamente la defensa de mi tesis doctoral y seguir trabajando en esta línea: el siguiente paso sería la síntesis de nuevos materiales para ponerlos a disposición de otro tipo de industrias. Es decir, no solamente fabricar nuevas baterías, sino profundizar un poco más en las cadenas de producción circular. Y, por supuesto, seguir divulgando ciencia alrededor del mundo, que es lo que realmente me apasiona.